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Ovaciones y lágrimas para acabar con la época de Esperanza Aguirre

Esperanza Aguirre, durante su intervención en el 16 Congreso Regional del PP de Madrid.

Rodrigo Ponce de León

Se acaba la época Aguirre. Los 2.428 compromisarios que participan en el Congreso regional del Partido Popular de Madrid lo escenificaron con una larga ovación a la que encarnara la fuerza y el poder en el partido conservador madrileño. Esperanza Aguirre no pudo aguantar las lagrimas tras subir al estrado para dar el discurso sobre la gestión del grupo municipal del Ayuntamiento de Madrid.

Empieza la era Cifuentes pero el auditorio donde se celebra el cónclave asumía la deuda con “una de las más grandes políticas españolas”, como la definió la secretaria general del PP y ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal.

Todo fueron elogios para la expresidenta del PP de Madrid. Nadie quiso recordar los casos de corrupción, que provocaron su dimisión, ni su descarnada lucha por el poder en el Partido Popular. Hasta Juan Carlos Vera, el hombre de Rajoy en la gestora del PP madrileño que más ha impulsado la limpia del aguirrismo en la formación, tuvo palabras de afecto y alabanza.

Aguirre no decepcionó en su discurso. Hizo un ataque furibundo contra Podemos, al que denominó como “el mayor peligro al que se enfrenta la democracia española”. Los acusó de ser “un conjunto de comunistas de lo más rancio, disfrazados de populistas de corte chavista que, por obra y gracia del PSOE de Pedro Sánchez, usufructúan el poder del Ayuntamiento de Madrid”.

A pesar de la guerra interna que han disputado durante años, Aguirre felicitó a Cristina Cifuentes por su victoria en las primarias del PP madrileño. Los congresos del PP son momentos de llamar a la unidad, más en este, que sonaba a fin de época. Cifuentes cedió protagonismo, al día siguiente empieza su liderazgo oficial.

Cada ponente que subía al escenario tenía unas palabras para Aguirre. La expresidenta del PP madrileño respondía poniéndose de pie agradeciendo las palabras y derramando más lágrimas.

Cospedal fue especialmente cariñosa con Aguirre. Atrás quedaron las puñaladas que se lanzaron mutuamente por la dimisión y posterior recolocación en el partido del gerente del PP madrileño Beltrán Gutiérrez. La ministra de Defensa agradeció “la dedicación, tanta vocación y esa personalidad y ese carácter, que deja impronta en la política española”,

“El PP de Madrid ha sido un partido imbatido, hemos ganado todas las elecciones, y ha sido un referente de liderazgo entre los madrileños por sus políticas de progreso, libertad, creación de empleo y superación”, ha recordado la secretaria general.

Mariano Rajoy fue más comedido en sus halagos. El presidente ha sufrido los envites de la expresidenta como nadie. Su carrera estuvo a punto de truncarse por los ataques de Aguirre y un sector del PP que vieron una oportunidad en el Congreso nacional del PP en Valencia en 2008 para controlar el partido a nivel nacional.

Hay muchas cuentas pendientes entre Rajoy y Aguirre. Por ese motivo, el presidente del Gobierno se limitó a dar las gracias a la lideresa e hizo un guiño al futuro: “Gracias a Esperanza Aguirre, creo le has dedicado una parte muy importante de nuestras vidas al partido. Podemos estar satisfechos de lo hecho y de lo que vamos a hacer”. El futuro del PP de Madrid es Cristina Cifuentes.

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