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Manifestación por el cierre de los CIE: “No somos números, somos personas”

Cabecera de la manifestación por el cierre de los CIE. / Alberto Ortiz.

Alberto Ortiz

Varios rostros impresos sobresalían esta tarde entre todo el bullicio en Lavapiés. Samba Martine, Markus Omafuma, Amed Abagui... Samba Martine falleció en un Centro de Internamiento de Extranjeros en diciembre de 2011 debido a una enfermedad derivada del SIDA que no había sido correctamente diagnosticada. La Justicia admite ahora que la muerte podría haberse evitado. Su historia y la de otros inmigrantes fallecidos en los centros o en vuelos de deportación han recorrido el centro de Madrid este sábado. Centenares de personas han coreado su memoria: “Ningún ser humano es ilegal” y han pedido el cierre de todos los CIE de España.

Diferentes colectivos por el cierre de los centros de internamiento han unido sus fuerzas este sábado para convocar manifestaciones en Madrid, en Barcelona y en otras ciudades de España. La Plataforma por el Cierre de los CIE, Tanquem el CIE, SOS Racismo o CIE NO Madrid han reunido a centenares de personas tanto en la capital española como en Barcelona, hasta donde se ha acercado la alcaldesa de la ciudad, Ada Colau, para mostrar su apoyo hacia la protesta.

La acción de este sábado ha supuesto además el pistoletazo de salida en Madrid a una plataforma ciudadana para llevar el debate sobre el cierre de los CIE a los barrios, tal y como ha reconocido a eldiario.es Cristian, uno de los impulsores de la iniciativa y miembro de la Plataforma por el Cierre de los CIE. “Creemos que una iniciativa así puede ayudar a visibilizar el problema de los centros de internamiento y a llevar ese debate de las calles a las instituciones”, ha precisado. La iniciativa bebe, según explican desde la plataforma, de ideas similares que ya se han llevado a cabo en ciudades como Barcelona y que han dado buenos resultados.

La manifestación ha comenzado a las seis de la tarde. Momentos antes, Irene Ruano, miembro de la Plataforma, exponía el motivo de la protesta delante de los medios de comunicación: “Creemos que los CIE deben ser cerrados porque vulneran los derechos más básicos y porque criminalizan a nuestros vecinos migrantes”. Las pancartas repartidas entre los asistentes reforzaban el mensaje.

Los asistentes se detienen unos minutos en la plaza Nelson Mandela. La historia de un inmigrante que pasó por el CIE se comienza a escuchar a través del megáfono, la narra uno de los organizadores: “Siempre he vivido aquí, mis amigos, mi familia... todo lo que conozco está aquí. Todo lo que me hace ser quien soy”. Sin posibilidad de regularizar su situación, el protagonista del testimonio fue interceptado por la policía en la calle y pasó 49 días en un CIE. “Allí dejan de llamarte por tu nombre -las palabras resuenan en la plaza- te conviertes en un número, yo era el 917”.

Sunday es nigeriano y lleva casi 10 años en España. Acude a la manifestación porque ve “injusto” que existan centros de internamiento solo para personas cuyo único delito, dice, es el de no tener papeles. “Si no tienes papeles, tienes miedo de salir a la calle porque en cualquier momento te pueden detener”, lamenta.

Es uno de los muchos inmigrantes que participa en la marcha. Algunos portan pancartas, otros agarran el megáfono para pedir justicia, otros simplemente acompañan. Martin camina en el mosaico de colores que se ha agolpado en la plaza de Tirso de Molina, justo antes de la segunda parada. Dice que ahora que acaba de conseguir los papeles se siente como si tocara el cielo y critica tajantemente tanto los internamientos como los vuelos de deportación. “No es justo”, dice.

Una participante lee el segundo testimonio de la jornada. Se trata de una empleada del hogar, sin papeles, claro. “Un día de camino al trabajo me paró la policía y me llevó a comisaría -narra el testimonio-. No pude avisar a mi pareja y tuve que entrar en el CIE. Estuve 48 días encerrada. En el módulo de mujeres nadie podía dormir. ¿Cómo pueden separarnos de nuestras vidas de una manera tan cruel? Dejé de comer, los nervios me cerraban el estómago. Pasé 58 días en una cárcel por el hecho de ser inmigrante.

Llega la marcha a la Puerta del Sol entre gritos continuados de rabia: “Ni CIE, ni rejas, ni presos, ni presas”. La concentración en la plaza tarda en organizarse. A duras penas, los organizadores consiguen abrir un hueco para desplegar la pancarta central. Entre varios leen el manifiesto del acto, antes de que una poesía recitada por el actor Juan Diego Botto y una actuación de la Solfónica clausuren la jornada. “Los CIE no son sino la piedra angular de la política deshumanizada e hipócrita que asesina en las fronteras, un agujero negro del Estado de derecho”, reza el comunicado. Los colectivos organizadores denuncian que dentro de los centros también se encuentran internos menores de edad, víctimas de trata o enfermos sin una apropiada atención médica. Vuelve a ondear el recuerdo de los fallecidos, que brillan en las pancartas: “no podemos cerrar este día sin mencionar a Jonathan Sizalima, Mohamed Abagui, Idrissa Diallo, Samba Martine y Aramis Manukyan, personas fallecidas en los CIE y por cuya memoria seguiremos luchando hasta alcanzar el cierre”.

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