Madrid llevaba varias semanas expectante y al fin la espera se ha acabado. El pasado viernes se inauguró en el Museo Reina Sofía Dalí.Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas, y el sábado la muestra se abrió al público. Esta exposición es un ambicioso proyecto que reúne más de doscientas obras del polifacético artista de Figueras, entre pinturas, dibujos, fotografías, películas, revistas, libros, manuscritos y documentos. Las obras han sido cedidas por instituciones como el Museo Dalí de St. Petersburg (Florida), la Tate Modern de Londres, el Centro Georges Pompidou (que albergó antes una muestra parecida), y los Musées Royaux des Beaux-Arts de Bélgica. La Fundación Gala-Salvador Dalí y el Museo Reina Sofía también han aportado algunas piezas.
La exposición está organizada en once secciones que abarcan la totalidad de su carrera artística. A través del recorrido podemos disfrutar de las obras de su época inicial, centrada en el color y la luz, de su llegada a la Residencia de Estudiantes (donde entró en contacto con Lorca y Buñuel) y sobre todo, de su particular visión del surrealismo, con obras como El gran masturbador o La persistencia de la memoria. En otras secciones se muestra la relectura que Dalí hizo de El Ángelus, de Jean-François Millet o su interpretación de la Guerra Civil (Premonición de la Guerra Civil, El rostro de la guerra) y el desarrollo del surrealismo después del año 36. Se incluyen también documentos de su época como escritor en EE. UU. y las dos últimas secciones están dedicadas a los decorados y vestuario que diseñó para el teatro y a la exploración desde su fascinación por la ciencia y técnicas visuales como la holografía o la estereoscopía. También se expone su última obra Cola de golondrina y violonchelos (1983).
La exposición da para mucho a través de un recorrido por el perturbador imaginario daliniano. En el Pompidou de París fue la segunda más vista en toda la historia del centro, con 790 000 visitantes (la primera fue también una de Dalí, en el año 1979). Si logramos soportar la otra espera, la de las largas colas, veremos el tirón que tiene en Madrid, donde podremos deleitarnos con ella hasta el 2 de septiembre.