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Pedro Sánchez descarta presentar una moción de censura si lidera el PSOE

Pedro Sánchez en una imagen de archivo

Gonzalo Cortizo / Irene Castro

Una hipotética victoria de Pedro Sánchez en el Congreso del PSOE no traería aparejada una moción de censura contra Mariano Rajoy. El equipo de Sánchez descarta un intento para desbancar al PP del Gobierno por la vía rápida: “Podemos decirle no a Rajoy sin necesidad de presentar una moción de censura”, aseguran. 

El “no es no” que ha enarbolado el exsecretario general del PSOE en los últimos meses no tendrá una consecuencia directa si gana las primarias. El plan de Sánchez no pasa por deshacer la abstención que permitió a Rajoy renovar en Moncloa y que ha usado como arma arrojadiza contra sus adversarios: Susana Díaz y Patxi López.

Frente a quienes piden medidas drásticas como una moción de censura, la estrategia de Sánchez pasa por impulsar “otro tipo de política en el grupo parlamentario”. Así lo asegura uno de sus portavoces autorizados: “Queremos un PSOE autónomo y sin injerencias”. 

El precandidato socialista quiere evitar que una eventual victoria de su proyecto empuje a Rajoy a disolver las cámaras e impulsar otra campaña de generales. “No podemos someter a este país a unas elecciones otra vez”, asegura el entorno de Sánchez.

Sánchez tendría que obtener los apoyos suficientes para conseguir ganar esa moción de censura. Pablo Iglesias estaría por la labor. “Si hay un acuerdo de programa, claro que sí”, ha asegurado el líder de Podemos al programa Salvados, que La Sexta emite este domingo. Iglesias explica que “sería mejor para España un Gobierno de progreso en el que pudiéramos estar todos”.  

El ofrecimiento de Podemos vuelve a situar a Pedro Sánchez ante un imposible con dos complicaciones añadidas: una interna y una externa. En el primer escenario, el renovado líder socialista tendría que convencer a buena parte de sus diputados –un tercio del grupo lo aporta la federación de Susana Díaz– para apoyarle en un nuevo intento por llegar a Moncloa.

La mayoría de los diputados socialistas defendieron la abstención una vez derrocado Sánchez. El principal argumento que esgrimieron es que con 85 escaños no se puede gobernar. La aritmética sería la misma por mucho que los militantes hubieran avalado el liderazgo de Sánchez.

El otro reto de Sánchez sería enfrentar la geometría parlamentaria que le llevaría  de nuevo a la necesidad de pactar con los partidos independentistas, ante el veto mutuo entre Ciudadanos y Podemos.

En la campaña que Sánchez inició en enero no ha habido un solo acto en el que no se haya criticado a la gestora por ejercer “de muleta” del PP. Sánchez sigue apoyado en la bandera del “no es no”, sin aclarar que entre sus planes no entra la única fórmula de adelantar en el tiempo la caída de Rajoy. 

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