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Asomados a la inmensidad del Gran Cañón
El Antelope Canyon es uno de esos lugares que no pueden faltar en todo viaje que se precie por la costa oeste de Estados Unidos. Un espectáculo pétreo. Un capricho de formas y colores situado en el estado de Arizona, a medio camino entre el Gran Cañón y Monument Valley. Un paraíso para los amantes de la fotografía y, sobre todo, una auténtica maravilla de la naturaleza.
Aquí, en pleno desierto, el suelo se abre y deja paso a un estrecho cañón moldeado por la erosión del agua y el viento a lo largo de millones de años. Un paso angosto que en su punto más profundo casi alcanza los 40 metros de altura y que se puede visitar en dos de sus secciones, la superior y la inferior: el Upper Antelope Canyon y el Lower Antelope Canyon. Ambos se encuentran en la Nación Navajo y solo se pueden recorrer a través de una visita guiada.
Las paredes parecen retorcerse formando curvas y ondulaciones continuas, envueltas en el color rojizo de la roca mientras diminutos granos de arena caen desde la superficie. El nombre navajo para el Upper Antelope Canyon es Tsé bighánílíní, lo que significa “el lugar donde el agua corre entre las rocas”, mientras que el Lower Antelope Canyon se conoce como Hazdistazí, o “los arcos de roca en espiral”. Y cuando lo ves con tus propios ojos, lo comprendes a la perfección.
La sección superior, el Upper Antelope Canyon, es la parte más visitada del Cañón del Antílope. Es la más espectacular y por eso se lleva la fama, aunque también la más concurrida. Su acceso es sencillo, frente a nosotros, en la pared de la roca, se abre una grieta vertical y nos adentramos por ella. No hay desniveles en todo el camino e iremos caminando sobre la arena. Su longitud es de 200 metros y el recorrido es de ida y vuelta, por lo que en el regreso nos cruzaremos con otros turistas. Hay zonas bastante estrechas y eso hace que los juegos de luz que se forman cuando el sol se cuela por las rendijas sean especialmente bonitos. Cuando menos te lo esperas aparecen haces de luz que atraviesan el cañón de arriba a abajo. Pero para eso hace falta que el sol se encuentre en una posición idónea, por lo que lo más recomendable es realizar la visita entre las 11:30h y las 13:30h.
La sección inferior, o Lower Antelope Canyon, es una buena alternativa si no podemos visitar el Upper, o un magnífico complemento si queremos comparar uno con otro. Su acceso no tiene nada que ver, en este caso el cañón no se abre frente a nosotros, sino a nuestros pies, por lo que debemos bajar por unas empinadas escaleras y descender por la grieta que se abre en el suelo. Es un cañón un poco más ancho, por lo que no hay tantos juegos de luz como en el superior, pero es el doble de largo, de 35 metros de profundidad y el recorrido es en un único sentido. De hecho, salir de él tampoco es nada sencillo. La belleza de sus paredes no tiene nada que envidiar a las del Upper y, al ser menos famoso, es más tranquilo y económico.
Como decimos, la única manera de visitar el Antelope Canyon es de manera organizada y guiada, por lo que es necesario recurrir a alguna de las empresas navajas que tienen autorización para ello. En el precio de la entrada, que es de entre 77 y 100 US$ en el Upper y de 50 US$ en el Lower, va incluida una tasa de 8 US$ correspondiente al permiso del propio parque de la Nación Navaja. Esa tasa solo se paga una vez, por lo que en el caso de visitar las dos secciones del cañón hemos de indicarlo si queremos que nos devuelvan el precio de dicha tasa en nuestra segunda visita.
Los recorridos tienen una duración de 1,5 horas y para conocer el Upper Antelope Canyon podemos recurrir a empresas como Antelope Canyon Tours, Adventurous Antelope Canyon Tours, Antelope Slot Canyon Tours y Antelope Canyon Navajo Tours, mientras que si queremos visitar el Lower Antelope Canyon las opciones son menos numerosas: Ken’s Tours Lower Antelope Canyon Tours y Dixie’s Lower Antelope Canyon Tours.
El primer consejo es crucial: reserva con la mayor anticipación posible. Sobre todo para visitar la sección superior. Las entradas vuelan y como lo dejes para cuando ya estés allí lo más probable es que te quedes sin conocer el famoso Antelope Canyon. A la hora de sacar la entrada ten en cuenta que esa hora idónea en la que el sol incide con especial belleza en las paredes del cañón, ââentre las 11:30h y las 13:30h, se conoce como “prime time” y su precio es más elevado.
Durante la visita no está permitido llevar trípodes, ni bastones, ni mochilas ni nada que no sea una botella de agua, el móvil o una cámara de fotos. De hecho, es muy recomendable llevar una funda que proteja la cámara de fotos del polvo. El guía se encargará de enseñarte todos los trucos posibles para que consigas las mejores fotografías, explicándote cada ángulo, cada formación de la roca y cada secreto del cañón.
Y sirva como advertencia, es conveniente llegar al Antelope Canyon siendo conscientes de que es un lugar extremadamente turístico y que las visitas poco tienen que ver con las idílicas fotos que se suelen ver de él. La aglomeración puede llegar a ser importante aunque las empresas se esfuercen por no coincidir en el mismo punto en el instante exacto. Desde Navajo Nation Parks & Recreation ya se decidió hace unos años cancelar las visitas expresas de fotografía, que duraban el doble y costaban el doble, dadas las quejas de los fotógrafos y el caos organizativo que suponía cortar el tráfico para conseguir la foto perfecta. Y no sería raro, ni reprochable, que en un futuro se tomasen medidas para reducir el aforo actual por el bien del propio cañón.
Asomados a la inmensidad del Gran Cañón