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“El 15-M ha permitido hibridar participación digital y analógica”

Asamblea de barrio del 15M en Madrid (EFE)

João França

Barcelona —

“Decir que el 15-M es una revolución Facebook o una revolución Twitter es una estupidez profunda”. La frase es contundente, pero aunque no lo parezca, Javier Toret es un fiero defensor del papel de las tecnologías en este movimiento. Luego aclara que lo dice porque esos servicios son herramientas que la gente utiliza. La investigación de DatAnalysis15M sobre tecnopolítica y el 15-M que coordina Toret trata de arrojar datos sobre el uso de estas y otras herramientas.

Aunque algunos ponen en duda el peso real de internet en las movilizaciones, una encuesta citada en el estudio asegura que un 82% de las personas que acudieron a las primeras manifestaciones del 15-M supieron de ellas a través de las redes sociales. Toret recuerda la primera noche de la acampada en Sol, a pesar de no haber estado ahí. “Después de las manifestaciones nos fuimos a casa, pero en Madrid hubo gente que decidió quedarse ahí, y estábamos todos pendientes”, dice, y recuerda el papel que tuvieron los vídeos colgados en YouTube de las primeras asambleas.

Sin embargo, los investigadores de DatAnalysis15M rechazan el “plazocentrismo” de la mayoría de cosas que se han escrito al respecto. Por eso han querido estudiar también el sustrato, “un aprendizaje tecnopolítico que permitió dar un salto de calidad”. Para Toret, el movimiento más importante y decisivo en la gestación del 15-M fue el de la cultura libre y la libertad en la red.

El investigador y activista remarca la diferencia entre la tecnopolítica y lo que llama “clicktivismo”, que se limita a firmar peticiones virtuales o compartir enlaces en las redes sociales. En cambio, “la tecnopolítica utiliza la red y el ciberterritorio para tener efectos dentro y fuera de él”, explica. En otras palabras, “usar las redes para tomar las calles”. En este sentido, Toret cuenta que se preguntaba “cómo sacar a la calle las 200.000 firmas al manifiesto en defensa de los derechos fundamentales en internet”.

Recuerda como la reivindicación de la libertad en la red, que era cosa de unos pocos, se generalizó y se convirtió en una crítica al bipartidismo con el #nolesvotes y remarca como “el 15-M ha permitido hibridar participación digital y analógica”. Una técnica de análisis desarrollada por Alberto Lumbreras muestra que el 31% de las personas que utilizaron el hashtag #spanishrevolution habían utilizado antes #nolesvotes.

Y no sólo la red hizo crecer el 15-M, sino que el 15-M también hizo crecer la red. Según datos de ComScore, de abril a mayo de 2011 el tiempo de los usuarios en la red en España creció un 17% y tráfico de datos un 20%. Los datos de la investigadora M. Luz Congosto, de la UC3M, muestran como se disparó el número de nuevos usuarios de Twitter entre el 15 y el 19 de mayo de 2011. Toret explica que “los servicios que ven potenciado su tráfico son aquellos que han servido a la ciudadanía para organizarse”.

“Las emociones son políticas”

El investigador, licenciado en psicología, asegura que “una de las claves de la influencia de la tecnología es crear un estado de ánimo colectivo”. “Antes del 15-M estábamos todos los frikis del mundo solos y sin amigos”, ironiza Toret, que destaca como los acontencimientos se proyectan y hasta “son prevividos” en el ámbito digital.

Para este activista “las emociones son políticas” y por eso han analizado las emociones predominantes en los mensajes relacionados con el 15-M en Twitter. Sus conclusiones son, por un lado, que los tweets del 15-M tienen el doble de carga emocional que los tuits normales y que, por otro, los mensajes emocionales son más virales que los no emocionales.

Con el análisis del vocabulario, han visto que el lenguaje se cohesiona a medida que crece la red. La cohesión ejemplifica un cambio de paradigma. DatAnalysis15M comparó en noviembre de 2011 las interacciones del 15-M y las de los partidos políticos en Twitter. La conclusión fue que mientras las redes del 15-M son cooperativas, las de los partidos son competitivas, caracterizadas por la ausencia de interacciones entre distintas comunidades.

Las diferencias se ven también en lo que refiere a los “núcleos centrales” de esas redes. En el caso de los partidos, son aquellas personas designadas como líderes fuera de la red, mientras que en el caso del 15-M la centralidad corresponde a identidades colectivas. “El liderazgo es temporal y distribuido”, explica Toret.

Esas identidades colectivas “permiten tener un gran impacto siendo muy pocos”, asegura el investigador, y pone como ejemplo la Plataforma de Afectadas por la Hipoteca: “La PAH había construido una identidad consistente, que se puede replicar viralmente y explota con el 15-M”. La red sirve para “multiplicar” los acontecimientos, para “un contagio tecnológicamente estructurado”, dice Toret.

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