Tres caballeros y una sola dama en apuros
Después de tantas fiestas y tantas listas de lo más visto, leído o escuchado en 2012, por fin vuelven los días laborables y la cuesta de enero.
Hablando de rebajas, esta semana nos hemos enterado de que el Nobel a veces se da de saldo, casi regalado.
Al concederle el Nobel a John Steinbeck, le preguntaron si creía que se lo merecía. “Francamente, no”, respondió él. Lo mismo opinaba al parecer la Academia sueca. Este año han salido a la luz los archivos de las deliberaciones de 1962 y resulta que a Steinbeck esos suecos le concedieron el premio sólo por “ser el menos malo” de los candidatos, entre los que estaban Lawrence Durrell y Robert Graves.
Quizá por eso en El Cultural de El Mundo, nuestro inmarcesible Anson hace campaña o cruzada para que a Luis Goytisolo también le den un Nobel, aunque sea en las rebajas a mitad de precio.
Asegura ya en el título Anson: “Se habla de Goytisolo para el premio Nobel” ¿Ah sí?¿Se habla? ¿Quién habla, cómo, dónde? “Una veterana periodista que reside en Estocolmo, con la que mantengo amistad desde los años mil, me ha asegurado que se habla de Luis Goytisolo para el premio Nobel de Literatura en el entorno de la Academia sueca”. Será que en Suecia se lee mucho a Anson, que deja caer, como quien no quiere la cosa: “Hace un año dediqué una Primera palabra a la reflexión sobre Antagonía. Me complace comprobar hasta qué punto ha calado la calidad de la novela en la crítica internacional”.
De las entrevistas de esta semana, dos nos han llamado la atención. Una a Juan Marsé, que ha mostrado la severidad de costumbre y diagnostica que la literatura española actual “quizá necesite más sustantivos y menos adjetivos”
La otra al gran Quino, el creador de Mafalda.
Sin embargo, lo más divertido ha sido el fabuloso combate por la doncella en apuros J.K. Rowling, en el que esta semana han participado al menos tres caballeros montados en sendos periódicos, cada uno con su característica pegada.
En El Cultural de Abc, da la impresión de que a Antonio Fontana le ha gustado Una vacante imprevista, y se ha debido de divertir leyendo, porque su crítica de la novela es muy divertida de leer. Habla de que en la novela hay muchos secretos y asegura que “Rowling los va mostrando con la habilidad de un mago a medida que retuerce los hilos de la intriga, acelerándonos el corazón”.
Caramba, pero si le pone a su dama un sobresaliente.
En Babelia en cambio la desvalida J.K. no lo tiene tan fácil: ahí se las tiene que ver con José María Guelbenzu, a quien le parece que la novela es como ciertas fincas rústicas: manifiestamente mejorable. Tras reconocer a regañadientes que se deja leer, frunce el ceño y exclama: “Sin embargo, esto no es suficiente”. Puede que lo sea para Antonio Fontana, pero ahora estás ante José María Guelbenzu, Rowling, cariño, ¡ponte firme!
¿En qué suspende Guelbenzu a Rowling? Pues ni más ni menos que en lo más importante: “carece de fuerza dramática”. ¿Cómo? ¿Que no tiene fuerza dramática? Pues entonces nada: con eso te lo digo todo.
¿Algo más? Sí, por cierto: “es un relato fundamentalmente explicativo”, “la mirada de los personajes tiende a ser superficial, carece de hondura”, etc.
A pesar de todo, condesciende Guelbenzu a que Rowling vuelva a presentarse en septiembre: “J.K. Rowling lo ha intentado y ése es su mérito, pero debe y puede exigirse mucho más”. Queda claro que Guelbenzu lo hace por su bien y que a él le duele más que a la propia Rowling.
¿Les parece duro Guelbenzu? Pues es un caballero: ¡aún no han oído a Rafael Narbona en El Cultural de El Mundo! Menos bonita, le dice de todo y, al final, dan ganas de consolar a la vapuleada autora, de dejarle un Kleenex y hasta de invitarla a unas cervezas con unas patatitas de esas de bolsa: “La novela discurre entre tópicos y lugares comunes, añadiendo las dosis aceptables de erotismo, desgarro y psicología de un best seller orientado a un público infantilizado y conformista. La prosa es plana y banal y los personajes sólo son esbozos sin consistencia ni credibilidad. El conjunto resulta difuso y decepcionante”.
¿Con qué nos quedamos? ¿Con el “progresa adecuadamente” de Fontana, el “necesita mejorar” de Guelbenzu o el “quítate de mi vista” de Narbona?
Por lo demás, esta semana nos ha sorprendido el suplemento Culturas de La Vanguardia, donde José Enrique Ruiz Domènec se descolgaba el miércoles pasado con un artículo orteguiano sobre las generaciones del siglo XX. Ayer, en cambio, Eva Muñoz nos proponía una reflexión sobre el marco legal para el mecenazgo (que el ministro Wert ha prometido desarrollar en esta legislatura).
Y como no todo son libros ni Depardieu con su pasaporte ruso o los Goyas que va a recibir Blancanieves, esta semana, Abc Cultural dedicaba buena parte del suplemento al “año Munch”, que celebra el 150 aniversario del pintor de El grito. Babelia en cambio se centra en el cine, a partir del ensayo de Vicente J. Benet El cine español. Una historia cultural.