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Mal de amores: letra y música

Luis Magrinyà

Hoy L&L habla con Manu Berástegui (Bilbao, 1952) a propósito de su libro 101 canciones para cortarse las venas (T&B Editores, Madrid, 2012). El autor estuvo interno en un colegio de El Escorial. Ha diseñado figurines y escenografías para Norma Duval y Mario Gas, entre otros, ha dirigido teatro independiente y tuvo una compañía propia, Airón. Habla de libros y música los fines de semana en la radio en A vivir que son dos días y ha hecho muchas traducciones. Cuando sale en la tele, es tan popular que los borrachos de los afters, al verle pasar, le gritan: “¡Periodista!”.

Se recomienda leer esta conversación con su correspondiente banda sonora, pinchando en los enlaces correspondientes.

L&L: En el libro confiesas haber padecido “una incontrolable tendencia a la melancolía desde muy temprana edad” y que las canciones que eliges, a modo de medicina para el mal de amores, todas con su prospecto farmacéutico, están “sobradamente probadas” en ti mismo. ¿Realmente funciona eso de que te abandonen e irte a tu casa a escuchar canciones sobre el abandono? ¿Fomenta el narcisismo?

MB: En primer lugar, yo nunca he recomendado “irte a tu casa”. La soledad es solo una posibilidad. Hay quien prefiere hacer de su desamor una performance y se lanza a la calle a exhibir el dolor sin el menor pudor. Muchas de estas canciones tienen un efecto doble si se consumen en lugares públicos, básicamente garitos infectos, mientras mezclas el peor de los alcoholes con tus propios mocos y lágrimas. También da buen resultado compartirlas con los amigos, teniendo siempre presente que éstos pueden acabar de ti hasta el bonete.

Pero, volviendo a tu pregunta, yo no creo (como dice uno de los personajes de Maridos y mujeres de Woody Allen) que sea mejor ignorar el problema. Creo que es más sano enfrentarse a él con todas las consecuencias. Una terapia de inmersión es lo que ofrecen estas canciones. Y sí, creo que funciona. ¿Fomenta el narcisismo? Posiblemente sí. Y el exhibicionismo, y la autocomplacencia, y el masoquismo, y todas esas cosas que, en su justa medida, son taaaaaaaaan divertidas. Claro que hay que saber parar a tiempo. Siempre hay que saber parar a tiempo.

L&L: Lo decía porque yo nunca he seguido esa práctica. Las canciones con mensajes de supervivencia comprendo que puedan dar ánimos y las que incluyen declaraciones o insinuaciones siempre pueden colarse a la hora de ligar. Cuando aún tenía vida nocturna, recuerdo que antes de salir me ponía cosas como I Love the Nightlife y luego salía con mucho entusiasmo. ¿No harías un libro con ese tipo de canciones?I Love the Nightlife

MB: Te entiendo perfectamente, pero me das la razón. Te ponías la música que te pedía tu estado de ánimo. Y que ayudaba a potenciarlo. Pero no me negarás que dejarse llevar por ese estado es tan arriesgado como por el otro, si no más. El subidón es muy traicionero porque te anima a bajar la guardia ante los peligros que nos rodean. Y sí, me encantaría hacer un libro sobre estas canciones de subidón y sus trampas.

L&L: Ahora que lo dices, nunca me había fijado pero I Love the Nightlife es una canción de despecho total.I Love the Nightlife

MB: Efectivamente. De despecho que se ahoga en la búsqueda del placer momentáneo, algo muy de la época.

L&L: Yo es que solo me fijaba en el Aaaaction y en el I’ve got to boogie… El amor, los sentimientos, la vida en pareja… ¿no están sobrevalorados? ¿No se puede vivir solo tan ricamente?AaaactionI’ve got to boogie

MB: Mira, sobrevalorada está la gastronomía, que se ha empeñado en convertir en un arte exclusivo lo que toda la vida se ha hecho en las cocinas de las casas para sobrevivir. Y la comida ya sabemos en lo que acaba. Pero, claro, ¿quién quiere pasarse el resto de su vida comiendo acelgas hervidas? Se puede sobrevivir con lo mínimo, como se puede vivir muy tranquilo solo. Pero te pierdes un montón de bocados exquisitos, únicos, algunos amargos, otros ácidos y muchos sosos, pero que, dentro del menú total, merecen la pena. (¿Me ha quedado un poco Antonio Gala o es impresión mía?)

L&L: Entre las canciones que seleccionas, hay algunas precisamente (Baby, Won’t You Please Come Home) en las que, en las “contraindicaciones”, recomiendas: “No debe utilizarse sin haberlo pensado bien antes. ¿De verdad quieres que vuelva?”.Baby, Won’t You Please Come Home

MB: Ah, ésta es un situación muy frecuente. Ante el abandono, y en determinados tipos de persona, lo que más sufre es el ego, el orgullo. Entonces la primera reacción es intentar por todos los medios recuperar al amante saliente para demostrarse que “a mí no me deja nadie”. Normalmente, y después de haber probado su ausencia, acaba con la triste revelación de que se estaba mejor sin esa persona. Pero la opción no es la soledad, sino la alternancia. A rey muerto, rey puesto.

L&L: ¿Cuál es el argumento más siniestro para cortar una relación? A mí me encanta el de “No quiero hacerte daño”.

MB: Ése es uno de los más mezquinos, un subterfugio para no admitir que ya no sientes nada por tu pareja. Está en el mismo cajón que “No estoy preparado para tener una relación” o “En este momento de mi vida quiero dedicarme solo a mi trabajo”. Los más contundentes son los que admiten abiertamente el desgaste y la ausencia del amor o del deseo.

L&L: “No quiero hacerte daño” también se dice para cortar los avances de alguien que te ronda. Y ahí sí que es pretencioso.

MB: A no ser que se lo digas en una mazmorra a alguien sujeto con grilletes a la pared y pertrechado de correajes de cuero. En ese caso deja de ser pretencioso para convertirse en sencilla y paradójicamente cruel.

L&L: En tu repaso a la canción italiana, noto una intensa presencia de cantamañanas: “Come prima, più di prima t’amerò”; “A ti no te compré, por eso no te vendo” (De amor ya no se muere); y en Parole parole, esos versos (“Tú eres como el viento que lleva los violines y las rosas”) admirablemente contestados (“¿Violines y rosas? Esta noche se lo dices a otra”)… Por cierto, la versión de Carmen Sevilla y Francisco Rabal, con esa voz del buscón don Pablos, es inenarrable. ¿Cuál sería hoy tu elección ideal para este dúo?De amor ya no se muereParole paroleCarmen Sevilla y Francisco Rabal

MB: Por favor, te ruego que muestres un poco de respeto por los cantamañanas, especie canora en peligro.

Yo veo como firmes candidatas a protagonizar este tema a algunas valkirias del PP. No me cuesta nada imaginar a Andrea Fabra contestando «¡Los violines y las rosas te los metes por el culo!» a un cantamañanas de media melenita ondulada algo untuoso.

L&L: Los franceses son también bastante cantamañanas pero tienen la gracia de convertir la problemática de drama queen en un tendre drama, como dice Aznavour en esa impresionante Comme ils disent (¡lean la letra!). Túdrama queentendre dramaComme ils disent. recomiendas “a aquellas personas que estén pensando en salir del armario” que la pongan “en Nochebuena, con toda la familia reunida en torno a la mesa”.

MB: (Voy a obviar el segundo comentario sobre los cantamañanas por no ponerme pesado, pero me parece fatal.) La salida del armario suele necesitar de cierto aparataje de apoyo (en algunos casos, que hay quien sale sin mirar y atropellando porque ya ni cabe con todos los atributos plumeriles). Esta canción permite ir haciendo comentarios seudointelectuales para tantear las reacciones de los familiares allegados y saber por dónde tirar. La Nochebuena es una ocasión propicia por tener a la familia ya reunida, sin necesidad de una convocatoria extraordinaria, y tener cierta resistencia probada a los dramones familiares.

L&L: La verdad es que eres un gran crítico musical. De la versión de Caetano Veloso de Ay, amor dices: “la ha cantado con estilo y buen gusto, pero una subida de tono algo extraña en la segunda estrofa saca un poco al oyente del estado de arrobamiento en que le ha situado la primera”. De la de Bravo de Celia Cruz: “le da un ritmito que le quita hierro a la cosa y remata el verso ‘permíteme aplaudir’ con tres palmadas secas que sobresaltan”. Yo me he llevado un sobresalto mayúsculo.Ay, amor BravoBravo

MB: Te creo. Yo la primera vez que la oí pegué un brinco. Suenan como bofetadas que te espabilan y te preparan para lo que viene después. Ese estribillo que empieza “Te odio tanto…” no tiene desperdicio.

La versión de Ay, amor de Caetano Veloso comienza en un tono grave, cálido, muy sensual, que te atrapa y, de repente, como si acabara de caer en la cuenta de que nunca llegará a las notas bajas que ese tono le exige, hace un portamento raro para situarse en un falsete que no ayuda al espíritu de la canción. En realidad es como otra bofetada para que te quites la tontería.

L&L: No dejas fuera ni November Rain de Guns’n’Roses. Como bien dices: “Si no te gusta el heavy no lo intentes. Ni siquiera entenderás la letra”. Desde luego, es todo tan prolijo…November Rainheavy

MB: Desgraciadamente he dejado fuera muchas canciones que me habría encantado incluir, pero era una cuestión de extensión y de no aburrir al lector. En la selección me parecía esencial incluir un ejemplo de la balada heavy. O metal, como quieras. Es un género con características propias, basadas en que tiene que trasmitir un mensaje contradictorio de doble dirección: soy duro pero tengo sentimientos. Y lo contrario: tengo sentimientos pero soy duro; ojito, no te vayas a pasar. Esta paradoja marca mucho la balada metal y por eso suelen ser algo complicadas. En este caso es la canción más larga de las recogidas en el libro y la que menos versiones ha tenido. Por algo será.

L&L: ¿Con cuál de las 101 canciones de todos los géneros que describes en tu libro te quedarías si de verdad fueras a cortarte las venas?

MB: No creo que nunca llegue a cortarme las venas de verdad. Un terapeuta, a los que soy casi tan aficionado como a los martinis, me dijo una cosa muy sabia que intento tener siempre presente: no te vayas de la fiesta voluntariamente, sigue pillando bollos hasta que te echen. Y quien dice bollos dice… lo que sea que haya en la fiesta. Por eso me cuesta imaginar la situación que me planteas.

Si lo que quieres es que elija mi canción favorita entre las del libro, me parece una encerrona del tipo “¿A quién quieres más?”... Pero, mira, te voy a decir la que más me ha hecho llorar. O la que ha acompañado a más llantinas. Sin duda Vete de mí, en la versión de Bola de Nieve.

L&L: A mí me gusta la de Lolita, con ese tú-tú-tú…Lolitatú-tú-tú

MB: Sí, esas repeticiones de tres en tres son algo inquietantes. En la siguiente estrofa canta yo-yo-yo. Y hasta triplica un ay-ay-ay en la siguiente, para rematar la canción con un no-no-no. Me pregunto si no estará haciendo una referencia sutil a una relación triangular.

L&L: ¿Es verdad que el día que fuiste a ver Sonrisas y lágrimas en el teatro Coliseum de la Gran Vía las paredes temblaban? Y el día que fuiste a ver El rey Léon, ¿tembló algo?Sonrisas y lágrimasEl rey Léon

MB: Sí, sí. Fue desconcertante asistir a aquella producción supuestamente realista de una historia tan familiar y edulcorada como esa y ver que el telón de fondo que representaba a los Alpes tenía un corte que no encajaba, con lo cual se veía un salto en el cielo y las montañas, dando al montaje un aire cubista. O caligarista. Y luego, en el palacete de la familia Von Trapp, tan representativo de la solidez de la familia convencional, las paredes se tambaleaban como si quisieran gritar a los cuatro vientos la falacia de tal solidez. En fin, Rogers y Hammerstein con pinceladas expresionistas y simbolistas involuntarias. Toda una experiencia.

No recuerdo que nada temblara cuando fui a ver El rey León, salvo yo mismo. Eso me pasa siempre que voy a ver un musical. Asistir a un gran espectáculo me sigue llenando de emoción anticipada. Que a veces se ve defraudada con los resultados finales, pero ésa es otra historia.

L&L: Dentro de nada será Carnaval. ¿Alguna canción para estas fechas?

MB: Tengo especial debilidad por Augusto Algueró y Antonio Guijarro, lo que seguramente tiene algo que ver con una infancia desperdiciada en cines de sesión continua. Marisol cantaba en La nueva cenicienta una canción titulada Ponte la máscara que para mí siempre ha representado la esencia del disfraz y de la ocultación necesaria para sobrevivir en sociedad. Sé que es una elección ingenua y bastante kitsch, pero si quieres una respuesta ingeniosa y profunda… ¡entrevista a Sánchez Dragó o a Garci!

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