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La burbuja del talento

Bob Pop

@page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Es mentira y tendríamos que empezar a sospechar en el mismo instante en que nos descubrimos como jueces del talento ajeno. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar, previo pago, las aptitudes de los demás? ¿Y ellos? ¿Quiénes son esos caros jueces televisivos que se quedan sentados ante el desfile de aspirantes a ocupar el otro lado, su lugar, su silla, un contrato de mayor duración?

¿Dónde? ¿Ahí? ¿En televisión? ¿En serio?

El talento. Darlo todo. Ser verdad. Conquistar los corazones y los teléfonos móviles de la audiencia. Demostrar que valen, que tienen un futuro. Y dejarse aplaudir por el hijo de la baronesa y su señora, en directo. El hijo de la baronesa y su señora. Eso sí que es talento, coño. A ver si aprendemos de una vez.

@page { margin: 2cm } P { margin-bottom: 0.21cm } Es mentira y tendríamos que empezar a sospechar en el mismo instante en que nos descubrimos como jueces del talento ajeno. ¿Quiénes somos nosotros para juzgar, previo pago, las aptitudes de los demás? ¿Y ellos? ¿Quiénes son esos caros jueces televisivos que se quedan sentados ante el desfile de aspirantes a ocupar el otro lado, su lugar, su silla, un contrato de mayor duración?

¿Dónde? ¿Ahí? ¿En televisión? ¿En serio?