El cierre de la Gran Vía, el inicio para hacer más peatonal el centro de Madrid
A las cinco de la tarde de este viernes el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha el dispositivo especial de Navidad, que comienza con el puente de la Constitución, y que plantea cortes puntuales de tráfico en la Gran Vía en favor del peatón. El cese de la circulación de coches en una de las más concurridas arterias urbanas de la capital se aplica al trazado completo de la avenida. Es decir, el cierre va desde la Plaza de España hasta la calle Alcalá. Pero no solo habrá cortes al tráfico en la Gran Vía, la restricción de tráfico se hace también extensible a la calle Atocha, entre la glorieta del Emperador Carlos V y la plaza de Jacinto Benavente.
La iniciativa parte del Área de Medio Ambiente y Movilidad y se lleva cabo con un dispositivo parecido al que ya se organizó en el mes de septiembre durante la Semana de la Movilidad, la denominada Celeste. Entonces, el Consistorio madrileño cortó el tráfico de la Gran Vía, el Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos, por donde solamente pudieron circular los autobuses urbanos, coches de residentes y los taxis. Los cortes de tráfico por el puente de la Constitución han comenzado este viernes y se prolongarán hasta el domingo 11 de diciembre a las 22 horas. El fin de semana del 16 al 18 de septiembre se aplicará el mismo mecanismo. Cierre del viernes a las cinco de la tarde hasta las diez del domingo. El 23 de diciembre volverá a cerrarse hasta que finalicen las fiestas de navidad: el corte será sin interrupción durante dos semanas desde la tarde del viernes 13 hasta el domingo 8 de enero por la noche.
El consistorio justifica los cortes de tráfico atendiendo a la gran afluencia de peatones en esta época del año. “Aunque la gran mayoría opta por la utilización del transporte público, en años anteriores se han registrado niveles muy elevados de congestión circulatoria y numerosas situaciones de saturación completa de los aparcamientos de rotación. Además, se produce una elevada congestión de las aceras y zonas peatonales, en particular en el eje de la Gran Vía”, ha explicado este viernes la concejal de Medio Ambiente y Movilidad, Inés Sabanés.
Para que la circulación de los vehículos autorizados sea posible, se habilitarán dos carriles centrales, al igual que pasó durante la Celeste. Además, en esta ocasión, la circulación de vehículos se extiende a coches que se dirijan a los párkings de los centros comerciales de zona y a garajes. También los coches de la plataforma Uber y Cabify podrán circular, después de que un juez autorizara la circulación de estos vehículos de alquiler con chófer para esos días. El control de quiénes pasan y quiénes no corre a cargo de los agentes de movilidad. Se trata también de una prueba piloto para futuros cierres, aunque existe un plan presupuestado para el próximo año, para que esto pase a ser una realidad permanente.
Uno de los proyectos del Gobierno de Carmena para el verano de 2017 es el de ampliar las aceras de la Gran Vía y reducir el número de carriles para los coches. Para el concejal de Urbanismo, José Manuel Calvo, según explicó en septiembre a eldiario.es, se trata de un proyecto “prioritario” para que los vehículos dejen de atravesar Madrid de este a oeste y se utilicen otras vías alternativas. A día de hoy, fuentes de su área confirman a este medio que el plan sigue adelante: “Las obras empezaran entre 6 u 8 meses a partir de que empiece el año. Son 6 meses de licitación y unos otros dos de aprobación, según lo previsto”.
Propuestas para 2017
Trabajar por que la circulación de coches por la Gran Vía disminuya no es el único plan que el Consistorio tiene pensado para reducir drásticamente la circulación de vehículos en el centro de la capital. En el borrador del plan de Mejora de Calidad del Aire, elaborado por el departamento de Medio ambiente y Movilidad, el Gobierno de Ahora Madrid trabaja por la “creación de un área de acceso restringido para el vehículo privado (salvo residentes) en el que se prioriza la movilidad peatonal, la bicicleta y el transporte público”, recoge el documento.
Este “área central de acceso restringido al vehículo privado” está definida en un perímetro continuo que abarca las calles Alberto Aguilera, Carranza, Sagasta, Génova, Paseo de Recoletos, Paseo del Prado, Ronda de Atocha, Ronda de Toledo, Gran Vía de San Francisco, calle Bailén, Cuesta de San Vicente y Princesa. Para conseguir reducir el tráfico de vehículos en todo este perímetro, el ayuntamiento plantea hacer un reparto del espacio de aparcamiento “en superficie exclusivamente para residentes y usos dotacionales”, con lo que pretende que los coches de no residentes se dirijan a los aparcamientos públicos del interior del área.
Encaminado en este sentido también se construirá una “red de aparcamientos” que estarán conectados con “nodos de transporte público”, para evitar la entrada de los vehículos hasta el centro de Madrid. Los parkings propuestos se localizan en las estaciones Piti, Fuente de la Mora, Canillejas, Estadio Olímpico o Villaverde Alto.
Para mejorar el trasporte público de la ciudad para que tenga más capacidad y sea más sostenible, el Ayuntamiento ampliará y renovará la flota de autobuses de la EMT por una cien por cien ecológica. El objetivo es alcanzar en 2020 “una flota de 2000 autobuses de uso con categoría ECO o superior”. También se incentivará la sustitución de los coches de taxis por menos contaminantes así como el incremento del número de paradas.