Francia lleva maravillando a toda clase de turistas durante décadas por su combinación de climas, culturas y variopintos territorios que no dejan indiferente a nadie. Así, el país vecino ha sabido diferenciarse de otros destinos, ofreciendo gran variedad de actividades y diversidad de opciones entre las que elegir.
Con el final del verano a la vuelta de la esquina, una de las más llamativas es la costa mediterránea -Côte Méditerranée, en francés- el sur de Francia, una zona rodeada de enormes playas y espacios culturales, perfecto para aquellos que busquen disfrutar de los últimos días del periodo estival.
Con alrededor de 200 kilómetros de playas preservadas y de limpias aguas, la costa de la región de Occitania es un destino ideal para descansar y darse un último baño. Por otro lado, la región gala también ofrece aventuras culturales, deportivas y una gran historia.
Existen varias localizaciones a lo largo del territorio dignas de descubrir y explorar, como los espacios de Collioure, Port-Vendres y Banyuls en la Côte Vermeille, o enclaves llenos de historia como la ciudad de Nîmes.
Collioure, en Côte Vermeille
Collioure es una pequeña ciudad balneario ubicada en el departamento de los Pirineos Orientales. En ella, es posible disfrutar de casas con fachadas de múltiples colores y de enormes viñedos. De hecho, el lugar está conectado con Cerbère mediante un serpenteante camino de carreteras rodeadas de vides que dan origen a los vinos secos producidos en la localidad.
La ciudad, de origen pesquero -como es posible apreciar en su característico puerto-, es también conocida por ser donde está enterrado el poeta sevillano Antonio Machado, que murió en esta localidad francesa adonde se exilió durante la Guerra Civil.
Entre los monumentos más relevantes de este pueblo se encuentra el Castillo Real de Collioure, que perteneció a los Condes de Rosellón y a la Corona de Aragón, entre otros. Además, la construcción sirvió como campamento disciplinario para los refugiados del bando republicano durante la guerra civil española y como prisión durante la Segunda Guerra Mundial.
Cerca de Coilloure está Port-Vendres, un gran puerto comercial que alberga enormes barcos y donde se comercia principalmente con las frutas que se transportan procedentes de África.
Si se continúa en dirección al sur, 8 kilómetros más en esa dirección, es posible disfrutar de Banyuls-sur-Mer, un espacio que perteneció a Cerbère durante años hasta su independencia a finales del siglo XVII. El enclave destaca por la gran oferta de actividades deportivas y culturales que tiene, como la reserva submarina de Cerbère-Banyuls o los centros de submarinismo.
Nîmes, en Gard
La ciudad de Nîmes, capital del departamento de Gard, es una de las ciudades históricas más relevantes del país galo por la gran cantidad de construcciones romanas con las que cuenta. Una de las principales construcciones, el anfiteatro -denominado originalmente como Arènes de Nîmes- fue edificado en el año 27 a. C. y aún sigue en funcionamiento.
Otro de los monumentos históricos de época romana que alberga la ciudad es el templo romano Maison Carrée, una construcción de más de 2.000 años que ha sido utilizada como iglesia, lugar de reposo e incluso como ayuntamiento.
El monumento destaca por su buen estado de conservación, que lo llevó en el año 2023 a ser catalogado como Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Otras de las contrucciones históricas más destacables en la ciudad son:
- La Torre Magna -o Tour Magne en francés-.
- El Puente del Gard -o Pont du Gard en francés-.
- La basílica catedral de Nuestra Señora y San Castor -o Basilique-Cathédrale Notre-Dame-et-Saint-Castor en francés-.
- Los Jardines de la Fuente -o Jardins de la Fontaine en francés-.
Uzès, en Gard
A tan solo 30 kilómetros de Nîmes se encuentra la ciudad de Uzès, una urbe histórica en el valle del río Alzón. El lugar está clasificado como Ciudad de Arte e Historia, y destaca por lo bien conservado que se encuentra su centro histórico, no tanto las iglesias, ya que la mayoría fueron quemadas durante las guerras de religión de la zona.
Uno de los monumentos más reseñables de la ciudad es el Castillo Ducal de Uzès -Château Ducal d'Uzès en francés-, el cual perteneció a una de las familias nobiliarias más antiguas de toda Francia y ha sido adaptado durante años a las necesidades de sus dueños.
Por otro lado, la Catedral de San Teodoro -o Saint-Théodorit en francés- alberga una de las vistas más destacadas de la ciudad. No es otra que la Torre de Fenestrelle, famosa por su gran parecido con la reputada Torre de Pisa en Italia, y por ser uno de los pocos monumentos que sobrevivieron a los altercados y diferentes guerras que se vivieron en la zona.
Sète, en Hérault
El puerto de Sète ha destacado durante décadas por ser uno de los más llamativos de toda la costa mediterránea. La ciudad está unida al mar mediante anchos canales, similares a los de la ciudad italiana de Venecia, motivo por el que es apodada popularmente como 'la Venecia de Languedoc'.
El enclave, también denominado ciudad galería, es uno de los principales exponentes artísticos de la zona, como muestran sus calles con coloridas fachadas o el Museo al Aire Libre -o Musée à ciel ouvert en francés-. La ciudad se encuentra a aproximadamente 30 kilómetros de la reputada e histórica ciudad de Montpellier.