La calima convierte a Canarias en una anomalía en Europa: 22 puntos superaron los límites de calidad del aire en 2023

El último informe anual de la Agencia Europea de Medioambiente (AEMA) muestra que 22 de las 48 estaciones de medición de Canarias superaron en 2023 el límite de concentración de PM10, las partículas en suspensión de menos de diez micras. El dato es una anomalía en España, donde solo cuatro puntos más excedieron el tope, e incluso en Europa, donde el Archipiélago comparte menciones junto con otras regiones del continente que sobresalen por sus malos datos de calidad del aire.
La AEMA ha recopilado las cifras de las estaciones europeas de monitoreo que contaban con más de un 75% de datos válidos y medido las concentraciones de PM10, PM2,5, las partículas en suspensión de menos de 2,5 micras, el dióxido de nitrógeno (NO2) y el ozono (O3), los principales contaminantes del aire. La Agencia luego ha comparado los registros obtenidos con los límites de la Unión Europea (UE), las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud y los futuros umbrales, de nuevo, de la UE, que serán más restrictivos a partir de 2030.
Canarias sale bien parada en los tres últimos contaminantes. Pero en el primero, el de las partículas de PM10, la historia cambia por la calima.
El límite diario de PM10 es de 50 microgramos por metro cúbico (µg/m³). Ese umbral no puede ser superado más de 35 veces al año, según la UE, así que para evaluar el cumplimiento de los Estados Miembros, la AEMA analiza el percentil 90.4 de las concentraciones diarias de PM10 durante todo el curso. El percentil 90.4 indica el 36º valor más alto de la serie anual de cualquier estación de medición. Si ese valor es superior a 50 µg/m³, la conclusión es que, sin ningún tipo de duda, se ha excedido el tope anual de la UE.
Pues bien, con esa metodología como telón de fondo, Canarias cuenta con 22 estaciones que superaron en 2023 el límite anual de contaminación por PM10. El peor punto es el ubicado en Casa Cuna, por la zona de Chamberí, en Santa Cruz de Tenerife. Le siguen las estaciones de El Médano, en Granadilla de Abona, y Las Galletas, en el municipio de Arona. Tenerife es la isla con peores datos. Tiene doce terminales que rebasan el límite. Gran Canaria cuenta solo con tres, La Palma con las mismas, Fuerteventura presenta dos y Lanzarote una, al igual que La Gomera.
Lo que ocurre en las Islas no pasa en ninguna otra región de España y en muy pocas de Europa. De hecho, la Agencia Europa de Medioambiente (AEMA) menciona como excepcionales el caso del Archipiélago, el de valle del Po, en el norte de Italia, que es una zona densamente poblada e industrializada donde las condiciones meteorológicas y geográficas favorecen la acumulación de contaminantes atmosféricos, y el de varios países de Europa Central y Oriental en los que todavía se hace un importante uso de combustibles sólidos, como carbón y madera.
En Canarias, eso sí, los altos valores no tienen nada que ver con causas antropogénicas, sino con un fenómeno natural: las intrusiones de polvo sahariano. Y ese motivo entra dentro de los supuestos admitidos por la UE para descontar su contribución de las concentraciones diarias de PM10, al igual que si proviniesen de la sal marina o los volcanes. Lo que exime al Archipiélago (y, por lo tanto, a España) de incumplir la normativa europea.
“En las Islas contamos con dos escenarios de calidad del aire. Cuando hay vientos alisios, con una calidad muy buena. Y cuando hay calima, que es todo lo contrario. Y tenemos que convivir con ello”, explica Sergio Rodríguez, responsable científico del Laboratorio de Calidad del Aire de Canarias e investigador del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología (IPNA), del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Europa abriría expediente sancionador contra España por los altos niveles de PM10 reportados en Canarias. Pero al tratarse de partículas esparcidas de manera natural desde el Desierto del Sáhara hasta el Archipiélago, “puede descontar la contribución de tal fuente natural de sus concentraciones totales para las evaluaciones de conformidad, ya que estas están fuera de su control”, dice literalmente la AEMA.

En Madrid y Barcelona, sin embargo, la Comisión sí movió ficha al constatar que ambas capitales incumplieron de manera sistemática la normativa comunitaria sobre dióxido de nitrógeno, un gas contaminante emitido principalmente por el tráfico rodado. En 2022, el Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) condenó finalmente a España por ello. Pero como las dos ciudades han comenzado a aprobar en calidad del aire desde entonces, no habrá multas, asegura Miguel Ángel Ceballos, portavoz de Calidad del Aire en Ecologistas en Acción.
En Canarias, el quid de la cuestión está en el tipo de análisis que se quiera hacer. Si lo que se pretende es analizar el grado de cumplimiento de la directiva europea, el factor calima se elimina. Pero no para el resto de los estudios. “Aunque sea polvo del Sáhara, no es inocuo. Es un problema de salud pública. Y tenemos que aumentar las herramientas de protección civil para que la población más sensible se proteja”, reitera Ceballos.
Respirar el polvo sahariano inflama las vías respiratorias y la ciencia ha evidenciado en incontables ocasiones su relación con el riesgo de mortalidad. “Cada vez que la concentración aumenta 10 µg/m³, el riesgo de muerte cardiovascular aumenta en un 2%”, precisa Rodríguez. “Y en Canarias hemos llegado hasta 1.800 µg/m³”, agrega el científico, quien advierte de que los grupos más perjudicados son aquellos con problemas respiratorios, los niños y los ancianos.
Ceballos, de hecho, apuesta por más medidas que las que hay ahora en caso de episodio extremo de calima. “Si hemos tenido que confinarnos con un virus, a lo mejor debería pasar lo mismo entre los grupos poblacionales más sensibles”, sugiere el experto. “El sistema de avisos actual es insuficiente. Habría que alertar mejor y proporcionar más herramientas, como mascarillas eficaces y con buenos filtros, que no es tan sencillo, y hasta decretar confinamientos. Es que el incremento de mortalidad es muy significativo. Y eso está más que acreditado”.
La Unión Europa endureció en octubre de 2024 los umbrales de los principales causantes de la polución atmosférica, que entrarán en vigor a partir de 2030. No rebajó el límite diario de PM10, ubicado en 50 µg/m³ (el de la OMS es de 45 µg/m³), pero sí el número máximo de superaciones anuales: 18, frente a los 35 actuales. El límite anual de PM10, que en estos momentos es de 40 microgramos por metro cúbico, pasará a ser de 20 microgramos (la OMS establece como umbral de seguridad los 5).
“Vemos un avance en la nueva directiva. Va a obligar a hacer esfuerzos superiores a los de ahora. Pero no garantizan el derecho a respirar un aire limpio”, en opinión de Ceballos.
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