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Ruta por el legado islámico más importante de España

Ocho siglos dan para mucho y ese es el tiempo que la península ibérica estuvo bajo control musulmán. Desde que Córdoba cayó en el año 711 en manos de la conquista islámica y la reconquista cristiana se culminó en 1492 con la toma de Granada la huella de al-Ándalus quedó impresa para siempre en nuestra cultura de una u otra manera.

Una de ellas es la arquitectura: palacios, fortificaciones y mezquitas en las que las refinadas técnicas islámicas crearon verdaderas obras maestras, un patrimonio cultural básico para comprender la importancia que al-Ándalus tuvo en la península ibérica. Hoy ese legado es considerado uno de los reclamos turísticos más importantes de España y éstos son sus mejores representantes.

1. La Alhambra y el Generalife de Granada

Todos conocemos la Alhambra y es sin duda la mejor representación de la España musulmana, una verdadera obra maestra que atrae a millones de turistas de todo el mundo. Austera por fuera pero rica como ninguna otra por dentro, la Alhambra encabeza merecidamente esta lista de monumentos islámicos. El Generalife, por su parte, podemos decir que era la zona de descanso de los reyes musulmanes de Granada, una villa donde desconectar entre jardines, vegetación y el sonido del agua de sus fuentes. La Alhambra, el Generalife y el Albaicín de Granada fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1984.

2. La Mezquita de Córdoba

Al contrario de lo que sucedió en otras ciudades, cuando la reconquista cristiana tomó Córdoba en 1236 no se procedió a demoler su mezquita, sino que se optó por convertirla en Catedral, por lo que hoy hablamos de una Mezquita-Catedral de Córdoba. De hecho, dentro de la mezquita musulmana se encuentra la catedral cristiana. Su elemento más representativo lo encontramos en sus inconfundibles 1.300 columnas de mármol, jaspe y granito sobre las que descansan 365 arcos de herradura bicolores. Es Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1985.

3. El Castillo de Gormaz, Soria

Construida a finales del siglo X bajo mandato de Al-Haquem II, esta fortaleza islámica califal puede presumir de ser el mayor bastión de la Europa medieval. El Castillo de Gormaz fue una pieza clave para los musulmanes a la hora de defender Medinaceli contra los reinos cristianos del norte y por ello muestra un perímetro amurallado de 1200 metros. Sus muros cuentan la historia de batallas, conquistas y reconquistas, y desde ellos ventanas con arcos de herradura miran el paso del río Duero.

4. La Aljafería de Zaragoza

El Palacio de la Aljafería de Zaragoza fue conocido en su origen como Qasr al-Surur, o Palacio de la Alegría, cuando fue ordenado construir a finales del siglo XI por Al-Muqtadir. A lo largo de su historia ha pasado por varias manos y usos, desde alcázar islámico hudí en su comienzo a sede de las Cortes de Aragón en la actualidad, pasando por palacio medieval mudéjar, palacio de los Reyes Católicos, cárcel de La Inquisición o cuartel militar, y aunque en todo este tiempo ha sufrido modificaciones y reformas es un buen reflejo de la riqueza arquitectónica del momento de mayor esplendor del reino taifa. Fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2001.

5. La Alcazaba de Málaga

Como su propio nombre indica en árabe (al kasbah), la alcazaba de Málaga se trataba de toda una ciudadela, un recinto amurallado con torres defensivas que destaca como una de las obras militares del pasado islámico de la península ibérica que mejor ha perdurado en el tiempo. Aún hoy podemos disfrutar en su interior de su plaza, sus calles, sus puertas y sus arcos mientras paseamos por lo que antiguamente fue un barrio de viviendas. Fue construida entre 1057 y 1063 y a sus pies se encuentran los restos del teatro romano de Málaga.

6. La Giralda de Sevilla

Símbolo indiscutible de la ciudad de Sevilla, la Giralda también es de origen musulmán. La que hoy luce orgullosa como torre campanario de la Catedral de Sevilla fue en su origen el alminar de la antigua mezquita de la ciudad durante su periodo almohade, mandado construir en el año 1184 por el califa Abu Yaqub Yusuf. Tiene una altura de 97,5 metros, 101 si se incluye el Giraldillo  (la veleta que corona su punta), y fue declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987. Como curiosidad, para subir a ella no hay escaleras, sino rampas, pues fue diseñada para ascender a caballo.

7. La ciudad de Medina Azahara, Córdoba

Proclamada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en julio de 2018, la ciudad de Medina Azahara, en Córdoba, es otro de los mejores ejemplos de la España musulmana. Fue en el año 936 cuando Abderramán III, primer califa de al-Ándalus, ordenó la construcción de esta ciudad a pocos kilómetros de Córdoba y se volcó en ella como símbolo del esplendor del Califato de Córdoba. Sin embargo, sólo 70 años después Medina Azahara quedó reducida a ruinas como consecuencia de la guerra civil que puso fin al Califato en el año 1010, y la reconquista cristiana terminó por derruir lo que quedaba. Hoy es un conjunto arqueológico que no deberías pasar por alto.

8. La Torre del Oro de Sevilla

Otro de los símbolos de Sevilla y que marca la silueta de la ciudad cuando ésta se observa desde Triana, en la otra orilla del Guadalquivir. La Torre del Oro no tiene ese nombre porque en ella se guardase oro, sino por el color amarillento que reflejaba sobre el río al estar rematada en sus inicios por una argamasa de cal y paja de color dorado. Su cuerpo principal fue construido entre 1220 y 1221 bajo el mandato de Abù l-Ulà, gobernador almohade, y formaba parte de la muralla defensiva de la ciudad. Hoy alberga el Museo Naval de Sevilla.