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20 años de Miguel Ángel Blanco: del desborde ciudadano contra la violencia de ETA a la pugna política por los homenajes

Vista aérea de la manifestación por la Paz, la Unidad y la Libertad, en protesta por la muerte del concejal del partido Popular Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA.

Andrés Gil

10 de julio de 1997. El concejal del PP en Ermua Miguel Ángel Blanco es secuestrado por ETA. La organización exigía el acercamiento de presos vascos a Euskadi a cambio de la liberación del edil, quien apareció tiroteado el 12 de julio tras cumplirse el ultimátum de ETA –falleció en la madrugada del 13–.

Aquel secuestro y las agónicas 48 horas que lo siguieron hasta el asesinato de Miguel Ángel Blanco llevaron a la sociedad española a salir a la calle a exigir la liberación del edil como nunca antes había ocurrido: de forma masiva, transversal y con manos blancas. El desborde ciudadano fue total, como no había ocurrido desde la Transición o el 23F, y que no ocurriría después hasta el Nunca Máis, el No a la Guerra o el 15M. Fue lo que se bautizó como Espíritu de Ermua, aquel que aunaba como nunca antes a sectores políticos, ciudadanos y sociales de Euskadi.

Dos décadas después de aquello, seis años después del cese de la violencia de ETA, los homenajes a Miguel Ángel Blanco vuelven a servir de arma política. ¿Por qué? Porque el Ayuntamiento de Madrid ha declinado rendir tributo al concejal: “Supondría destacar a una víctima por encima del resto”. Respuesta del PP, por boca de Cristina Cifuentes, presidente regional: “Retrata la talla moral de Manuela Carmena. No podemos olvidar la historia del terrorismo en España. La historia del terrorismo de ETA no se puede confundir ni crear una historia paralelamente”.

La presidenta de la Comunidad de Madrid va a celebrar un homenaje al edil asesinado por ETA en los jardines madrileños que llevan su nombre este lunes, aunque fuentes del Ejecutivo autonómico aseguraron la pancarta se colgará el miércoles en la sede del Gobierno autonómico en la Plaza de Sol.

“Miguel Ángel Blanco está no solo en el recuerdo, en la cabeza y en la mente de quienes somos miembros del Partido Popular sino de todos los españoles”, ha defendido el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Con este homenaje, Rajoy asegura que “se defiende con él y su memoria los derechos de las personas, a la vida, a expresarse libremente y los derechos fundamentales”.

Por su parte, la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, anunciaba la semana pasada la decisión del Consistorio de “participar en cualquier acto en el que se exprese la condolencia por esa víctima”, al mismo tiempo que rechazaba la petición de la gran pancarta para no “diferenciar unas víctimas de otras”. Una diferenciación que sí ha hecho el ministerio del Interior con el siguiente vídeo:

El presidente del PP en el País Vasco, Alfonso Alonso, subraya la necesidad de hacer memoria “y que los jóvenes se enteren de lo que ocurrió ante el discurso de legitimación de la disculpa de la violencia terrorista que trata de imponer Sortu. Por eso es importante esta semana de homenajes a Miguel Ángel Blanco. No podemos consentir que blaqueen el pasado”.

Las movilizaciones en torno al secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco agitaron la política vasca y española.

Sin lo que pasó aquellos día seguramente no se entienda el plan Ardanza (1998) del entonces lehendakari, cerrado con un carpetazo por el Gobierno de José María Aznar; el Pacto de Lizarra promovido por la izquierda abertzale (1998); el pacto Antiterrorista propuesto por José Luis Rodríguez Zapatero (2000) a José María Aznar y que fue clave para la ley de partidos (2002) que llevó a la ilegalización de Batasuna (2003).

Consecuencia de todo aquello es el ambicioso plan Ibarretxe (2001-2003), que acabó en vía muerta; y, en último término, que Patxi López llegara a lehendakari con el apoyo del PP (2009-2012). El 10 de enero de 2011, con José Luis Rodríguez Zapatero en Moncloa, ETA anunciaba un “alto el fuego permanente, general y verificable”.

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