En la comarca de El Bierzo, en León, el Imperio Romano dejó su huella para siempre. Lo que podría parecer una curiosa formación geológica es en realidad el resultado de la intervención del ser humano, algo que hoy en día se podría tachar de desastre ecológico, pues donde hubo una montaña los romanos dejaron un paisaje peculiar que bien se merece una visita de fin de semana, tanto por su belleza como por su origen histórico.
La importancia de su formación hizo que en 1996 Las Médulas fueran declaradas Bien de Interés Cultural para, seguidamente un año después, ser considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su interés arqueológico le ha valido también el título de Monumento Natural, y es que entre su carga histórica, el contraste de sus formaciones rojizas y el verde de su vegetación Las Médulas es uno de los mayores atractivos turísticos de toda Castilla y León.
La mayor mina de oro a cielo abierto del Imperio Romano
El oro. ¿Qué si no? Eso es lo que movió a los romanos a desmoronar toda una montaña, la búsqueda del más preciado metal. Aquí donde las ves, Las Médulas fueron la mayor mina de oro a cielo abierto de todo el Imperio Romano, y mira que llegaron a ser extensos sus territorios… Se estima que su explotación dio comienzo ya en el siglo I a.C., cuando Roma conquistó definitivamente los pueblos del norte de la península, pero fue Plinio el Viejo quien en su juventud se encargó de administrar las minas, un lugar donde se mantuvo la explotación durante 250 años.
Otra de las características más peculiares de estas minas fue el sistema empleado para la extracción del oro, el conocido como ruina montium. El proceso era complejo, pero efectivo. En primer lugar se procedía a canalizar y dirigir agua de muchos kilómetros a la redonda hasta almacenarla en la parte alta de la montaña. Seguidamente se perforaba la montaña con un sistema de túneles y galerías que dejaban debilitada su estabilidad, para entonces dejar caer el agua y permitir que la fuerza de la corriente derrumbara la tierra y deshiciera literalmente todo el monte. El barro obtenido era conducido hasta unos lavaderos donde tenía lugar la extracción del oro. Tal fue el movimiento de agua y tierra que la orografía del lugar se modificó por completo, dando lugar por ejemplo al origen del lago de Carrucedo.
Cómo visitar Las Médulas
Visitar Las Médulas no tiene gran complicación y puede ser una interesante actividad para toda la familia. Lo puedes hacer a tu aire, aunque es recomendable hacer un par de paradas previas para ponerte en situación, así como echar un ojo a la web de la Fundación Las Médulas.
Ponte en situación
Una vez en el pequeño pueblo de Las Médulas la mejor idea es comenzar visitando su Aula Arqueológica, un breve museo explicativo donde gracias a imágenes y maquetas entenderemos fácilmente el proceso ruina montium de los romanos, básico para comprender el actual paisaje de Las Médulas.
Planea tu visita
Un poco más adelante encontraremos el Centro de recepción de visitantes, el lugar perfecto para conocer las rutas y senderos que permiten visitar Las Médulas y así organizar nuestra visita. Si deseas una información más detallada también se facilitan visitas guiadas por Las Médulas.
Sal a caminar
Junto al Centro de recepción de visitantes comienza la ruta más sencilla y recomendable de todas, la senda de Las Valiñas, un camino sencillo y sin desniveles que durante unos 3 km y de manera circular nos permite adentrarnos por la parte baja de Las Médulas, dejando junto a nosotros los restos de la montaña que se libraron de la demolición romana. Siguiendo por este camino llegaremos a dos grandes cavidades, La Cuevona y La Encantada, dos enormes cuevas que muestran a la perfección la envergadura del proyecto minero de Las Médulas. Si Las Valiñas te sabe a poco tienes muchas otras rutas para caminar en el entorno de Las Médulas, como la senda Perimetral, la de Reirigo, la del Lago Sumido o la de Los Conventos.
Sube al mirador de Orellán
Aunque impresiona caminar al pie de la montaña, más espectacular es aún si cabe contemplarla desde lo más alto. Para ello no podemos dejar de visitar el mirador de Orellán, el lugar desde donde se consiguen las fotos más espectaculares de Las Médulas. Para llegar a él podemos subir caminando tomando un desvío en la senda de Las Valiñas o, más fácil, hacerlo directamente en coche. Para disfrutar los colores de esta antigua mina romana lo mejor es subir a primera o a última hora del día. Junto al mirador de Orellán se encuentra una antigua galería romana que se mantiene intacta y que se puede visitar, la entrada incluye casco de protección y el final del túnel desemboca en un balcón que se asoma al interior de las minas.
Cómo llegar a Las Médulas
No es difícil llegar a Las Médulas. Se encuentran a unos 420 km de Madrid, a unos 210 de A Coruña y a unos 140 de León. Una vez allí no deberíamos pasar por alto otras visitas como el castillo de Cornatel o las localidades de Villafranca del Bierzo y, por supuesto, Ponferrada y su castillo templario.