Tres rutas senderistas cortas y de fácil acceso que hacer en Cantabria

Mujer viajando por Cantabria.

Héctor García Alonso

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El norte de la Península Ibérica destaca, entre otras cosas, por sus inigualables parajes naturales, repletos de verdes praderas, altos montes y playas naturales de aguas frías y arena amarilla. La comunidad autónoma de Cantabria, entre el País Vasco y Asturias, cuenta con algunos de los más espectaculares, idóneos para practicar múltiples actividades al aire libre como surf, ciclismo o senderismo.

A lo largo de la región del norte de España, existen infinidad de opciones con las que disfrutar de la naturaleza, a la vez que se descubren nuevos lugares. Estas son tres rutas senderistas cortas y de fácil acceso que hacer en Cantabria.

Senda de los acantilados hasta el Faro de Ajo

La senda de los acantilados de Ajo, en la localidad del mismo nombre, es una de las rutas más destacadas de Cantabria. El recorrido, de poco más de 6 kilómetros de longitud y con una duración estimada de 1 hora y media, es circular y sencillo de realizar.

Para comenzar el recorrido habrá que dirigirse al aparcamiento de la playa de Cuberis, desde el que parte una senda totalmente señalizada que marca el recorrido en todo momento. Además, a lo largo del recorrido también es posible apreciar diferentes balizas de madera que indican la dirección hacia el Faro de Ajo, que es el final del camino.

Durante la ruta es posible disfrutar de vistas únicas a varios acantilados, modelados por el agua y el viento a lo largo de los años. El sendero es sencillo y ancho, por lo que es perfecto para caminar de manera tranquila y disfrutar de toda la fauna —principalmente aves— que habitan a lo largo del enclave.

La ruta termina en el Faro de Ajo, una construcción con vibrantes colores diseñada por el artista Okuda. Desde ahí es posible deleitarse con unas vistas únicas al mar cantábrico, a la vez que se disfruta del relajante sonido de las olas y la brisa.

Ruta del bosque de secuoyas de Cabezón de la Sal

La ruta alrededor del bosque de secuoyas, en Cabezón de la Sal, es una ruta muy popular en la zona, ya que permite pasear entre árboles plantados en los años 40. El Monumento Natural de las Secouyas cuenta con unos 800 árboles que alcanzan hasta los 40 metros de altura, creando un ambiente mágico e irrepetible.

El recorrido, circular y de 2,5 kilómetros de distancia, no presenta ninguna dificultad ya que transcurre por pasarelas de madera totalmente habilitadas, por lo que es perfecto para realizar junto con amigos o en familia. Además, tiene una duración estimada de 1 hora y es fácilmente accesible y tiene un aparcamiento cercano desde donde comenzar el recorrido sin necesidad de hacer desplazamientos extraordinarios.

El bosque sigue un sendero circular, por lo que alrededor de toda su superficie será posible disfrutar de diferentes ejemplares de secuoyas, aunque también hay algunas áreas abiertas desde donde apreciar la altura y tamaño de los árboles más sencillamente.

El silencio a lo largo de todo el enclave permite conectar con la naturaleza de manera única, disfrutando del bosque y de la fauna que le habita en su máximo exponente. Tras finalizar la visita, el recorrido finaliza en el punto de partida, desde el que es posible volver al aparcamiento fácilmente.

Ruta al Mirador del Hayal de Aloños

El pequeño pueblo de Aloños, cerca de Villacarriedo, es un enclave perfecto para apreciar la vida rural al estilo cántabro. El recorrido de la ruta al Mirador del Hayal de Aloños, que transcurre por un bosque de hayas, comienza en el pueblo con el mismo nombre y asciende suavemente al mirador, desde donde es posible disfrutar de únicas vistas al Valle del Pas.

El camino, rodeado de naturaleza autóctona, cuenta con una distancia de ida y vuelta de 5 kilómetros, con una duración aproximada de 1 hora y media. La ruta comienza en el pueblo, desde donde parte el sendero completamente señalizado que se adentra en el bosque.

Durante el camino, en el que se podrá disfrutar de la frescura y olores únicos de las hayas, el sendero asciende ligeramente, por lo que es posible realizarlo tranquilamente, ya que no es de gran exigencia. Tras finalizar la subida, será posible llegar al Mirador del Hayal de Aloños, desde el cual disfrutar de las notas que rodean al enclave. El regreso se lleva a cabo por el mismo recorrido de manera descendente, hasta llegar al pueblo de inicio.

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