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¿Qué bicho me ha picado?: Animales acuáticos

Ejemplar de carabela portuguesa

Esther Samper

En el artículo ¿Qué bicho me ha picado?: Chupadores de sangre explicábamos cómo reconocer las picaduras por insectos que más frecuentemente nos atacan para alimentarse con nuestra sangre. No son los únicos animales que no pueden dar un disgusto durante el verano. Aunque las costas españolas son lugares realmente seguros para el baño en comparación con otros muchos países como Australia, los chapuzones en la playa no están exentos de riesgos.

Sin necesidad de adentrarse apenas en el mar o en el océano, nos podemos topar accidentalmente con diferentes animales acuáticos cuyos mecanismos de defensa nos provoquen daño. En ocasiones, podemos sufrir la picadura sin poder llegar a ver el animal que la provocó al encontrarse este bajo el agua o la arena. Para garantizar un correcto tratamiento de las lesiones, es recomendable reconocer las lesiones dejadas por los animales acuáticos más frecuentes en la geografía española y así como también la de un animal que, aunque es poco frecuente, es aconsejable conocerlo por la gravedad de su picadura.

Medusa

El calentamiento global, la contaminación de las aguas por sustancias como fertilizantes y la disminución de sus depredadores naturales (tortugas y peces) ha llevado a un aumento gradual del número de medusas en las costas españolas e incluso a la aparición de especies invasoras que normalmente no suelen estar por nuestras aguas. Por suerte, muchas de ellas son inofensivas, mientras que otras provocan picaduras que causan daños leves a moderados. Hoy por hoy, no hay especies letales de medusas en nuestro país, pero si deseas tener una panorámica actualizada de cómo se distribuyen, en MedusApp puedes echar un vistazo para saber qué medusas se han avistado en diferentes puntos de España.

Las picaduras de medusas suelen ser fáciles de reconocer porque se caracterizan por ser lesiones lineales delimitadas por la superficie de la piel que ha estado en contacto con los tentáculos urticantes. En estas lesiones se produce inflamación (enrojecimiento e hinchazón) y, en ocasiones, ampollas. El grado de picor y dolor depende de la especie de medusa que haya provocado la picadura y estos síntomas suelen durar varias horas. En “Me pareció ver una ”linda“ medusa, ¿es peligrosa?” se explica con más detalle las 4 especies de medusas más comunes en España.

Los responsables de las playas suelen avisar a los bañistas si hay medusas en las inmediaciones con banderas específicas para tal fin o incluso con la bandera roja si se avistan en abundancia. Si queremos evitar la picadura en estos casos, lo ideal es mantenerse fuera del agua. También hay que tener cuidado de no tocar las medusas que se encuentren en la arena porque provocan también daño, aunque estén muertas.

Si tenemos la mala suerte de haber recibido la picadura de una medusa, lo prioritario es tratar de retirar los tentáculos que se hayan podido quedar en la piel con unas pinzas, guantes o cualquier otro objeto que nos permita quitarlos sin tocarlos con la piel. Tras este paso, se puede lavar la zona con agua del mar, vinagre al 5 % durante 30 segundos o una solución acuosa concentrada de bicarbonato sódico (1:1). El vinagre resulta útil para desactivar las células (cnidocitos) que inyectan el veneno en la piel. Para aliviar la inflamación, el picor y/o el dolor, se puede aplicar frío local, analgésicos o pomadas con corticoides o antihistamínicos.

Nunca se debe aplicar agua dulce, alcohol u orina sobre la picadura de medusa, pues empeora aún más el problema al favorecer la liberación de veneno. Tampoco se debe frotar la zona. La aparición de ciertos síntomas generales como dificultad para respirar, hinchazón de otras partes del cuerpo o mareos entre otros, podría indicar una reacción global que obliga a ir rápidamente a Urgencias.

Carabela portuguesa

Aunque su apariencia nos haga pensar que se trata de una especie de medusa, la llamativa carabela portuguesa se trata de un animal diferente: un conjunto de células individuales e independientes llamadas hidroides que se especializan y viven juntas formando este organismo colonial. La carabela era una rara visitante en las costas españolas durante el verano, pero en los últimos años cada vez se avistan más a estos animales en diferentes zonas turísticas del Mediterráneo en las estaciones más cálidas. Estos organismos son fáciles de ver porque una parte de ellos flota y queda por encima del agua. Este verano ya han sido múltiples las personas que han padecido la picadura de este peligroso animal. Por ejemplo, durante el pasado junio, siete personas en Benidorm sufrieron las picaduras de la Carabela.

La picadura de la carabela es de mayor gravedad y más dolorosa que las picaduras de las medusas que frecuentan nuestras costas. Aunque como las picaduras de medusas, dejan lesiones lineales en la piel con inflamación (enrojecimiento e hinchazón) y ampollas, éstas suelen ser más anchas y graves. Debido al potente efecto de su veneno y a sus largos “tentáculos”, suelen dejar zonas más amplias de lesiones, con una inflamación más intensa. En ocasiones, también se puede producir aceleración del pulso, náuseas, vómitos, sudoración, dolor de cabeza, infección de la herida y fiebre. Aunque su picadura es muy dolorosa, no suele ser una especie letal, salvo que la víctima tenga algunas características que la hagan vulnerable.

Al igual que con las medusas, si se avistan estos organismos en las playas, se indica con la bandera roja o con una bandera específica para que la gente no se bañe. El tratamiento es el mismo que para las medusas y si se observan complicaciones del estado general es recomendable acudir a Urgencias. Además, la aplicación de agua caliente (45 ºC) durante 20-30 minutos sobre la zona de las picaduras puede resultar de utilidad para inactivar el veneno.

Pez araña

Se conoce como pez araña o pez escorpión a un conjunto de 9 especies de peces marinos, pertenecientes a la familia Trachinidae, que habitan las aguas del Atlántico y del Mediterráneo. Cuentan con entre 4 y 8 espinas puntiagudas y venenosas en su aleta dorsal oscura y 2 espinas venenosas en las zonas que recubren sus branquias. Suelen esconderse parcialmente en la arena de aguas poco profundas, al acecho de sus presas, por lo que pasan totalmente desapercibidos hasta que alguien tiene la mala suerte de ponerles el pie encima. En ocasiones, durante la época de apareamiento, pueden volverse agresivos y atacar a las personas que se encuentran cerca de ellos.

Junto a las medusas, los peces araña son las especies acuáticas que más picaduras causan a los españoles durante el verano. Si tenemos conocimiento de que estos peces se encuentran en la costa, lo ideal es llevar calzado con suela gorda al pasear por la orilla o adentrarse en el agua, evitando así pisarlos.

Las personas que han sufrido la picadura de un pez araña lo recordarán probablemente para toda la vida porque sienten un dolor intensísimo, como si hubieran pisado cristales en la arena. El culpable de este dolor, que dura de horas a días, es una neurotoxina que interfiere con los nervios de la zona y que, además, provoca constricción de los vasos sanguíneos.

Suele ser muy fácil identificar las picaduras por pez araña porque casi siempre se encuentran en las plantas de los pies y se muestran varias heridas por punciones muy juntas entre ellas y que se distribuyen de forma lineal. Además, la zona de la picadura está más pálida (por la vasoconstricción) y hay hinchazón, picor y pérdida de sensibilidad alrededor. Entre los efectos generales que puede padecer la persona se encuentran los vómitos, náuseas, desmayo, dolor de cabeza y sudoración. La situación puede empeorar en raros casos y que aparezcan complicaciones como gangrena en el pie, pérdida del conocimiento y alteraciones de la respiración y cardíacas. Es extremadamente improbable morir por la picadura de este pez, aunque existen casos documentados.

Lo primero que hay que hacer ante esta picadura es observar si ha quedado alguna espina clavada para retirarla con unas pinzas lo más rápido posible. A continuación, hay que limpiar, desinfectar la herida y sumergir el pie afectado con agua lo más caliente posible (40 ºC o superior, sin llegar a quemarse) hasta que el dolor remita. La toxina pierde su función a altas temperaturas y por eso notaremos un alivio del dolor con este tratamiento. Según los síntomas y la gravedad de la herida se podría recurrir a analgésicos, corticoides y/o antihistamínicos. Es recomendable acudir al médico para que valore la herida y si requiere tratamiento adicional, ya que estas heridas corren el riesgo de infectarse y podría ser necesario tratamiento antibiótico.

Erizo de mar

Los erizos de mar o castañas de mar se caracterizan por sus grandes y afiladas espinas móviles. Son animales gregarios que suelen encontrarse tanto en terrenos rocosos poco profundos como a grandes profundidades, así que es fácil encontrar múltiples de estos animales en una misma zona. De entre las más de 950 especies catalogadas de erizos de mar, algunas son venenosas. Por suerte, las presentes en el mar Mediterráneo no lo son.

Al igual que las picaduras del pez araña, las picaduras el erizo de mar casi siempre se dan en los pies, especialmente en las plantas, cuando alguien pisa a estos animales accidentalmente. Sus espinas son muy frágiles, así que se suelen romper en el momento y quedarse clavadas en la piel, lo que empeora el pronóstico si no se sacan a tiempo. Además del punzante e intenso dolor provocado por clavarse las espinas del erizo de mar, la zona suele inflamarse y causar erupciones.

El primer paso para tratar estas heridas es extraer cuanto antes las espinas clavadas en la piel con unas pinzas o una aguja esterilizada. De no hacerlo nos arriesgamos a que se desarrollen infecciones en estas heridas. Justo después, se debe limpiar y desinfectar la herida. Tras este paso, es conveniente lavar con vinagre o aplicar compresas con vinagre para disolver cualquier resto de espina que se hubiera podido quedar por la zona. Finalmente, sumergir la herida en agua caliente puede ser útil para aliviar el dolor.

A veces, puede ser muy difícil retirar las espinas porque se han quedado clavadas profundamente en la piel, en tal caso es necesario acudir al médico para que las retire valorando si hace falta una cirugía menor para ello. Al igual que con las picaduras del pez araña, hay que vigilar las heridas causadas por el erizo de mar por si se infectan durante los siguientes días. Si hace más de 10 años desde la última vacuna contra el tétanos, es aconsejable aplicarla.

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