En el año 2015, el primer gobierno popular de Mariano Rajoy dictó una ley que ampliaba el IVA cultural hasta un 21%, en una decisión que ha supuesto una importante traba al futuro de los teatros españoles.
En mayo de ese año, el reconocido actor Carlos Olalla (La Embajada, Cuéntame, Víctor Ros, Velvet, El tiempo entre costuras...) anunció que no volvería a subirse a las tablas hasta que ese IVA se redujese, y tanto tiempo después se mantiene firme, aunque le está saliendo muy caro.
En septiembre, el programa La Ventana habló con él y éste les explicó que ya no llegaba a fin de mes, y ahora ha confesado que lleva 5 días recitando poesía junto a su madre, la actriz y escritora de 83 años Cristina Maristany, porque no tienen dinero para comer, explica la Cadena SER.
“Es el teatro de la vida en el que estamos”
Pese a lo dramático de su situación, Olalla prefiere ver la parte positiva asegurando que “a veces hay que bajarse de los escenarios para no perder contacto con la realidad”, y lamenta que él ejemplifica “el teatro de la vida en el que estamos”.
Tanto el actor como su madre se toman esta iniciativa como una reivindicación: “Es decirles: 'estamos aquí para leeros unos poemas porque estamos en paro como la mayoría de nuestros compañeros y compañeras de profesión, y queremos reivindicar algo que nos afecta a todos: que en este país los artistas puedan vivir de este trabajo'”.
Por ello no se arrepiente, reflexionando: “Creo que lo que estamos haciendo es algo muy digno que refleja la situación por la que pasamos la mayoría de actores y actrices”, lamentando que “en nuestra hambre y en nuestra dignidad mandamos nosotros, no ellos, y eso es lo único que nos queda”.
“No me asusta nada ser pobre, lo reconozco con orgullo”
Su madre, Cristina Maristany, cuenta sin el menor problema que “no me asusta nada ser pobre, lo reconozco con orgullo”, y destaca algo de su experiencia en el Metro: “Un calor humano, una respuesta increíble”.
Tanto ella como su hijo resumen que su situación y la de tantos otros “solo se puede definir con una palabra: hay un menosprecio por la cultura”. “¿Por qué están criminalizando la cultura? Porque no quieren que la gente piense. ¿Qué podemos hacer los actores y actrices? Luchar para que la gente piense”, anima Olalla.