España puede presumir de contar con un territorio lleno de contrastes y, por suerte, eso nos permite tener a nuestro alcance un gran número de monumentos naturales. Lugares de esos que, como se suele decir, hay que visitar alguna vez en la vida, y para los que no hace falta emprender un largo y costoso viaje porque los tenemos aquí al lado.
Aunque la lista podría ser mucho más numerosa, hemos recopilado diez de los monumentos naturales más llamativos que puedes encontrar en España. Hay desiertos, formaciones geológicas, ríos y meandros, viejas minas de oro, acantilados y cuevas que, como una enciclopedia abierta, nos hablan de la formación del planeta. Toma nota, que nos vamos a dar un paseo por Navarra, Salamanca, Cuenca, León, Tenerife, Lugo, Córdoba, Gran Canaria, Gipuzkoa y Murcia.
Las Bardenas Reales, en Navarra
Las Bardenas Reales son un escenario que parece sacado de otro planeta. Están a los pies de Navarra, cerca de Tudela, pero sin embargo nos trasladan fácilmente a una película del oeste americano. Este desierto marrón, ocre y rojizo se encuentra a solo 70 km de los Pirineos y contrasta con el característico verdor navarro. Las formaciones geológicas que aquí encontramos son parte de una naturaleza salvaje y delicada que forma un ecosistema muy peculiar.
Este Parque Natural de 42.500 hectáreas está considerado Reserva de la Biosfera por la UNESCO y su fauna y su flora son más propias del continente africano que del norte de la península ibérica. Se pueden recorrer en coche pero para entrar en contacto con ellas siempre es más recomendable hacerlo a pie, o incluso en bici dada su gran extensión.
La Ciudad Encantada, en Cuenca
La Ciudad Encantada es la cara más conocida de la Serranía de Cuenca. Este peculiar espacio natural se caracteriza por albergar numerosas formaciones rocosas, esculpidas durante siglos por la acción del agua, de aspecto tan curioso que pronto entenderás de dónde viene su apodo. Se encuentra a solo 28 kilómetros de la ciudad de Cuenca y sin duda es uno de los lugares más turísticos de toda la provincia.
En estas piedras erosionadas podemos jugar a buscar figuras humanas, de objetos, de animales y de todo lo que ofrezca nuestra imaginación. ¿Te gustan los retos? Trata de dar con los Barcos, el Perro, el Mar de Piedra, el Puente Romano, la Foca, los Osos, el Tobogán, los Amantes de Teruel, los Hongos, el Convento o la Tortuga.
El meandro del Melero, en Salamanca
Estamos justo en la línea divisoria que separa Cáceres de Salamanca para encontrar uno de los paisajes más llamativos de toda la geografía española. Aquí, el río Alagón ha dibujado una caprichosa herradura acuática en el terreno dando lugar al conocido como meandro del Melero, algo así como el horseshoe bend que hace el río Colorado en Arizona, pero junto a Las Hurdes.
Para contemplarlo lo mejor es asomarse a uno de los miradores más bonitos del país, el de La Antigua, y ver sus caprichosas formas bajo nuestros pies. El atardecer es el mejor momento para visitarlo. En época de lluvias verás cómo el meandro deja paso a un pequeño islote de vegetación que queda totalmente rodeado por el agua.
Las Gredas de Bolnuevo, en Murcia
Saliéndonos un poco de los monumentos naturales más populares, llegamos a las Gredas de Bolnuevo, también conocidas como las Erosiones de Bolnuevo. Estamos en Murcia, cerca de las costas de Mazarrón, porque aquí la acción del viento y el agua ha esculpido la roca arenisca hasta conseguir unas formaciones tan singulares que parecen sacadas de otro mundo, y que bien merecen una visita.
Las Gredas de Bolnuevo llaman la atención por sus formas ondulantes y sinuosas, sus tonos dorados y su capacidad para crear un escenario perfecto para los amantes de la fotografía. Son sin duda una de las joyas más sorprendentes de Murcia y un excelente ejemplo de hasta dónde pueden llegar los caprichos de la naturaleza.
Las Médulas, en León
Para estar en esta lista las Médulas han hecho un poco de trampa porque, aunque formen un espectacular paraje natural en El Bierzo, en realidad tras sus formas se encuentra la mano del hombre, y no los caprichos de la naturaleza. En el corazón de León los romanos dejaron una huella imborrable y es que, aquí donde las ves, fueron las mayores minas de oro del Imperio a cielo abierto.
En busca del más preciado metal los ingenieros romanos desmoronaron una montaña al completo. La explotación comenzó en el siglo I a.C. y se mantuvo durante unos 250 años, empleando un sofisticado sistema de perforaciones y derrumbes por agua que permitía encontrar el oro. Hoy las Médulas cuentan con un centro de visitantes y con varias rutas marcadas para que podamos recorrer este gran complejo por nosotros mismos.
La playa de las Catedrales, en Lugo
La playa de las Catedrales, en el municipio gallego de Ribadeo, es tan espectacular que la gran afluencia de visitantes hizo necesario controlar su acceso en determinadas fechas, de manera que si quieres disfrutar de ella en Semana Santa o en verano es necesario reservar tu visita. Pero verás que la playa de las Catedrales no es solo una playa, sino una obra de arte geológica que merece ser contemplada.
Conocida por sus majestuosos arcos y formaciones rocosas que se asemejan a las catedrales góticas, este lugar es un espectáculo natural que cautiva a primera vista, y más aún si coincide con la puesta de sol. Durante la marea baja se puede caminar entre los arcos y explorar algunas cuevas y pasadizos que el mar ha esculpido a lo largo de los siglos.
El acantilado de los Gigantes, en Tenerife
Tenerife nos puede sorprender de una y mil maneras. Para hablar de monumentos naturales no hemos ido a lo fácil, que sería mencionar el mismísimo Teide o el famoso Roque Cinchado, que salía en los antiquísimos billetes de mil pesetas, sino que nos hemos ido a la costa, nos hemos lanzado al agua y hemos mirado hacia atrás. En la parte sur de la costa oeste de la isla se encuentra el acantilado de los Gigantes, un enorme cortado que se asoma al mar desde unos 500 metros de altura. Un mirador perfecto con vistas a La Gomera.
Desde arriba impresiona, pero más aún llama la atención cuando lo contemplamos desde el agua, pues la majestuosidad rocosa que se levanta frente a nosotros, prácticamente en vertical, deja boquiabierto a cualquiera. Se puede seguir la línea de los Gigantes en barco o incluso en moto de agua, pero mejor aún si lo hacemos en kayak, es como mejor se contempla su inmensidad. Un baño y un poco de esnórquel y ya la ruta será completa.
La Cueva de los Murciélagos, en Córdoba
Situada en el Parque Natural de las Sierras Subbéticas, en el municipio cordobés de Zuheros, la Cueva de los Murciélagos es una de las cavernas más fascinantes de Andalucía. Con una extensión de más de 2.000 metros, esta cueva alberga formaciones de estalactitas y estalagmitas impresionantes, además de restos arqueológicos que nos llevan hasta el Paleolítico Medio y el Neolítico.
Su nombre, como puede intuirse, proviene de la gran colonia de murciélagos que habita en su interior, convirtiéndola en un ecosistema único y un punto de interés tanto para espeleólogos como para amantes de la naturaleza y la historia, pues conserva pinturas rupestres neolíticas de hace unos 18.000 años.
Los flysch de Zumaia, en Gipuzkoa
Las costas del País Vasco son capaces de hablarnos en profundidad sobre la formación del planeta. Para eso no tenemos más que poner rumbo a los flysch de Zumaia, un verdadero tesoro geológico que a través de sus capas sedimentarias nos revela millones de años de historia de la Tierra. El lugar es tan interesante, y tiene tanto que contarnos, que siempre es recomendable visitarlo de forma guiada para conocer a fondo su importancia geológica.
Más allá de que ante nosotros tendremos un libro abierto donde se nos presentan los últimos 60 millones de años de la Tierra, los flysch forman un paisaje lleno de belleza y singularidad. Podemos caminar por la playa junto a ellos, o sentirlos entre nuestros pies, dando un pequeño paseo desde el siempre encantador municipio de Zumaia.
Roque Nublo, en Gran Canaria
Volvemos al archipiélago canario para poner los pies ahora sobre Gran Canaria y dirigirnos hacia uno de sus símbolos más emblemáticos: el Roque Nublo. Un monolito de origen volcánico, que mide 80 metros desde su base, y que se eleva a 1.813 metros sobre el nivel del mar. Durante muchos años fue utilizado como lugar de culto y siempre ha ofrecido unas vistas panorámicas inigualables a todo el que se anima a caminar hasta él.
Rodeado por un paisaje de pinos canarios y formaciones rocosas espectaculares, Roque Nublo es un lugar ideal para los amantes del senderismo y la fotografía. Su imponente presencia y la serenidad de su entorno lo convierten en un lugar mágico y de gran relevancia cultural para los isleños.