La ciudad de Praga tiene rival dentro de sus fronteras. Se trata de Karlovy Vary, un municipio en el extremo oeste de la República Chequia. A diferencia de Praga, esta urbe no es famosa por sus monumentos o su antiquísima historia. El secreto del éxito de Karlovy Vary reside en sus aguas, que la convierten en la ciudad balneario más famosa de Europa.
Karlovy Vary es un gran referente en aguas termales, por lo que lo es deseable pasar aquí alguna noche y así poder disfrutar de sus excepcionales balnearios. Y no está de más, tampoco, ver la ciudad iluminada. Se trata de una localidad que puede visitarse en un solo día gracias a su reducida extensión, pero debes tener en cuenta que está a unas dos horas de viaje de distancia desde Praga, por lo que la ida y la vuelta puede llevarte hasta cuatro horas en total. Es por esto que recomendamos que visites Karlovy Vary con tiempo, en un viaje a la República Checa que comprenda varios días.
Karlovy Vary cuenta con 13 fuentes termales, además de otras 300 de menor entidad, todas ellos alimentadas por unos 80 manantiales. El nombre de la ciudad significa “baños termales de Carlos”, en honor a Carlos IV, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico, fundador de la villa en 1350. Carlos IV descubrió el poder curativo de estas aguas al ver que se le había curado una dolencia en una rodilla.
El crecimiento del turismo y el interés por los beneficios de las aguas termales en el siglo XIX hicieron que esta ciudad cobrase mucha fama internacional durante aquellos años. El ferrocarril desde Praga situó a Karlovy Vary en el mapa, atrayendo a grandes personalidades de toda Europa, como Beethoven, Chopin o Goethe, que acudieron a la ciudad balneario para probar sus aguas. Sus aguas se han asociado al tratamiento de dolencias gastrointestinales, musculares, trastornos del metabolism, como diabetes, obesidad o gota, y periodontitis.
La Columnata del Molino
Además de los balnearios, en Karlovy Vary muchos de los manantiales termales disponen en las llamadas columnatas, una especie de pabellón abierto o galería donde se ubican las diferentes fuentes. Hay tres columnatas principales: la del Molino, la del Mercado y la del Parque. En Karlovy Vary, la parte más importante del tratamiento termal se hace bebiendo el agua de estas fuentes, gracias a las características del agua. Es por esto que verás a la venta jarritas de porcelana, que muchos portan consigo para consumir estas aguas.
La Columnata del Molino es la más famosa por su belleza y tamaño. Se trata de una larga construcción, de unos 130 metros de largo, de estilo neorrenacentista situada en el paseo que recorre el río Teplá. Es uno de los principales atractivos de la ciudad, ya que en ella se encuentran seis manantiales de aguas termales. Las doce esculturas que decoran la columnata representan los meses del año.
A pocos metros de la Columnata del Molino se encuentra la del Mercado, que se diferencia del resto por estar realizada en madera pintada de color blanco e inspirada en la arquitectura suiza. En su interior hay dos fuentes: la del Mercado y la de Carlos IV, que emanan agua de un peculiar sabor sulfuroso. Cerca de esta columna se encuentra la Columna de la Peste, un imponente monumento de estilo barroco dedicado a la Santísima Trinidad, a la que se le atribuye evitar la expansión de la peste en 1716.
Pabellón de las Fuentes Termales
También conocido como la Columnata del Hervidero, el Pabellón de las Fuentes Termales es un moderno edificio de cristal ubicado a orillas del río y frente a la iglesia de Santa María Magdalena. Su construcción es de los años 70, tras haber sido destruida la anterior columnata durante la Segunda Guerra Mundial, por lo que contrasta con el resto de monumentos, que por lo general son de corte neorrenacentista y barroco.
El interior alberga “el géiser”, también conocido como el Hervidero de Karlovy Vary. Se trata de un gran chorro de agua que sale disparado a gran altura desprendiendo una cálida humareda, ya que la temperatura es de 72 grados. Además de ser el manantial más caliente de la localidad, el flujo del agua es de 2000 litros por minuto.
Otra de las mejores cosas que hacer en Karlovy Vary y en este edificio es un tour por el subsuelo donde verás todo el mecanismo de bombeo, distribución y regulación térmica del agua de manantial.
Aprovecha tu visita para dar un imprescindible paseo a lo largo del río Teplá. Las vistas son espectaculares tanto si miras a esta afluencia de agua de forma directa como si le das la espalda para admirar los edificios situados en sus orillas, de un característico color pastel.
El Gran Hotel Pupp
No solo es uno de los mayores ejemplos de arquitectura imperial en Karlovy Vary, también es una opción de hospedaje si el bolsillo acompaña. Famoso por ser escenario de la película Casino Royale (James Bond) y servir de inspiración para la comedia El Gran Hotel Budapest, el hotel está compuesto por dos edificios neobarrocos y se inauguró en 1907.
Además de contar con un spa y un centro de conferencias, este hotel dispone de 228 habitaciones que han estado ocupadas por personajes célebres como Ludwig van Beethoven o actores de Hollywood, cuyos nombres se encuentran escritos en baldosas situadas en el suelo, justo enfrente del hotel.
Una parada obligatoria para los amantes de los dulces es el Café Pupp, dentro del hotel del mismo nombre. Se trata del lugar perfecto para descubrir postres tradicionales checos, pero también es imprescindible probar la tarta Pupp, que recibe su nombre por el fundador de esta afamada familia de Karlovy Vary, un reputado confitero de la ciudad. Se trata de una receta de casi 300 años, un rico bizcocho elaborado con un licor de hierbas llamado Becherovka.