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En 1492, y mediante el Edicto de Granada, los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de los judíos de España. Pero hasta entonces y durante varios siglos las antiguas comunidades judías dejaron a su paso un espectacular legado cultural que aún hoy podemos disfrutar si recorremos la península ibérica. El poder y prosperidad de sus barrios marcaron el centro histórico de algunas de nuestras ciudades para siempre.
Presencia judía hubo por toda la geografía de la península ibérica desde tiempo inmemorial. Tanto que bajo la asociación de la Red de Juderías de España y los Caminos de Sefarad los municipios herederos del patrimonio histórico, artístico, medioambiental y cultural judío se agrupan hoy para poner en valor el pasado sefardí de lugares como Ávila, Barcelona, Béjar, Cáceres, Calahorra, Córdoba, Estella-Lizarra, Hervás, Jaén, León, Lorca, Lucena, Monforte de Lemos, Oviedo, Plasencia, Ribadavia, Sagunto, Segovia, Tarazona, Toledo, Tudela y Tui.
Estas y otras localidades podrían convertirse en la escapada perfecta para un fin de semana, pero si quieres optar por algunas de las más completas y de mayor belleza aquí tienes diez que no deberías pasar por alto.
Cáceres cuenta con dos juderías: la Judería Vieja, construida dentro de la muralla, de casas pequeñas y encaladas con chimeneas de ladrillo, adaptadas al terreno; y la Judería Nueva, muy cerca de la Plaza Mayor y entre las calles Paneras y de la Cruz. En la primera destacan multitud de rincones, como el jardín del Olivar de la Judería, y en la segunda la sinagoga situada donde hoy está el Palacio de la Isla. Sabiendo esto es fácil comprender que la Ciudad vieja de Cáceres esté declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Aunque la judería cordobesa tiene su origen en tiempos del Imperio romano su verdadero esplendor lo vivió en época musulmana. Aquí el patrimonio es rico, variado y de gran belleza, con calles estrechas y frescos patios. Su sinagoga es una de las pocas que se conservan en España y junto a ella también se puede visitar la Casa de Sefarad y la Casa del Judío. Los eventos culturales tampoco faltan y cada año se celebra tanto el Otoño Sefardí como el Festival Internacional de Música Sefardí. El centro histórico de Córdoba, dicho sea de paso, también es considerado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
Estamos ante una de las juderías mejor conservadas no solo de Europa, sino de todo el mundo, y es que la comunidad judía tuvo una especial importancia en Girona. En encanto de sus calles nos traslada a épocas pasadas y podemos perdernos en un laberinto de estrechos callejones y patios de aire medieval. Además de pasear por su enrevesado trazado entre cuidadas casas de piedra también podemos visitar el Museo de Historia de los Judíos y el Instituto de Estudios Nahmànides.
Hervás, en Cáceres, tuvo también un importante pasado sefardí. A ella llegaron en el siglo XIII los judíos que huían del sur de la península y con ellos llegó a estas tierras la viticultura. Casas de piedra con entramados de madera entre las que cada año se celebra la Fiesta de los Conversos, cuando a través del teatro, la música y la gastronomía se recuerda el periodo de convivencia de las comunidades judía y cristiana.
En el siglo XV la aljama de Plasencia (Cáceres) contaba con unas 200 familias, y eso que tres siglos antes ya vivía su época dorada. Contaba con una gran sinagoga y los judíos habitaron principalmente las calles de Trujillo y Zapatería. Pasear con calma por sus callejuelas se vuelve obligatorio pero más aún lo es visitar su cementerio judío, en el Berrocal. Uno de los pocos de su especie que se han conservado como eran en su origen y donde aún permanecen los restos de unas 20 tumbas excavadas en la roca. Un espacio que, siguiendo leyes talmúdicas, se encuentra en un lugar que habría permanecido virgen, en pendiente y orientado a Jerusalén.
Recorrer el casco antiguo de Sagunto es como hacer un viaje en el tiempo pues su trazado se conserva prácticamente igual a como fue en su época serfadí en el siglo I. De hecho, es posible que aquí se encuentren las pruebas más antiguas de la presencia judía. A través de la Puerta de la Sangre o Portalet de la Judería se accede al antiguo barrio judío y podremos recorrerlo por las calles de Antigons, Ramos, Segovia o Sangre Vieja, donde precisamente estuvo la sinagoga, hoy desaparecida. Puedes apreciar los restos de entonces tanto en la Casa dels Berenguer como en el cementerio judío.
La judería de Sevilla es posiblemente una de las más famosas del país, además de una de las más antiguas. De hecho, actualmente a esa zona se la conoce con ese nombre, repartiéndose entre los barrios de Santa Cruz y San Bartolomé. Aquí hubo cuatro sinagogas, las correspondientes hoy a las iglesias de Santa María la Blanca, la de Santa Cruz, el Convento de Madre de Dios y la iglesia de San Bartolomé. Con sus calles estrechas y reviradas, de fachadas blancas y patios donde suena el agua a la sombra de las macetas, es sin duda la zona más turística de la capital hispalense. Merece la pena visitar el Centro de Interpretación de la Judería de Sevilla.
En Tarazona (Zaragoza) tienes un buen número de atractivos si quieres rememorar su época serfadí, pues aquí es fácil ambientarse gracias a su belleza medieval. Hay dos juderías, la vieja y la nueva. Entre una y otra podrás pasar por la calle Judería, por la casa de la Carnicería, la casona de Santafé, por el cementerio o por la rúa alta, donde se cree que estuvo la antigua sinagoga. Si hay algo que llamará especialmente tu atención eso será sin duda las casas colgadas, construidas en la misma muralla y donde residían familias de la nobleza.
Los historiadores nos cuentan que los de Toledo fueron los judíos más importantes de España, su presencia aquí está fechada desde el periodo visigodo y llegó a contar con hasta diez sinagogas. No tienes más que perderte por el laberinto urbano de la judería toledana para comprender lo que te contamos. Es fundamental visitar sus dos importantes sinagogas: la del Tránsito, actual Museo Sefardí, y la de Santa María la Blanca, la más antigua y de inspiración almohade. La judería ocupa prácticamente el 10% del espacio urbano y puedes visitar la Casa del Judío para apreciar cómo conserva las estancias de entonces.
Es posible que la presencia judía en Tui (Pontevedra) se remonte al siglo XIII. Aún podemos apreciar su pasado medieval si paseamos por su centro histórico. Recorriendo el callejón de Las Monjas y la calle Obispo Castañón podremos pisar donde se encontró el núcleo original. Si te apuntas a hacer su Ruta Judía podrás aprender sobre los sambenitos, la Casa de Salomón y la menorá grabada en una de las piedras del claustro de la catedral. Nada como una ruta guiada para sacar el mayor partido a tu visita y saciar tu sed de conocimiento sobre el antiguo pasado sefardí de Tui.
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