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Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

IA, Inteligencia Androcéntrica

Inteligencia artificial

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Hoy en día es casi imposible salir de debates sobre la inteligencia artificial. Sea cual sea el entorno en el que te muevas siempre surge el dilema entre si es una herramienta útil, una amenaza para la humanidad o ambas cosas.

Normalmente se pone el foco en el destino, en el final de la cadena, en el qué hacemos o vamos a hacer con ella. Pero, como existencialista incurable que soy, y como escritora obsesionada y pesadísima con eso de la identidad, a mí me preocupa también la cuestión de ¿quién es la inteligencia artificial?

Ya sabemos lo que es. En términos básicos no es más que un software que imita, con intención de mejora, el comportamiento humano, con lo que ya empezamos regular, sobre todo para algunos humanos. Porque ¿cómo decide una IA lo que es el comportamiento humano o la decisión correcta? Pues aprende. Existen distintos tipos de aprendizaje: supervisados, no supervisados, etc. Y detrás de todo eso unos programadores que no dejan de ser personas con sus propias decisiones. Personas que, según los últimos estudios de la UNESCO, en más de un 90% son hombres.

“Pero es ciencia y la ciencia es ciencia”, podríamos consolarnos. Pero nunca hay consuelo cuando escarbamos un poquito, y no sé en qué momento se me ocurrió semejante cosa, como si no tuviera ya bastante con la estupidez natural que nos rodea. El caso es que me cayó en las manos un texto tan mal escrito sobre la impuntualidad que le pedí una redacción a una IA para ver si era el origen. Me devolvió un texto bienhumorado y optimista sobre un tipo que llega tarde a todo. Extraigo citas exactas:

“Vivimos como si cada día fuera una etapa del Tour de Francia. Desayunar, ducharse, vestirse... y a trabajar. / Siempre hay algo: el calcetín desaparecido en acción, el correo urgente que llegó justo cuando ibas a apagar el ordenador, o ese episodio de la serie que ”solo veré para relajarme“/ El universo conspira para ralentizarte, siempre un atasco o esa señora que paga con monedas. / Eres el Usain Bolt de los retrasos, pero la vida no se mide por la velocidad, sino por lo que disfrutas en el camino.”

Como el texto sospechoso que había leído tenía una protagonista femenina le pedí a la IA simplemente “por favor, cambia el género de la protagonista a mujer”. Y ¡MAGIA, SORPRESA! Ahora nuestra amiga IA me devolvía las siguientes experiencias:

“Empieza la comedia, maquillaje improvisado y un desfile de ropa porque ”nada combina“ y, por supuesto, no puedo salir con la primera opción. / Es día de recados, seguro que el cajero automático está fuera de servicio, o la señora de la fila frente a mí decide contar la vida de sus nietos mientras paga con monedas. / Y el móvil suena justo cuando tengo las manos ocupadas con bolsas, la chaqueta y el café que, obviamente, termina derramándose. / Luego me río de mí misma, me retoco el labial y sigo corriendo... porque, oye, una tiene su estilo, aunque vaya tarde.”

Supongo que el cambio de género haría que el algoritmo subiera de nuevo a la raíz del árbol y en la rama “mujer” se perdiera por unos pasillos de droguería de barrio hasta llegar por algún desvío al pleistoceno.

Así que él llega tarde al trabajo, llega tarde porque el mundo conspira, ha trabajado hasta tarde, ha visto una serie, pero es Usain Bolt y la vida está para disfrutarla. Claro, macho.

Y ella no puede salir a tiempo hasta que le combine la ropa, ha salido a hacer recados, la señora mayor que va cargada de monedas desde la otra historia, aquí encima se pone a hablarle. Aquí ella no es Usain Bolt, de hecho, es torpe de una forma cuqui y se le derrama el café, pero se pone su labial y a vivir. 

Supongo que el cambio de género haría que el algoritmo subiera de nuevo a la raíz del árbol y en la rama “mujer” se perdiera por unos pasillos de droguería de barrio hasta llegar por algún desvío al pleistoceno. No sé si en algún momento la IA podrá suplantar al ser humano, lo que sé es que por ahora se le está pegando todo lo malo.

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