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Dolores Durán: “El reto hoy en el arte es la supervivencia”

Paula Corroto

Decía el gran falsificador de arte Elmyr de Hory (Budapest, 1906 - Ibiza, 1976) que el verdadero escándalo no eran sus obras falsas, sus imitaciones de Matisse, sino el propio mercado con sus leyes. Él siempre quiso ser un gran pintor y acabó ganando mucho dinero colocando lienzos a multimillonarios que creían haberse llevado a su casa una obra de Modigliani o un Picasso. Fue así, como reconoció Orson Welles, un gran pícaro que acabó con su vida en Ibiza, rodeado de controversia. Sin embargo, su mito pervive como muestra la exposición del Círculo de Bellas Artes de Madrid, Elmyr de Hory. Proyecto Fake, que ha comisariado la crítica de arte Dolores Durán (Zaragoza, 1965) y en la que se pueden admirar algunos de sus lienzos cedidos por colecciones privadas. Con Durán hablamos de este artista, de la falsificación y la originalidad, del sentido del arte en nuestros días, del mercado y del futuro de las exposiciones en esta época de recortes.

Diario Kafka: ¿Cómo ha sido organizar esta exposición sobre el falsificador Elmyr de Hory? Le gustan las cosas que están al margen, ya que hace unos años fue la comisaria de Art Brut. Genio y delirio, una muestra de creaciones de personas con problemas mentales.Art Brut. Genio y delirio

Dolores Durán: Sí, hay una intención de hacer periódicamente una reflexión sobre la esencia del arte. De ahí surgió la exposición Art Brut, que es el arte realizado por personas marginales en muchas ocasiones ajenas a la cultura. Expusimos parte de la colección privada de Jean Dubuffet, que defendía que el arte no era lo que hacía él como artista, ya que él se consideraba un artista contaminado por el academicismo y por la cultura, y que el arte verdadero es aquel que emana directamente del alma del artista sin contaminaciones externas. Después de la Segunda Guerra Mundial él encontraba mucha obra de arte en los manicomios. De alguna manera, aquella exposición supuso una reflexión sobre la esencia del arte. Y esta de Elmyr de Hory también propone otra reflexión, que es sobre la autoría, sobre la originalidad, sobre qué es lo que da valor a una obra de arte, si la firma o la belleza, y de alguna manera es un proyecto que se plantea con dos lecturas. Una primera que parte del público que se acerca y ve la obra de un artista que pintaba a la manera de, ya que él decía que nunca falsificaba, junto con numerosa documentación que nos permite hacernos una idea de su biografía. También hay una segunda lectura que es esa reflexión de la que hablaba al principio y que es donde radica la esencia del arte, qué sucede con los mercados, valor artístico o valor económico.

DK: Precisamente la exposición suscita muchos interrogantes: ¿Elmyr de Hory fue el gran pintor o el gran pícaro?DD:

Las dos cosas. Es un pintor con una técnica magnífica y hay que valorarlo en su justa medida porque no pintaba muy bien a la manera de Modigliani o Picasso, sino a la manera de muchos autores. Por tanto, es un pintor que realmente poseía la técnica. También es un gran pícaro. Orson Welles lo define de una manera muy curiosa porque dice que es un gran talento que se ríe de los que le rechazaron y que hace de su frustración un chiste. El primer camino que intentó emprender Elmyr de Hory fue como pintor profesional e hizo alguna exposición a finales de los años cuarenta en Nueva York que no tuvo ningún éxito, vendió uno o dos cuadros, pero descubrió que el camino de pintar a la manera de le producía mayores beneficios económicos en menos tiempo. De alguna manera, siendo una cuestión económica, que yo creo que lo era, también lo justificó del modo en el que hablaba Orson Welles, y es que estaba engañando a los críticos que habían dicho que no era un gran pintor. Son las justificaciones que él mismo se hacía. Así que realmente fue un pícaro que, sobre todo, se juntó con pícaros, ya que quizá sus marchantes fueron los que se enriquecieron mucho más que él.

DK: En esta muestra se recogen frases de Orson Welles, quien lo considera un icono de la modernidad. ¿Es realmente así? ¿Es un icono de la falsedad? ¿Nuestro mundo es todo falso, mentira? ¿Todo es imitación?DD:

Elmyr de Hory era uno de los más importantes falsificadores y se unió a otro falsificador que fue Clifford Irving, el biógrafo que escribió la falsa biografía de Howard Hughes, y las andanzas de Irving y de Hory sedujeron a Welles, que les dedica la película F for Fake. Si es un tema de actualidad por la situación en la que estamos ahora es algo que me resulta difícil de valorar.

DK: Pero sí podemos reflexionar sobre si fue arte realmente lo que él hizo, si la imitación, la copia, también es arte.DD:

Cada persona que visite la exposición lo tiene que valorar, y ahí viene la pregunta de qué es el arte.

DK: ¿Y qué es el arte?DD:

La autoría es un concepto y el destacar la autoría de las obras es un concepto relativamente reciente, de los dos últimos siglos, por tanto siempre va a depender de lo que consideremos arte.

DK: Pero, ¿qué parámetros tenemos para medir lo que es arte?DD:

Estamos en un mundo en el que en nuestra cultura hay quien encuentra la belleza, en otros momentos se valora la autoría… ¿Qué parámetros tenemos? Son casi parámetros individuales. Elmyr de Hory lo que decía es que él no era un falsificador, sino que el problema lo tenía el mercado, que estaba empezando a valorar las firmas y no las obras.

DK: Concluimos entonces que hoy uno de los grandes parámetros es el mercado, el negocio.DD:

Evidentemente. El arte se mide por el mercado, y el mercado valora mucho la firma de un artista. Todos los artistas tienen obras buenas y obras malas, y a veces un dibujito hecho en un trocito de papel sucio de 10x10 centímetros que teóricamente no tendría ningún valor o el anecdótico, pasa a tener gran valor dependiendo del artista del que proceda. Son las leyes del mercado.

DK: Hory pareció burlarse de todo esto y atacó al mercado del arte al decir: “Soy víctima de las costumbres y las leyes del mundo de la pintura. ¿El verdadero escándalo no es acaso el propio mercado?”. Para Elmyr lo que era un fraude era el mercado. ¿Usted lo considera así?DD:

No necesariamente. A mí me gusta reflexionar sobre eso. Hay casos en que sí, es el mercado, y todos lo conocemos, pero no considero que el mercado sea un fraude en absoluto, en general.

DK: ¿Qué es falsificar? ¿Qué es tomarnos el pelo? En este sentido recurro a otra frase de Hory: “Los tramposos siempre hemos existido, lo que es nuevo son los expertos”. Y hoy estamos en un gran mundo de expertos y de asesores.DD:

Es una frase muy actual, en ese momento y en el futuro. Siempre han existido los expertos. En este caso la frase viene porque lo que hacía Elmyr era engañar a los expertos, pero en el mundo actual, engañar a los verdaderamente expertos es más difícil porque la técnica ha avanzado y en el caso de la pintura descubrir una obra falsa puede ser relativamente sencillo. Los análisis técnicos de pigmentos están mucho más avanzados. El ojo del experto siempre es el mismo, pero las pruebas que se le pueden hacer a una obra de arte no son las mismas ahora que las que se le podrían hacer cuando Elmyr vendía estas piezas. Si pensamos en alguna de las primeras falsificaciones que vendió, que fue en el año 1955 en el Museo de Harvard con el nombre de E. Raynal, es curioso, porque cuando llegó ese dibujo de Matisse, la conservadora adjunta afirmó que ella solo tuvo dudas porque un marchante le señaló que cualquier obra de Modigliani asociada al nombre de E. Raynal empezaba a sonar a falso en el mercado. Así que ella enseñó una fotografía de la obra al hijo de Matisse y este la dio por auténtica. Sin embargo, hasta que ella no hizo un estudio con todos los dibujos de Matisse que pudo conseguir y que procedían de su estudio y todos los que procedían de E. Raynal, no pudo descubrir que el supuesto Matisse que ellos tenían era falso.

DK: Podríamos equiparar este Fake a la España del fraude y de la estafa. En el arte será más difícil engañar, pero a los ciudadanos parece que no tanto.DD:

Yo no creo que este mundo sea peor. Cada momento tiene sus circunstancias y no me gusta pensar que cualquier tiempo pasado fue peor. Siempre ha habido pícaros, siempre ha habido gente estafada, siempre ha habido “listos” que creían que estaban comprando la octava maravilla del mundo por la cuarta parte de su precio y eso existirá siempre. No sé si más ahora.

DK: Regresando al mundo del negocio, la búsqueda incesante de originalidad y transgresión termina por caer un laberinto que nada tiene que ver con el arte, sino con un mercado que mueve muchísimo dinero.DD:

Sí, no hace falta más que ver la feria de ARCO todos los años. Siempre hay algún artista que realiza una obra muy provocadora que es la que sale en el telediario, y no suele coincidir con las mejores piezas que hay en la Feria. Pero sorprender es una parte del arte. Luis Gordillo decía en una entrevista hace mucho tiempo que ya no había forma de sorprender, y que para hacerlo había casi que matar al ministro de Cultura. Entonces, ¿dónde ponemos el límite? ¿El arte tiene que ver con la sorpresa? ¿Con la originalidad o con la provocación? Esas son las grandes cuestiones.

DK: O con la especulación.DD:

Sí, con la especulación también. El mercado del arte no deja de ser un mercado más.

DK: Es llamativo que algunas exposiciones recientes como la de Hopper o los impresionistas en el Thyssen parece que buscan más el rédito comercial. Hay que buscar estallar la cifra de visitantes. ¿El arte como puro negocio?DD:

Puede ser. También los museos se plantean que tienen que vivir y, entre otras cosas, viven de los visitantes que se acercan a ellos. Por tanto, sí han proliferado numerosas exposiciones que intentan atraer al público con determinados nombres. Antes los museos se financiaban de una manera y ahora tienen que conseguir otras fuentes de ingresos, por lo tanto hay exposiciones-espectáculo que están preparadas para eso.

DK: ¿Y eso no va en detrimento del arte?DD:

Hay muchas maneras de mirarlo. Acercas a un museo a personas a las que jamás se les hubiera ocurrido entrar en él, y como todo, tiene sus partes mejores y sus partes peores. Si la cultura va a seguir siendo algo elitista o si quiere acercar mucho al público con exposiciones muy populares, posiblemente tendrá que ofrecer de todo. Lo bueno es el equilibrio. Ni la exposición llena ni vacía. Tampoco se puede hacer una exposición para nadie. Tiene que haber oferta para todo tipo de público.

DK: Cuando se encarga de una exposición, ¿el criterio fundamental es que el público vaya? No obstante, Art Brut no me parece una muestra mayoritaria.DD:

No, fue una exposición que en este momento sería más difícil de hacer, porque es un tipo de muestra minoritaria. Pero a mí también me ha sorprendido que la de Elmyr de Hory haya tenido gran éxito. Nunca imaginé que fuera una exposición de gran público. Cuando preparas una exposición es difícil saber esto, salvo en casos muy concretos como Hopper, Lichtenstein o Warhol. Pero hay exposiciones medias en las que muchas veces no sabes cómo va a responder el público.

DK: ¿El público va a los museos como parte de esta sociedad-espectáculo en la que vivimos?DD:

No es incompatible. Puede ser una forma de ocio, que es para lo que están ayudando también estas exposiciones de gran público. La primera exposición del IVAM fue Sorolla precisamente para que la gente se acostumbrase a ir al IVAM. Es la nueva cultura del ocio. También puede ser del espectáculo en ocasiones.

DK: Pero en ocasiones también sucede que, como ocurrió recientemente con la de Hopper en el Thyssen, haya tal cantidad de gente que sea imposible disfrutar de los cuadros.DD:

Eso ya es una cuestión de control del museo.

DK: Como comisaria de exposiciones, ¿cómo vislumbra el futuro de organización de exposiciones con los recortes en Cultura? Me decía que hoy la de Art Brut sería difícil de organizar.DD:

Es complicado. Se hacen menos proyectos. Pero hay que adaptarse a cada época. Hacer proyectos interesantes y adaptarse a los tiempos.

DK: ¿Una adaptación a los tiempos con exposiciones más comerciales?DD:

No. Quizá cambia el tipo de exposiciones. Quizá haya ese tipo de exposiciones a las que asiste un gran número de visitantes. Hay que hacer otro tipo de exposiciones hasta que la situación cambie. No sé si serán más comerciales, pero sí atraerán a un público más numeroso manteniendo la calidad.

DK: Ese es el reto.DD:

El reto ahora es la supervivencia.

DK: Sin embargo, con la subida del IVA, del 18 al 21% en el caso de los galeristas y del 8% al 21% en el de los artistas, se planteaba un ARCO difícil, pero fue bastante bien.DD:

Sé que se esperaba un ARCO malo y la sensación que yo tengo que es que no ha sido un ARCO bueno, pero también ARCO y su director, Carlos Urroz, están haciendo un gran esfuerzo por atraer a coleccionistas extranjeros, y eso quizá sea lo que ha salvado a la Feria.

DK: En este sentido, a veces vemos cifras en el mundo de las subastas que se nos van de las manos. ¿Cómo es posible que El sueño de Picasso haya costado ciento veinte millones de euros con desgarrón incluido? ¿Esto es también arte?DD:

Picasso es un valor seguro, es un artista que puede ser de los más valorados en todo el mundo, y por tanto, sus obras cada vez suben más de precio. No dudo de que la restauración fuese magnífica, aunque es cierto que en términos generales un cuadro restaurado puede haber perdido valor, lo que ocurre es que en este caso, al ser una pieza de Picasso, es una de esas obras que siempre mantienen o aumentan su valor.

DK: En el mundo de crisis en el que vivimos, ¿son normales estos precios en las subastas de los lienzos?DD:

No son frecuentes, pero en los grandes artistas sí los encontramos en algunas ocasiones. Por hablar de los españoles, Miró también ha batido récords, Picasso los suele batir siempre, los impresionistas franceses que están ahora en el Thyssen y Mapfre revientan las subastas.

DK: Pero ¿podemos decir que hay una burbuja en el mundo del arte?DD:

En esta época que vivimos lo que se ha visto es que las buenas piezas mantienen su valor. La burbuja del arte pudo existir en los ochenta o en otros momentos en los que se compraba muchísimo y los precios subían como la espuma. Ahora hay piezas que no mantienen su valor, pero las grandes piezas sí.

DK: Y cuando alcanza un precio así un artista que tiene sus detractores y sus fans como Damien Hirst, ¿de qué estamos hablando?DD:

Hirst es para muchos una construcción de [la galería] Saatchi. Tendrá que pasar el tiempo y la criba para ver qué queda de eso. A mí no es una obra que me guste pero se puede ver en los museos más importantes del mundo. Sí me sorprende que se hagan esas inversiones en esos artistas que realmente ya no son inversiones.

DK: ¿Por qué no lo son?DD:

Porque la inversión ha de ir a un valor seguro y puestos a hablar de valores seguros los hay mucho más que Damien Hirst.

DK: Está de moda. Es hipster, y eso hoy también le da valor.hipsterDD:

Sí, pero es una moda que está durando mucho. Pero es cierto. Hace unos años estuve en Ámsterdam y en el museo Stedelijk había una calavera de Hirst y las filas de gente que vi eran para ver la calavera, no para entrar al museo. Es curioso, pero es así.

DK: Otra pregunta que siempre se plantea es la de la dirección de los centros artísticos. En España tenemos el Reina Sofía, donde se elige a su director por concurso público; sin embargo aún quedan muchos cuya dirección es elegida por libre designaciónDD:

Yo creo que los Códigos de Buenas Prácticas en los museos y la elección de directores a través de concursos públicos es el modo acertado de decidir quién va a dirigir un museo. Realmente esto se aplica todavía en no muchos museos, pero sería lo conveniente.

DK: Por cierto, ¿a quién falsificaría hoy Hory? ¿O hay tantos falsificadores que sería imposible falsificar?DD:

Tiendo a pensar que Elmyr de Hory nació y murió en el momento adecuado porque cuando falsificaba a Picasso se quedaba en la época azul y en la rosa, y el cubismo le parecía ya demasiado moderno. Ahora lo tendría complicado. Quizá falsificaría a Antonio López y a este grupo de artistas, pero no sé si viviría de la falsificación ahora mismo. No sé por dónde va ahora el mundo de la falsificación. Seguro que hay falsificadores, pero no sé si siguen falsificando a Picasso o falsifican a artistas más contemporáneos. Elmyr yo creo que seguiría falsificando a sus Picasso y sus Matisse, que yo creo que era realmente la pintura que él admiraba y que a él le gustaba.

DK: ¿Consiguió lo que quería?DD:

Obtuvo lo que buscaba, pero por un camino indirecto. Cuando estaba preparando esta exposición y buscaba cuadros de Elmyr, muchos de ellos eran falsos. Si tenemos en cuenta que a los autores solo se les falsifica cuando tienen un reconocimiento de su firma, como por ejemplo Van Gogh, que hasta los cien años después de su muerte nadie le falsificó porque no valía nada, nos damos cuenta de que Elmyr al ser falsificado ha obtenido lo que buscaba, que es ese reconocimiento como artista, entre comillas.

DK: Curioso que apreciemos la falsificación.DD:

Yo no diría tanto, sino que la utilizamos como un método de reflexión. Pero yo soy de las convencidas de que hay cuadros de Elmyr colgados en museos. Algunos los han descubierto y los han retirado, de otros no han dicho nada y otros los han descubierto y los utilizan, como el Museo de Harvard, y otros siguen colgados y atribuidos a otros autores aunque hayan sido pintados por Elmyr.