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Para comprender Ciudad Rodrigo tendríamos que verla desde el aire, la mejor manera de contemplar su fortificación a prueba de cualquier enemigo. Estamos al oeste de la provincia de Salamanca, casi ya en Portugal, y las historias que podremos conocer en esta visita nos remontarán atrás en el tiempo, muy atrás. Tanto que podríamos llegar hasta el Neolítico.
Ciudad Rodrigo, con el rico patrimonio que encontramos dentro de sus muros, tanto religioso como civil, tiene motivos suficientes para estar considerada Conjunto Histórico-Artístico desde 1944. Aquí los vetones en el siglo VI a.C. fundaron Miróbriga, de donde le viene el gentilicio a sus ciudadanos, y pasó a ser Augustóbriga cuando fue conquistada por los romanos. Más adelante fue disputada por árabes y cristianos, pero fue finalmente el conde Rodrigo González Girón quien le diera su nombre definitivo y la repoblara en el año 1100. Fernando II, rey de León, fue quien la fortificó, y en los siglos XV y XVI vivió su época de mayor esplendor. Fue clave para la Corona de Castilla y León frente al país vecino, y también crucial durante la Guerra de la Independencia como plaza fortificada entre Salamanca y Portugal.
Es fundamental conocer la historia de Ciudad Rodrigo antes de llegar a ella pues, a cada paso, veremos que un pedacito de su pasado tendrá algo que contarnos. Así que estar sobre aviso siempre viene bien para ser plenamente conscientes de su grandeza.
Ciudad Rodrigo es una ciudad para caminarla y su muralla medieval es un buen lugar para empezar. Tiene su origen en el siglo XII aunque sufrió remodelaciones en el siglo XVIII. Tiene más de dos kilómetros de perímetro y consta de siete puertas. Para conocerla a fondo te puede ser de interés visitar el Centro de Interpretación de la Ruta de las Fortificaciones de Frontera. Y después, ya tendrás la cabeza mucho más ordenada para continuar con los monumentos de la ciudad.
Fue construido por orden de Enrique II en 1372 y su elemento más representativo es la Torre del Homenaje. Se encuentra junto a la muralla, fue sede del Museo Regional de Ciudad Rodrigo entre los años 1928 y 1936 y actualmente alberga un Parador Nacional de Turismo. Merece la pena entrar en él aunque sea para echar un vistazo.
A la catedral interesa dedicarle un buen rato, porque está repleta de puntos de interés. Su pórtico del perdón cuenta con casi 400 esculturas románicas y góticas, pues aunque se comenzó a construir en el siglo XII las obras se alargaron hasta el siglo XIV. La bóveda estrellada, gótica, llama poderosamente la atención cuando entramos, así como el coro ricamente decorado. No podemos irnos de ella sin salir al claustro pues es uno de los lugares donde mejor se aprecia su mezcla de estilos. Corrientes, por cierto, a las que se une el neoclásico con su torre del XVIII.
Como decimos, durante los siglos XV y XVI Ciudad Rodrigo vivió una época de alto esplendor, y eso hizo que su casco histórico se llenase de palacetes y casas nobiliarias. En la Plaza Mayor están la Casa del Primer Marqués de Cerralbo y el Ayuntamiento, de estilo renacentista, como también lo es el Palacio de los Castro, con su portada plateresca. Puestos a seguir callejeando deberemos asegurarnos de pasar también por el Palacio de los Águilas, el Palacio de la Marquesa de Cartago, la Casa de la Cadena y la Casa de los Vázquez. A cada cual más señorial y monumental, por lo que se convierten en una excelente muestra para comprender la importancia que llegó a tener Ciudad Rodrigo en su momento.
Pero hay más cosas que hacer en Ciudad Rodrigo además de ver edificios, y de hecho hay alternativas altamente originales.
Habrás ido a muchos museos ¿Pero alguna vez habías visto uno dedicado a los orinales? Se encuentra en el corazón de la ciudad, frente a la torre de la catedral, y es uno de los museos más originales del país. Cuenta con una colección de más de 1.300 piezas, de 27 países distintos y de épocas que van desde la Edad Media hasta la actualidad. Y los hay de todos los materiales: oro, plata, hierro, cristal, aluminio, piedra, cobre, cerámica, porcelana, hojalata, madera… Una colección comenzada por José María del Arco Ortiz “Pesetos” en 1980.
Los verracos son figuras zoomorfas atribuidas al pueblo vetón, del siglo V a.C. Se han encontrado por provincias como Zamora, Cáceres, Ávila, Segovia, Toledo y Salamanca, y este en concreto, que parece representar un cerdo o un jabalí, apareció en las inmediaciones del río Águeda en el siglo XVII. Está incluido en la Ruta de Los Castros y los Verracos de la provincia de Salamanca y hoy en día lo puedes ver en la Plaza del Castillo.
En Ciudad Rodrigo viven sus fiestas a lo grande. Una de ellas es La Charrada, una verdadera explosión de folclore salmantino. Siempre coincide con el Sábado Santo y se celebra en la Plaza Mayor, un buen día para disfrutar de los bailes, las dulzainas y los trajes regionales. Pero para muchos, la fiesta grande de Ciudad Rodrigo es el Carnaval del Toro, una celebración que une dos tradiciones, la taurina y la carnavalesca, y que suele tener lugar entre febrero y marzo.
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