ANÁLISIS VERTELE

Llega la réplica a nuestro alegato en defensa de Jordi Évole y su 'Operación Palace'

Llega la réplica a nuestro alegato en defensa de Jordi Évole y su 'Operación Palace'

Tras conocerse la noticia de que Jordi Évole y su Operación Palace en laSexta serán juzgados por la Comisión de Arbitraje, Quejas y Deontología de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (Fape), Vertele publicó un alegato en defensa del reportero de laSexta y su especial del 23-F.

Hoy les ofrecemos la réplica de Alejandro Perales, presidente de la Asociación de Usuarios de la Comunicación (AUC), el organismo que pidió la apertura de un expediente a Atresmedia y a Évole por posible incumplimiento de las normas deontológicas del periodismo.

Quiero agradecer, en primer lugar, la oportunidad de responder a vuestro artículo de opinión del pasado día tres de abril “Alegato en defensa de Jordi Évole y ‘Salvados’. Seguramente hubiera sido más afortunado titularlo Alegato en defensa de Jordi Évole y ‘Operación Palace’, porque en ningún momento se ha puesto en cuestión aquel magnífico programa, sino únicamente este especial sobre el 23F; pero, bueno, ello no afecta al fondo del alegato al que me propongo contra alegar.

Recojo así el guante, en forma de recomendación, incluido al final de vuestro artículo: “Sería bueno que tanto la AUC como la FAPE aclaren el sentido de su decisión para que los espectadores, periodistas y lectores en general sigan considerando que son entidades respetables y que no se mueven por intereses distintos al rigor informativo y a la defensa de los derechos de profesionales y consumidores de medios de comunicación”. Por lo que respecta a AUC, la posibilidad de que se nos siga considerando una entidad respetable, aun cuando no se esté de acuerdo con nuestra iniciativa, es razón suficiente para repetir lo ya explicado a quien ha querido escucharnos.

“Nuestro propósito es que se reflexione sobre los límites de la información y ficción”

Lo que hemos pretendido al dirigirnos a la FAPE no ha sido cuestionar si lo que cuentan un determinado medio y un determinado periodista sobre el 23 F es verdad, o si ha habido manipulación informativa y carencia de veracidad en lo contado. Nuestro propósito es que se reflexione, y precisamente desde una instancia de naturaleza deontológica, sobre los límites entre información y ficción; sobre la legitimidad o no de su hibridación y en qué condiciones; sobre las cautelas que deben adoptarse en tales “experimentos” para no abusar de la buena fe de la audiencia (una audiencia, no lo olvidemos, con formación muy diversa); sobre la obligación, en definitiva, de veracidad informativa no sólo en el fondo sino también en la forma. Y ello en un momento en el que, por diferentes motivos, el periodismo pasa por una importante crisis de credibilidad.

“No esperábamos la virulencia de algunas críticas”

Al igual que nos hemos hecho eco de quienes piensan que el programa rozó o vulneró determinados principios deontológicos de la buena praxis periodística, entendemos que haya otras personas que consideren que el caso no tiene objeto porque al fin y al cabo se trata de un espacio de ficción. Lo que no esperábamos es la virulencia de algunas críticas, y tampoco la reiterada sospecha sobre las razones últimas de nuestra actuación, que me han recordado aquella respuesta de Metternich cuando le informaron de que el embajador ruso acababa de fallecer: “me pregunto por qué lo habrá hecho”.

Apelando al principio de la navaja de ockham, diré que el motivo más sencillo para explicar nuestra actuación en este caso es también el verdadero. Por empezar en clave personal, a mí las promos del programa -no descarto que por déficit de atención- me llevaron a pensar que se trataba de un reportaje con primicias sobre el 23 F, presunción avalada por el prestigio de Jordi Évole en el campo del periodismo de investigación (detalle éste nada baladí). Fue por ello por lo que decidí ver el espacio el día y la hora de su emisión televisiva, si bien, como tengo ya una edad, a las primeras de cambio se me cayeron los palos del sombrajo y entendí que era una fabulación arropada animosamente por algunos de sus testigos y participantes. La verdad es que no le di mayor importancia, e incluso al día siguiente, a preguntas de algún periodista, hice unas declaraciones quitando hierro al asunto y distanciándome de las primeras críticas, remitiéndome yo también, como otros, a la Guerra de los Mundos, a Camaleó, a Spielberg, a La verdad de las mentiras, etc., etc. Seguro que habéis encontrado tales declaraciones en vuestro exhaustivo trabajo hemerográfico.

“Recibimos quejas de personas que se sintieron defraudadas”

Pero lo importantes es que, a partir de la emisión, y a lo largo de varios días, empezamos a recibir quejas de personas que decían sentirse defraudadas en su buena fe y en sus expectativas previas, iniciales y casi-casi finales sobre lo que consideraban un informativo, a pesar de que -faltaría más- al término del programa se desvelara la verdad del cuento. Y también comentarios de profesionales de los que sabemos que, además de ejercer el periodismo, reflexionan sobre él, preocupados por esa entremezcla de periodismo y ficción y preguntándonos si íbamos a hacer algo desde el punto de vista de la ciudadanía y de su derecho a recibir información veraz. Profesionales, por cierto, con un perfil inequívocamente progresista; aunque ello no debería tener la más mínima importancia, lo dejo caer. Finalmente, decidimos hacer algo que sirviera, como ya he explicado, para promover la reflexión y el debate, y decidimos llevar el tema a la Comisión de la FAPE, a la cual, además, estamos adheridos, como muchas agencias, medios y asociaciones de periodistas de este país.

Nos reprocháis en vuestro artículo que nunca hasta ahora hayamos denunciado casos de manipulación informativa. Tras reiterar que para nosotros este caso no tiene que ver, en sentido estricto, con la manipulación informativa, he de decir que la aseveración no es del todo cierta. Solos o en compañía de otros nos hemos pronunciado unas cuantas veces ante esa manipulación, y recuerdo así a bote pronto asuntos relativos a TV3, a Telemadrid, a RTVV o a RTVE, e incluso hemos interpuesto denuncias (de las de verdad) contra alguna de esas cadenas. Tampoco es la primera vez que acudimos a la FAPE y a su Comisión de Quejas y Deontología.

“Tenéis razón en que nuestra actividad frecuente va por otros derroteros”

Pero, bueno, al fin y al cabo tenéis razón en señalar que nuestra actividad más frecuente va por otros derroteros. Por ejemplo, como decís, por el de la publicidad ilícita, aunque despachéis nuestra extensa labor, plasmada en centenares de reclamaciones, denuncias y demandas en tribunales, por no hablar de multitud de propuestas de enmienda en los parlamentos autonómicos, nacional y europeo, con una mera referencia a “los vigorizantes sexuales y productos milagro”. O por la oferta de la TDT, aunque también aquí os limitáis a hablar de la reantenización, muy importante sin duda, pero obviáis nuestras exigencias de mejora de calidad o nuestro rechazo al cierre de canales; asunto éste, por cierto, en el que estáis realizando una magnífica labor, pero sobre el que AUC viene también advirtiendo al menos desde diciembre de 2013.

“Queremos crear un observatorio de calidad informativa y función social de los medios”

Voy terminando. La verdad es que nos encantaría contar con la posibilidad de constituir un observatorio sobre la calidad informativa y la función social de los medios que monitorizara (horrorosa palabra) aspectos como el pluralismo, la neutralidad, la veracidad, la separación entre información y opinión, el respeto a los derechos de las personas, etc. De ser así, no os quepa duda de que actuaríamos sin distinción de ideologías. Y también sin distinción de la titularidad del medio, ya fuera ésta pública o privada, excepto para las diferencias que la normativa establezca. Mientras tanto, estamos abiertos a recibir cualquier queja en materia de información y a gestionarla, si cabe, a través de la vía más adecuada, tanto deontológica como legal.

Gracias de nuevo por la oportunidad y un cordial saludo.

Alejandro Perales. Presidente de AUC

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