TVE ha inaugurado la 8ª edición del FesTVal de Vitoria estrenando‘La sonata del silencio’, su nueva apuesta de ficción para esta temporada.
La ficción es la adaptación de la novela homónima de Paloma Sánchez Garnica que cuenta la historia de una comunidad de vecinos española durante los años 40, en los que la posguerra afecta a las familias de forma muy diferente.
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Ingredientes que la hacen brillar pero una pretención que la frena
La serie está protagonizada por Marta Etura, Eduardo Noriega y Daniel Grao, que dan vida a Marta, Rafael y Antonio. Un trío de personajes con tantas cosas por esconder como escala de grises muestran en este primer capítulo.
Además, la ficción cuenta con Lucía Jiménez, Fran Perea y Claudia Traisac como secundarios de lujo. Un lujo del que también hace gala la realización, dirección y producción del primer capítulo, que alardea de unos decorados naturales que el espectador agradece.
Pero aún así, ese público al que va destinado no soy yo.
Los primeros minutos me invitaron a entrar en la España de la primera mitad del siglo XX, con una música y una ambientación acordes a la historia. Las miradas entre Grao y Etura, los silencios entre Lucía y Noriega y las notas del piano que envuelven esa presentación hace presagiar una historia a fuego lento plagada de matices más interpretativos que explicativos.
Pero, a partir del salto temporal eso queda en agua de borrajas y las tramas se tropiezan por llegar a su final, perdiendo el ritmo y la credibilidad de la historia y vaciando mucha de la poesía que había en un primer momento.
La pretenciosa realización de algunos planos me hacía esperar un giro de guión que nunca llegaba. Y algunas de las actuaciones me dejaron tan fría que parecía que Grao me contagiaba su tos (por cierto, qué bien tose el chico, pero qué tos más incómoda para el espectador).
Una caja de música con Marta Etura como bailarina
La banda sonora es otro de los ingredientes clave de 'La Sonata del silencio', de hecho, en ocasiones parece que abrieras una caja de música en la que Marta Etura se balancea con un tutú. Algo agradable pero en ocasiones demasiado trillado, como cuando subrayan con melodía los momentos dramáticos en los que el espectador ¡debe sentir!
“Un paso adelante”, decían en la presentación de la serie los directivos de TVE, y quizá lo sea ya que se atreven a saltarse algunas convenciones de género que ubican al espectador. Estás frente a un drama que por instantes se transforma en comedia.
Una protagonista fuerte en un mundo de hombres débiles
Aún así, no es una serie fallida, simplemente no soy su público: ni me atrapa la historia, ni la forma de contarla. Pero a la salida del estreno la gran mayoría de espectadoras – mujeres de más de 60 años- estaban encantadas con ese primer capítulo del que destacaban la actuación de Marta.
Y no me extraña, es un personaje bien perfilado e interpretado con el que muchas señoras se identificarán. Como decía López Puig – director de ficción de TVE – “es una serie hecha por y para mujeres” (no para todas pero sí para muchas).
Etura es una mujer fuerte, capaz de todo por mantener a flote a su familia (incluso de trabajar). Aunque los hombres de su alrededor estén enfermos o caigan en tentaciones de 'débiles' ella seguirá luchando por mantener a los suyos. Un espíritu con el que se sentirán reflejadas muchas mujeres y una sociedad machista que recordarán otras muchas.
Fran Perea se alza como la gran sorpresa
Y aunque creo que Etura tiene mucho que enseñar aún en los ocho capítulos restantes, el que realmente brilla en este primer episodio es, para sorpresa de muchos, Fran Perea en la piel de Mauricio Canales.
Por fin un papel dramático para el actor. Por fin se ha (y han) atrevido a despojarlo de la imagen de jovenzuelo caradura de buen corazón y le han imaginado como a un hombre maduro codicioso y egoísta.
Nunca le habíamos visto en un papel tan desagradable y tanto él como el público lo aplaudimos. Él por desencasillarse y nosotros por descubrir nuevos registros de un actor que aún nos guardaba sorpresas.