Dedícate a lo que te gusta y no tendrás que trabajar: cómo la vocación creativa se convirtió en una trampa
Precariedad, autoexplotación, 'trabajo gratis' o falsos autónomos son algunas de las realidades que se vienen a la cabeza cuando hablamos de empleos creativos. Esos que a menudo se relacionan con la ya archicitada frase “dedícate a lo que te gusta y no tendrás que trabajar”. Empleos que como apuntaba la filósofa Remedios Zafra, pensadora fundamental en estas temáticas que servirá de guía en este artículo, en El entusiasmo. Precariedad y trabajo creativo en la era digital (Anagrama, 2017) se nutren de la “implicación entusiasta” que sostiene a quienes se dedican a estas profesiones. Este “entusiasmo” convive con una vulnerabilidad económica y con la normalización de que “unos ganan siempre y otros viven del entusiasmo y la vocación, justificando que se trabaje gratis o se pague por trabajar”.
“La vocación fue un error de cálculo milennial que nos inculcaron”, dice Ane Guerra, fundadora de la agencia Letraherida, guionista y presentadora del podcast Women at Work y autora del libro La Maldición del Sandungo (Proyecto Estefanía, 2024). La periodista intuye aquí una cuestión generacional: la misma generación que recibió la falsa promesa de “estudia una carrera que así encontrarás trabajo” absorbió también el mandato de encontrar una vocación y que esta pudiera y debiera ser monetizable para hacer de ella su profesión. El problema es que esta unión de “vocación” y “profesión” sentaba las bases de la domesticación de una generación que se resume bajo la tramposa expresión “¿cómo vas a quejarte si tienes la suerte de 'trabajar de lo tuyo'?”. Un mantra que favorece la ocultación de las tensiones inherentes al trabajo en la sociedad capitalista y que dificulta la identificación y denuncia de situaciones abusivas.
Ese “entusiasmo” del que hablaba Remedios Zafra impactó en una generación moldeada para rendirse a la vocación. Hablamos con siete profesionales millennials de diferentes sectores creativos para conocer de primera mano cómo han calado estas cuestiones en sus carreras.
Empezar a trabajar 'de lo tuyo'
En los sectores creativos está normalizado que para 'hacerse un hueco' haya que realizar trabajos gratis o concadenar becas y prácticas escasamente o nada remuneradas que son, en muchos casos, un eufemismo para “trabajo gratis”. Esto lleva, como apunta Marina Gomes, estilista, diseñadora de moda y creadora de la marca Nanke en conversación con elDiario.es, a que los primeros pasos de la mayoría de profesionales del sector se tengan que compatibilizar con empleos en otros sectores y especialmente en sectores precarizados como la hostelería, el reparto, la atención al cliente o las ventas.
Esther Galván, fotógrafa, editora de vídeo y una de las impulsoras del estudio de fotografía Tres Espinas, explica según su experiencia que la normalización del trabajo gratis se combina con “pagar por debajo de lo que se debería”. Así, si en muchos casos los empleos fuera del sector –que son los que te mantienen económicamente– son precarios y los trabajos que encuentras en el sector son o también precarios o directamente trabajo gratis, ¿quién puede sostenerse hasta que llegue su oportunidad?
Para la fotógrafa la respuesta es obvia y es una cuestión de clase que explica por qué tantas personas no solo tardan tanto en “trabajar de lo suyo”, sino que en muchos casos directamente nunca lo consiguen: “Si tú tienes que pagar un alquiler vas a dar prioridad al trabajo que te da de comer, aunque no sea creativo, y eso hace que quienes vengan de hogares más privilegiados tengan más fácil hacerse un hueco”. Quienes tienen más recursos económicos, como ayudas familiares o viviendas en propiedad, podrán asentarse más rápido en el sector profesional mientras otras serán directamente expulsadas o tendrán un camino de mayor precariedad.
Pluriempleados para seguir profesionalizándose
El caso de Sergio (pseudónimo) resume muchas de estas trayectorias profesionales: durante más de diez años trabajó como falso autónomo, con las repercusiones que ello conlleva, en una institución cultural pública que llegó a obligarle a “trabajar a escondidas” cuando había riesgo de inspección laboral. Actualmente, compagina un salario prácticamente mileurista por cuenta ajena en el sector cultural con proyectos como freelance que se acercan más a su vocación.
Como señala Sofía Pérez de Guzmán, profesora titular de Sociología del Trabajo en la Universidad de Cádiz en su artículo Nuevas culturas del trabajo: entre el emprendimiento y la precariedad, esta situación es frecuente: profesionales con pluriempleo creativo en jornadas de más de doce horas diarias empujados por la precariedad, ya que solo así pueden ahorrar o simplemente sostenerse económicamente, y motivados por el condicionamiento simbólico que capitaliza “el entusiasmo” con la promesa constante de un futuro mejor. En palabras de Sergio: “Con casi 40 años tengo la sensación de estar constantemente invirtiendo en mi futuro”.
La periodista Ane Guerra, por su parte, define su carrera, que va desde guionista y colaboradora en medios hasta docente y locutora, con la expresión “caos profesional.” Esta situación obliga a una continua inversión de tiempo, dinero, energía y motivación en extenuantes procesos de selección, en la creación de proyectos, en la formación continua o en el desempeño de funciones dispares.
Con casi 40 años tengo la sensación de estar constantemente invirtiendo en mi futuro
A este “caos profesional” tenemos que añadir la precariedad del sector donde, aunque sea por causas no fraudulentas, son frecuentes las propuestas de trabajo autónomo y los proyectos de corta duración. Sara Donoso, doctora en Historia del Arte, comisaria e ideadora del proyecto ¿Está usted aquí? Vulnerabilidad y emociones en el ámbito artístico contemporáneo comparte que “si a la inestabilidad le añadimos la situación de vulnerabilidad a la que estamos sometidas las trabajadoras autónomas, se genera el caldo de cultivo perfecto para verte sumida en una continua crisis profesional que puede repercutir en nuestro equilibrio vital y emocional”.
Además, los ritmos del sector creativo marcados en muchos casos por la búsqueda constante de proyectos, la mutitarea y la inmediatez –lo que es actualidad o tendencia quizás no lo sea mañana– son ajenos no solo a los ritmos creativos sino a los propios ritmos de los cuerpos que crean. La Dj y artista multidisciplinar Brava bromeaba en conversación con este medio definiéndose como “mi propio jefe ultracapitalista explotador” y recalcaba que no solo trabaja las dos horas que está en el escenario, “soy mi propia community manager, mi creadora de contenido, directora creativa, o sea siempre hay algo que hacer y es chungo parar porque es algo que nace de ti”.
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