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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

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Aina Gallego - @ainagallego

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Guía para entender las elecciones británicas

Cameron convence a más espectadores que Miliband en una entrevista conjunta

José Fernández-Albertos

No es exagerado decir que el próximo 7 de Mayo se celebrarán unas de las elecciones británicas más competidas de la historia. A menos de dos semanas de las elecciones, la incertidumbre sobre quién será el primer partido en la Cámara de los Comunes es enorme. Sólo fijándonos en las encuestas publicadas ayer, Survation mostraba una ventaja de cuatro puntos para los conservadores, Panelbase de tres para los laboristas, y YouGov de dos también para estos últimos. Las encuestas hechas por teléfono suelen favorecer a los conservadores, las realizadas por internet, a los laboristas, pero nadie sabe con certeza cuál se acercará más al resultado final. Si ustedes están convencidos de que ganarán unos u otros, no dejen pasar esta oportunidad: vayan a las casas de apuestas y díganlo con su dinero: cualquiera de las dos cosas pagan hoy buenos dividendos.

Para que la espera hasta el día 7 no se les haga demasiado larga, he preparado unas píldoras que espero les ayuden a entender mejor la competición electoral británica.

1. La dificultad de traducir el cambio en porcentaje de voto en reparto de escaños

Electoralmente, el Reino Unido se divide en 650 circunscripciones, y el ganador en cada una de ellas obtiene su acta para Westminster. Este sistema, que de forma muy cruda premia a los partidos grandes, solía generar una competición polarizada en torno a dos bloques: los laboristas y los conservadores. Aunque predecir el resultado electoral de forma precisa con este sistema era complicado (había que saber cómo iban a quedar en cada uno de las 650 distritos), los británicos habían desarrollado un método (el del cambio electoral uniforme), que en esencia consistía en calcular cuántos distritos cambiaban de ganador si en todos los distritos se producía el mismo cambio en porcentaje de voto detectado a nivel nacional. Dado que los cambios en preferencias por uno y otro partido estaban fuertemente correlacionados entre circunscripciones, el sistema funcionaba razonablemente bien. Ahora, sin embargo, todos los analistas coinciden en que es muy problemático usar este modelo en las circunstancias actuales. Primero, porque los cambios en el nivel de apoyos han no son nada uniformes en las circunscripciones. En Escocia, los laboristas se están desplomando, mientras que en Inglaterra y Gales están creciendo. Y en segundo lugar, porque en un sistema multipartidista como el que está emergiendo en Gran Bretaña, las batallas en cada circunscripción son mucho más difíciles de predecir a partir de patrones generales.

Anticipar el reparto de diputados se ha convertido en una pesadilla en este contexto: algunos expertos recurren a encuestas a nivel de distrito y las combinan con información de las encuestas a nivel nacional, mientras que otros se fijan en los mercados de apuestas (que también existen a nivel local). En conjunto, los diferentes métodos dan resultados no muy diferentes: Los laboristas y los conservadores obtendrían un número muy parecido de diputados.

2. Hegemonía aplastante del nacionalismo en Escocia

Una predicción que sí podemos hacer es que uno de los ganadores de estas elecciones será el Partido Nacionalista Escocés (SNP). El SNP, un partido minoritario hasta la llegada de la descentralización política promovida por la administración de Tony Blair, es hoy un partido hegemónico en Escocia, donde gobierna con una sorprendente mayoría absoluta en el parlamento (en Escocia el sistema electoral es proporcional; fue de hecho diseñado para que tal mayoría absoluta no se produjera), y todo apunta a que obtendrá su primera victoria en unas elecciones a Westminster. Escocia elige 59 diputados, y según las encuestas el SNP podría lograr la victoria en más de 50 circunscripciones. Escocia mandará al Parlamento una delegación casi exclusivamente nacionalista.

Esto ha creado un enorme problema a los laboristas, para quienes Escocia era uno de sus principales feudos. En 2010, los laboristas se quedaron a 48 diputados de los conservadores. Si ganaran en todas las circunscripciones que ganaron en 2010, bastaría con que 25 circunscripciones cambiaran de bando hacia ellos para convertirse en el primer partido del Reino Unido. La previsible hegemonía del SNP en Escocia hace que esto no sea así de fácil. En 2010 los laboristas obtuvieron 41 diputados escoceses, que con casi total seguridad serán reducidos a menos de 10 el 7 de Mayo próximo. Esto significa que los laboristas necesitarán un vuelco mucho mayor en Inglaterra y Gales para ser el primer partido. Puede que ese vuelco (que ahora es de entre el 3 y el 6 por ciento según las encuestas), no sea suficiente para desbancar a los conservadores del primer puesto en escaños.

3. Dispersión del voto, votantes locales y votantes nacionales

Aunque con toda seguridad el partido xenófobo UKIP será el tercer partido en número de votos (los sondeos predicen un 15% de votos para este partido), lo más probable es que no obtenga más de cinco representantes (de 650). La razón es que tiene un voto geográficamente muy disperso, y sólo aspira a ganar en algunos distritos del Sureste de Inglaterra. Su situación contrasta notablemente con los liberales, otro partido “pequeño”, pero que ha logrado manejarse mejor en este sistema. Con aproximadamente la mitad de porcentaje del voto de los xenófobos, los liberales obtendrán muchos más representantes (entre 20 y 30), ayudados por el hecho de que sus candidatos tienen buenas reputaciones en sus distritos (cuando los votantes piensan en términos de candidatos locales y menos en el gobierno de la nación, tienden a ser más favorables a los liberales), y a una campaña muy centrada en aquellas circunscripciones en las que tienen posibilidades de victoria.

4. ¿Cómo va a ser posible gobernar?

No es fácil definir en qué consiste una “mayoría de gobierno” en el Parlamento de Westminster. En principio cabría pesar que hacen falta 326 parlamentarios para asegurar la victoria en cualquier votación. En realidad, dado que los cuatro o cinco representantes que obtendrá Sinn Féin en Irlanda del Norte no ocuparán sus escaños, y que el Speaker de la cámara no participa en las votaciones, el número mágico podría ser 322 o 323. Pero añadamos dos elementos más: en el Reino Unido cuando un escaño queda vacante se convocan elecciones en el distrito, con lo que durante la legislatura puede haber cambios en la composición del Parlamento (no suelen ser más de una decena). Además, los parlamentarios pueden a veces romper la disciplina de partido (aunque son mucho más disciplinados que lo que desde aquí se les pinta a menudo). En resumen, una mayoría estable necesitaría de aproximadamente 330 escaños (aunque podría sobrevivir con menos, dado que la oposición, hoy más fragmentada, es más difícil que se coordine en contra del gobierno).

Aunque los conservadores pueden contar con el apoyo “natural” de los protestantes norirlandeses (8 escaños), y los laboristas de los socialdemócratas irlandeses (3) y de los nacionalistas galeses (3), ninguno de los dos bloques obtendrá esa mayoría. Habrá con toda seguridad un parlamento “colgado” (hung) como el actual, que requerirá de coaliciones o pactos de gobierno. La probabilidad según las encuestas de que la coalición actual (conservadores y liberal-demócratas) tenga una mayoría de gobierno es muy pequeña, por no decir nula. Y la única coalición posible parece ser entre los laboristas y los nacionalistas escoceses (aunque los primeros se empeñen en negarla, y los segundos en suscribirla), pero los números también son justos en este caso. Así pues, es muy probable que no todas las incógnitas en torno a quién gobernará Gran Bretaña estén resueltas la mañana del día 8.

Bonus para futboleros: Para que se hagan una idea del sesgo rural del voto conservador, 18 de los 20 equipos que juegan la Premier League lo hacen en circunscripciones laboristas. Un equipo lo hace en un distrito ganado por los liberal-demócratas (el colista Burnley), y sólo uno también procede de un distrito ganado por los conservadores en 2010. ¿Han adivinado cuál es? Exacto: el Chelsea de José Mourinho.

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