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Girona es sin duda una de las ciudades más bonitas, más pintorescas y más medievales de Catalunya. Un lugar que tiene mucho que contar mientras recorremos su casco histórico, visitamos sus monumentos, atravesamos sus callejuelas de piedra o disfrutamos de una gastronomía que aúna productos del mar y la montaña. En definitiva, un destino perfecto para una escapada cultural de fin de semana.
Para conocer los orígenes del casco antiguo de Girona hay que remontarse muy atrás. Ya en el siglo I a.C. los romanos construyeron una poderosa fortaleza de perímetro casi triangular, bien protegida y amurallada, que hoy es lo que conocemos como la Força Vella. El espacio donde se concentran los principales atractivos de su devenir histórico, definido por sus construcciones medievales y donde no faltan las reminiscencias romanas, árabes y hebreas que han dejado sus diferentes pobladores.
Girona en un fin de semana: lo que tienes que ver
El casco histórico de Girona se merece ser paseado sin prisas, disfrutando de su esencia medieval, de las calles del barrio Viejo y de su variada oferta cultural e histórica. Y si lo que tenemos para visitarla es un fin de semana, no viene mal tener claros los lugares por los que no debemos dejar de pasar para conocer su lado más auténtico.
Es una de las imágenes más conocidas de Girona y, sin embargo, no tiene nada que ver con su centro histórico hecho en piedra. Sobre las aguas del río Onyar una sucesión de casas de colores del siglo pasado se han convertido en uno de los iconos de la ciudad. Para verlas no tienes más que recurrir a algunos de sus puentes, desde el Puente de Piedra o el de las Peixateries Velles se obtienen unas de las mejores imágenes con la catedral y la basílica de Sant Feliu al fondo. Al atardecer conseguirás la mejor luz y el mejor reflejo sobre el agua del río.
Una vez que entras en la Força Vella la catedral es uno de los primeros lugares que deberías visitar. Fue construida entre los siglos XI y XVIII, por lo que la mezcla de estilos es una de sus peculiaridades, pasando por el románico del claustro y la torre de Carlomango hasta el barroco de la fachada y su enorme escalinata de 90 escalones. Su gran nave, construida entre los siglos XV y XVI, presume de ser el espacio gótico abovedado más ancho del mundo con sus 23 metros.
Girona tuvo que defenderse, su ubicación estratégica le hizo necesitar una muralla defensiva con varios torreones y aún se conserva un buen tramo. Sus orígenes fueron los de la muralla romana pero en la Edad Media se amplió y se dio forma a una de las murallas carolingias más extensas de Europa. Hoy podemos pasear sobre ella y obtener unas bonitas vistas sobre la ciudad, sobre todo desde las diversas torres que la jalonan en su recorrido.
Es uno de los edificios góticos de mayor importancia de Girona y fue la primera catedral que tuvo la ciudad. Se levantó para guardar y venerar los restos de San Félix y, mientras que por fuera es su escalinata y su esbelta torre las que llaman la atención, en su interior no se pueden pasar por alto los ocho sarcófagos paganos y paleocristianos datados en el siglo IV.
Estamos ante uno de los conjuntos románicos más notables de Catalunya. En su origen se encontraba fuera de la ciudad, pero dentro del recinto amurallado, y es que estamos hablando de un monasterio benedictino del siglo XII. Son de especial interés iconográfico los capiteles de la nace central y del claustro. Hoy acoge el Museo de Arqueología de Catalunya y, muy cerca, la capilla de Sant Nicolau hace de sala de exposiciones.
Cuando nos adentramos en el Call no solo pisamos una de las juderías mejor conservadas de Europa, sino incluso de todo el mundo. Aquí la comunidad judía tuvo una especial importancia y hoy aún lo podemos ver en las calles de la ciudad. El encanto de sus callejuelas nos traslada a una época pasada y su trazado laberíntico con patios de aire medieval conforman algunos de los rincones más fotogénicos de Girona. Entre sus cuidadas casas de piedra se encuentran el Museo de Historia de los Judíos y el Instituto de Estudios Nahmànides.
Aunque los baños árabes de Girona no sean árabes, es uno de los lugares que no deberías pasar por alto. Los baños árabes de Girona son una construcción románica del siglo XII y se inspiran en las termas romanas, con su apoditerium, su frigidarium, su tepidarium, su caldarium y su horno. La sala más llamativa es la primera, el vestuario, con una piscina octogonal y una linterna de la misma forma sostenida por arcos y columnas. Llevan abiertos al público desde 1932 y su belleza hace que sea una de las visitas imprescindibles de tu fin de semana visitando Girona.
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