Murcia, qué hermosa eres. Se trata de un lema repetido hasta la saciedad, pero que no por ello es menos cierto. Esta comunidad del sureste de España está siendo todo un descubrimiento tardío para muchos, con unos récords de ocupación que pulveriza cada año.
Si no has visitado la Región de Murcia este verano, las temperaturas suaves del otoño te permitirán disfrutarla con igual o mayor intensidad. Podrás hacer turismo en la ciudad de Murcia y disfrutar de una escapada por sus pueblos, que compiten con la capital en belleza. La distancia máxima de Murcia a todos los puntos del resto de la comunidad nunca supera la hora en coche -a excepción de Otos, conocido como el último pueblo de la Región-, por lo que podrás recorrerla de punta a punta sin invertir mucho tiempo.
Moratalla, el pueblo de National Geographic
En el noroeste de la Región de Murcia, se encuentra un pueblo que sorprende por su encanto y riqueza cultural. Este lugar, que ha captado la atención de National Geographic, es un destino que invita a perderse entre sus calles históricas y sus paisajes naturales únicos. Con la mayor oferta regional de alojamientos y casas rurales, Moratalla cuenta con la más amplia extensión de espacios naturales protegidos por la Red Natura 2000. Más del 75% de su territorio está protegido por esta red, que constituye el mayor espacio de protección natural a nivel mundial. Un área de biodiversidad única, enmarcada en la cuenca mediterránea, que alberga a un gran porcentaje de las especies de flora y fauna a nivel mundial. En Moratalla podrás conocer uno de los últimos bosques autóctonos mediterráneos del sureste español.
Además, cuenta con más del 50% del Arte Rupestre descubierto hasta la fecha en la Región de Murcia, la mayor cantidad de pinturas rupestres Patrimonio Mundial por la UNESCO. Junto a la vecina población albaceteña de Nerpio, constituye uno de los espacios de mayor densidad de arte rupestre prehistórico del mundo.
Cehegín, maravilla rural
Cehegín, declarada maravilla rural de España en el año 2019, es un pueblo entre dos aguas. Situada entre los ríos Argos y Quípar, este pueblo montañoso ha sido asentamiento de íberos, romanos, visigodos, árabes, y finalmente cristianos. Todos dejaron su impronta en esta población que alberga un rico legado patrimonial, como el que muestra el Museo Arqueológico, ubicado en la antigua Casa del Concejo y en el Palacio de los Fajardo.
Posee pinturas rupestres con una antigüedad de más de cuatro mil años. Se encuentran en el macizo de Peña Rubia, una mole caliza de interés geológico, y que reflejan una estampa de carácter funerario, bastante escaso entre el Arte Rupestre Levantino. Este espacio fue declarado desde diciembre del año 1998 como Patrimonio Mundial por la UNESCO.
No te puedes ir de Cehegín sin visitar la Ciudad Perdida de Begastri. De fundación íbera y posterior condición episcopal, posee una de las cruces paleocristianas más antiguas de Europa. La Cruz de Begastri, símbolo de la ciudad, y que anticipa el peregrinar hacia Caravaca de la Cruz. El emplazamiento fue descubierto gracias a las excavaciones de las antiguas vías del tren, que hoy dirigen la vía verde, y que también se reparten entre caseríos, palacios y viviendas, donde podremos ver restos de antiguas columnas procedentes del yacimiento, y sillares empotrados entre construcciones renacentistas. En la zona histórica de Cehegín podremos encontrar restos incluso de una antigua sinagoga, testimonio de la riqueza cultural y amalgama de sociedades que apreciaron esta tierra.
Blanca, el corazón verde del Valle de Ricote
Blanca, enclavada entre la Sierra de la Pila y el valle de Ricote, ofrece una biodiversidad sorprendente en sus espacios naturales. Se trata del espacio perfecto para el turismo de rutas senderistas, con itinerarios que se pueden recorrer todo el año.
La Sierra de la Pila, con su extensa masa forestal de pino carrasco y encina, alberga una fauna variada, desde aves rapaces como el águila perdicera hasta mamíferos como el jabalí y el zorro. Los bosques de ribera a lo largo del río Segura son el hogar de martines pescadores y nutrias, mientras que la playa fluvial El Arenal brinda un remanso de paz en medio del bullicio natural. Con su agua cristalina y su entorno arbolado, El Arenal invita al contacto directo con la naturaleza, convirtiéndose en un oasis de serenidad en el corazón de Blanca.
La zona urbana del municipio también tiene mucho que ofrecer. El Castillo de Blanca, una imponente fortaleza medieval, se alza sobre el pueblo como guardián del pasado, ofreciendo vistas panorámicas impresionantes. La Iglesia Parroquial de San Juan Evangelista, con su arquitectura barroca, es un símbolo de esplendor artístico. El Puente Viejo, de origen romano, es una joya arquitectónica que conecta el pasado con el presente. Las casas señoriales y las calles empedradas son testigos mudos de la historia y el legado cultural de este pueblo murciano. En cada rincón de Blanca se respira la herencia de generaciones pasadas, haciendo honor a su identidad única.
Caravaca de la Cruz, más allá del año jubilar
Gastronomía, naturaleza y tradición se unen en Caravaca de la Cruz. por lo general es un pueblo célebre por tu turismo religioso, pero tiene mucho más que aportar. El año jubilar de Caravaca de la Cruz, concedido a perpetuidad por el Papa de Roma, se celebra cada siete años y atrae a decenas de miles de peregrinos en busca de la Vera Cruz de Caravaca y su lignum crucis.
En el Estrecho de La Encarnación, paso natural tallado por el río Quípar, pueden verse los restos del legado patrimonial de distintas culturas desde los tiempos más remotos. En esta localidad se esconde Cueva Negra, uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del Paleolítico Inferior del continente, donde se han encontrado el bifaz y fuego hecho por homínidos más antiguos de Europa, con alrededor de 850.000 años de antigüedad. Un lugar como pocos desde el inicio de los tiempos.
El Paraje de las “Fuentes del Marqués”, catalogado como Sitio Histórico, es uno de los grandes atractivos del municipio de Caravaca de la Cruz. Dicho paraje viene a constituir un parque natural en las afueras de la ciudad, de la que dista poco más de dos kilómetros. Se puede acceder a él bien por la Avda. de los Andenes (en automóvil), siguiendo después por el Camino de Mayrena, o bien siguiendo el Camino del Huerto, si se prefiere ir andando.
Los dos caminos confluyen en 'El Molinico'; desde allí la ruta es única hasta 'Las Fuentes del Marqués', localizadas a los pies de la Sierra del Gavilán y el Buitre. El especial microclima de la zona, caracterizado por la presencia de agua, confiere al medio biótico y al físico especial peculiaridad, encontrándose en una reducida área gran cantidad de especies animales y vegetales que otorgan al paraje una clara singularidad.
Los manantiales de donde fluye el agua están situados al final de este largo paraje, y son los popularmente conocidos como Sartenes, grande y pequeña. Las primeras citas sobre el lugar se deben al geógrafo árabe AI- Himyari, que vivió entre los siglos XIII y XIV.