Desde que en el siglo IX se encontraran los restos atribuidos al apóstol Santiago el Mayor, situados en la cripta de la catedral de Santiago de Compostela, en Galicia, las peregrinaciones a lo largo y ancho del viejo continente no han cesado. Pronto el Camino de Santiago se puso al nivel de las peregrinaciones a Roma y a Jerusalén y hoy sigue atrayendo a viajeros de todas las nacionalidades.
El origen religioso de esta peregrinación ha ido evolucionando en las últimas décadas, los caminantes son movidos por una amplia diversidad de motivos, y la importancia que tuvo el Camino de Santiago durante la Edad Media se vuelve a repetir en nuestros días. Tanto que en 2017 la Oficina del Peregrino registró más de 300.000 peregrinos procedentes de un total de 160 países, y es que el Camino de Santiago crece y crece año tras año.
Elijas el camino que elijas y camines los kilómetros que camines, el Camino de Santiago será capaz de ofrecerte una experiencia viajera como pocas, en las que a ritmo de zancada irás conociendo tanta gente como lugares de interés.
Los caminos que llevan a Santiago
No existe un Camino de Santiago, sino infinidad de Caminos de Santiago. Siglo tras siglo los peregrinos han llegado desde los lugares más recónditos y esto hace que cada senda o que tuviera como destino Santiago de Compostela se convirtiera en un Camino de Santiago, por lo que Europa está plagada de ellos. Recorridos que como si fueran afluentes de un río se van unificando hasta llegar a un mismo final.
Dependiendo de donde partan los peregrinos así se conocen los diferentes caminos, por lo que entre las principales rutas de peregrinación encontramos el Camino Portugués, el de la Vía de la Plata, el Camino Inglés, el Camino del Norte, el Camino Primitivo, el Camino Francés por Somport y el Camino Francés por Roncesvalles, siendo este último el más popular y concurrido de todos. Una vez en Santiago la ruta se prolonga en el Camino a Finisterre, por el que los peregrinos continuaban hasta llegar a “el fin del mundo” en la Costa da Morte.
A pie, en bicicleta o a caballo
Hay varias maneras posibles de hacer el camino. La más popular y tradicional es hacerlo a pie, ya que es también la más económica y físicamente asequible. Más del 90% de los peregrinos deciden hacerlo caminando y son ellos los que tienen preferencia en los albergues. Optar por hacerlo en bicicleta tiene cada día más seguidores, en 2017 representaron el 7% de los peregrinos, y caminos y albergues se han ido adaptando para que su paso sea más sencillo. Además, aún hay quien hace el camino a caballo, pero hoy en día apenas suman el 0,14% de los peregrinos.
La Credencial del peregrino y la Compostela
La Credencial del peregrino es el documento que te acredita como tal. Esta cartulina plegada a modo de acordeón recoge tus datos y el lugar donde comienzas el camino. En la Edad Media servía de salvoconducto pero hoy en día es la manera de recoger los sellos de albergues e iglesias que encontrarás a tu paso. Esta Credencial la podrás conseguir en cofradías y asociaciones de peregrinos, iglesias y albergues, lo ideal es que puedas hacerte con una antes de comenzar tu marcha. De hecho, es básica para que un albergue te reconozcan como peregrino y puedas dormir en él, pero también para que una vez llegues a Santiago te puedan entregar la Compostela. ¿La qué?
El documento que acredita que has hecho la peregrinación es la Compostela, pero para ganarla deberás haber hecho un mínimo de 100 km andando o 200 si vas en bicicleta, algo que podrán comprobar gracias a los sellos que habrás ido estampando en la Credencial. Una vez en Santiago te la facilitarán en el Cabildo catedralicio de la Plaza de la Quintana y, aunque hasta hace no mucho se debían alegar motivos religiosos, hace unos años la Compostela se adaptó para recoger a todo tipo de caminante, sean cuales sean sus motivos.
Tu mochila para hacer el camino
Llevar una mochila demasiado grande es el principal error que se puede cometer al hacer el Camino de Santiago, ten en cuenta que cargarás con ella día tras día. Es recomendable que su peso sea como máximo el 10% de tu peso, pero verás que tendrás que hacerla meticulosamente porque pronto superarás esos kilos.
Lleva las mudas justas y necesarias para poder ir lavando ropa por el camino, elige una cámara de fotos ligera y un botiquín de viaje mínimo. Incluso una guía del Camino de Santiago te puede pasar factura si es un libro demasiado pesado, verás que hay un gran número de Apps disponibles. Es importante elegir una buena mochila, cómoda y ligera, que descargue bien el peso en la cadera y con bolsillos para poder llevar cosas a mano. Por supuesto, no olvides una buena capa impermeable, raro sería no necesitarla, y un calzado cómodo con el que ya hayas caminado antes, ir de estreno sería un error.
Unos cuantos consejos para tener un buen camino
Dónde dormir en el camino
A lo largo del camino encontrarás multitud de albergues públicos en los que podrás dormir de manera gratuita, pudiendo siempre dejar una aportación económica si así lo deseas. Evidentemente las camas son limitadas y en épocas de gran afluencia se pueden llegar a agotar, por lo que pueden entrar las prisas de finalizar rápidamente cada etapa para llegar al siguiente albergue cuanto antes, perdiendo gran parte de la esencia del camino. Encontrarás muchas otras opciones, como hospederías y hoteles de pago, o incluso zonas para acampar.
Cuándo hacer el camino
En los meses de verano es cuando el camino ofrece su mejor cara y mayor afluencia de peregrinos encontraremos, dificultando los alojamientos. Será muy caluroso en según qué puntos pero menos lluvioso una vez en Galicia. Primavera y otoño pueden ser muy buenas opciones, con menos gente y temperaturas más llevaderas, pero nada te librará de necesitar un buen impermeable.
Escoger el camino y dividir las etapas
El Camino Francés es el más popular de todos, una espectacular ruta cargada de historia, pero también el más concurrido, sobre todo si además coincide en Año Santo (cuando el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, cae en domingo). En las demás rutas encontrarás una menor afluencia de peregrinos.
A la hora de dividir las etapas en muchas ocasiones será la distancia entre los albergues la que te marque tu día a día, pero cuando puedas elegir es recomendable caminar unos 20 km al día.
¿Cómo sigo el camino?
Todo el Camino de Santiago está indicado mediante flechas amarillas y el símbolo de la concha de la vieira, por muy lejos que estés no tienes más que seguirlas para llegar hasta Santiago de Compostela. En muchas ocasiones encontrarás hitos kilométricos indicando la distancia restante hasta tu meta.
Preparación física
Si no sueles moverte mucho no te vendrá nada mal prepararte un poco antes de emprender el Camino de Santiago. Comienza un par de meses antes con marchas cortas hasta llegar a rutas de varios kilómetros con las que ir tonificando tus músculos e ir acostumbrando tus piernas. Mucho mejor aún si además lo haces con mochila y el calzado que llevarás al camino.
Cuidando la salud del peregrino
Las ampollas y las tendinitis son los principales enemigos del peregrino. Para evitar las primeras usa calcetines sin costuras, un buen calzado que se adapte bien a tu pie y que sea exactamente de tu talla, en casos difíciles podrías recurrir a vaselina. La tendinitis la podrás evitar con una buena preparación física, algo de calentamiento al comienzo de cada jornada y algunos estiramientos una vez que llegues a tu destino, así estarás listo para descansar y recobrar fuerzas para el día siguiente.