Hace justo 110 años abrió los ojos por primera vez una de las figuras más reconocidas del panorama artístico mundial. Frida Kahlo vino al mundo un 6 de julio de de 1907 en Coyoacán (México) y su vida es un ejemplo perfecto de que lo personal es político. Su indudable talento y su personalidad arrolladora la convirtieron en una de las artistas referentes del siglo XX y en un icono feminista, plantándole cara a la sociedad machista mexicana y del mundo del arte. Sus obras hablan abiertamente de su sexualidad, del aborto, de la construcción de la identidad, de las injusticias sociales y las desigualdades de género. Frida Kahlo dejó una huella imborrable en los lugares donde vivió y a día de hoy aún se pueden disfrutar reminiscencias de su paso por ellas.
Coyoacán, Ciudad de México
Coyoacán es una de las 16 delegaciones de la Ciudad de México y su centro histórico es uno de los barrios más bohemios e intelectuales de la capital mexicana. Kahlo nació y murió en la famosa Casa Azul de Coyoacán, lugar icónico que hoy se puede visitar. Se nos brinda la oportunidad de entrar en el universo íntimo y creativo de la gran pintora; objetos personales que revelan características de su personalidad y se pueden observar también algunas de las obras más importantes de la artista como “Frida y la cesárea” (1931) y “Viva la Vida” (1954). Los miércoles se organizan visitas dramatizadas con una actriz que interpreta el papel de Frida, en un espectáculo que recibe el nombre de “Pies para que los quiero, si tengo alas pa' volar”.
Además de La Casa Azul, el barrio de Coyoacán alberga la sede del Museo Nacional de la Acuarela, Museo Casa León Trotsky y de la Universidad Autónoma de México. También, dentro de él se encuentran importantes zonas verdes como el Parque Nacional Viveros de Coyoacán que ocupa 39 hectáreas, y la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel.
San Francisco, Estados Unidos
Entre 1930 y 1934, Frida Kahlo y su marido, el también pintor Diego Rivera, vivieron en las ciudades de San Francisco, Detroit y Nueva York. En plena Gran Depresión, la pareja viajó por el país americano atendiendo a encargos y a compromisos sociales.
Vivieron en San Francisco debido al encargo que había recibido Diego Rivera de pintar un mural en The City Club of San Francisco bautizado como “Alegoría de California”. Esta obra de arte solo se puede visitar el primer lunes y miércoles del mes a las 3 de la tarde, que es cuando CityGuides ofrece una visita guiada del mural y son los únicos momentos en los que éste se abre al público. Su segundo encargo en “la ciudad de las colinas” fue en la Diego Rivera Gallery, dentro del San Francisco Art Institute y, por último, el más espléndido y más grande de los murales realizados por el artista, el “Pan American Unity”, que se encuentra en el teatro del campus del City College of San Francisco.
Frida también disfrutó de San Francisco, en particular, de sus paseos por el barrio de Chinatown, al que se refería en una carta a una amiga como “especialmente fantástico” y del que dijo que le había abierto los ojos por las numerosas cosas bellas y nuevas que había contemplado allí. También hay lugares donde se pueden obtener destellos del arte de Kahlo, como por ejemplo en la Escuela de Medicina de San Francisco, espacio alejado del típico circuito turístico. “Retrato del Doctor Leo Eloesser” fue un regalo que le realizó la pintora mexicana al médico que la trató y la ayudó en sus diversas dolencias y con el que mantuvo una estrecha amistad hasta su fallecimiento.
Nueva York, Estados Unidos
Tras su estancia en San Francisco, la pareja volvió a México, pero menos de un mes después Rivera recibió la propuesta de protagonizar una retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. En la gran manzana se hospedaron en el hotel Barbizon Plaza, localizado en Central Park South, entre la Sexta y la Séptima Avenida, famosos por tener sus propias galerías de arte, estudios y salas de conciertos. Escribiéndole a su médico, Kahlo se quejó de la “alta sociedad” de la ciudad, que “la apagaba”. Decía que los estadounidenses carecían “totalmente de sensibilidad y buen gusto” y añadió que era terrible “ver a los ricos tener fiestas mientras miles de personas mueren de hambre”. Recordemos que el país estaba siendo azotado por la Gran Depresión y que Central Park, a escasos metros del hotel donde se alojaban Kahlo y Rivera, se convirtió en un parque donde las personas sin hogar construían sus casas o colocaban sus tiendas de campaña.
En la actualidad, el Barbizon Plaza pertenece a Donald Trump y aún se puede visitar para imaginarse a Kahlo paseando por sus pasillos modernistas. Por su parte, el MOMA contiene 3 obras de arte de Kahlo y 90 de Rivera.
Detroit, Estados Unidos
En Detroit, el elefante y la paloma (así era como llamaban a la pareja) vivieron en el hotel Wardell, cercano al Detroit Institute of Arts. A Kahlo no le gustaba nada Detroit y le resultó difícil apreciar la belleza de la ciudad, pues fue el escenario de uno de los episodios más dolorosos de su vida: sufrió un aborto y fue ingresada en el Hospital Henry Ford. Así es como se titula el cuadro que refleja este suceso.
Detroit sigue recordando a Kahlo y a su pareja y hace dos años la ciudad les dedicó una exposición: “Diego Rivera and Frida Kahlo in Detroit” reunió 70 piezas de arte que mostraban la evolución de la carrera de estos dos artistas que vivieron con intensidad y dejaron su huella allí por donde pasaron. Kahlo llegó a decir: “Cada tic-tac es un segundo de la vida que pasa, huye, y no se repite. Y hay en ella tanta intensidad, tanto interés, que el problema es sólo saberla vivir. Que cada uno resuelva como pueda.”