Un viaje a las Lofoten a través del Camino del Rey Olav
La E-10 describe una curva cerrada hacia la izquierda y busca el pequeño canal de mar que separa el muro del continente. Los campos color esmeralda contrasta con las arenas blancas y las aguas color turquesa de un mar en calma. Pero la imagen engaña. El agua apenas supera los diez grados centígrados rompiendo cualquier ilusión caribeña. No hay cocoteros. Hay prados verdes, casitas de madera pintadas de colores chillones y grandes peñascos grises que suben hacia el cielo con pendientes brutales. Los antiguos llamaron al lugar Lofoten, que en la parla local quiere decir el pie del lince, en referencia a los perfiles en forma de garra de las montañas que cuajan el paisaje. Las casi 2.000 islas que forman este archipiélago (entre grandes, medianas, pequeñas, minúsculas y peñascos) se ven desde tierra como un muro de algo más de 100 kilómetros de largo y alturas que median los 800-1.000 metros que protegen la costa continental del casi siempre furioso mar abierto.
Hasta hace pocas décadas, la única forma de moverse por el interior de esta región de geografía atormentada y paisajes espectaculares era ir yendo de isla en isla a través de pequeños transbordadores, ferrys y barcas de pescadores. Hoy, es posible recorrer buena parte de los más de 12.000 kilómetros cuadrados de las Islas Lofoten a través del Camino del Rey Olav: una carretera que recorre la región de norte a sur saltando a través de puentes o buceando en las rocas a través de túneles que corren bajo las aguas gélidas del Ártico. Sí; Ártico puro y duro. Y eso hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de programar el viaje. Las ventajas del invierno son la nieve y las auroras boreales que reinan en los cielos nocturnos entre los meses de octubre y abril; en verano reinan los campos verdes, las aguas tranquilas y los días interminables…
COMO LLEGAR: Hay tres formas de entrar a Lofoten. Por tierra (coche de alquiler o bus desde Narvik – línea 300 -), la única forma es el Puente de Tjeldsundbrua, situado casi al extremo norte de la isla de Hinnoya, la más grande y poblada del conjunto. Por mar, la empresa Torghatten Nord conecta diversos puntos del archipiélago con el continente. La conexión lógica, si piensas combinar barco y coche (lo más recomendable) o hacer un viaje en transporte público, es tomar el ferry en Bodø hasta el puerto de Moskenes (el billete ronda los 24 euros por tramo y el vehículo los 83) y desde ahí ir subiendo hasta el norte. Los transbordadores también realizan las siguientes conexiones: Bodo – Svolvaer; Svolaer – Skrova-Skutvik; Bognes – Lodingen; Melbu – Fiskebol; Digermulen – Finnvik; Hanoy-Kaljord-Stokmarknes y Refsnes-Flesnes. Por vía aérea, las compañías Wideroe, Norwegian y SAS vuelan a alguno de los cinco aeropuertos que se reparten por el archipiélago: Rost, Leknes, Svolvaer, Stokmarknes y Andenes. Las conexiones más habituales son Oslo, Bodo y Tromso.
COMO MOVERSE POR LAS ISLAS LOFOTEN: Lo ideal es alquilar un coche y poder moverte por tu cuenta. Hay un completo servicio de autobuses públicos que recorre toda la E-10 hasta A (la población que ocupa el extremo sur de la isla de Moskenesoya) haciendo paradas en los diferentes pueblos y ciudades del archipiélago. La página web del servicio de buses local ofrece información detallada de líneas y horarios de paso por las diferentes paradas. Entre la ciudad de Andenes (en el extremo norte del Archipiélago) y A hay 340 kilómetros.
CUANDO VIAJAR: Para ver auroras boreales no te queda más remedio que viajar entre los meses de octubre y marzo. En otoño las temperaturas son mucho más suaves que en primavera, pero desde mediados de octubre y durante todo noviembre las lluvias suelen ser abundantes y los cielos limpios de nubes no abundan. A finales de febrero aún hay paisajes invernales y nieve a cascoporro y cielos más despejados que permiten ver las luces del norte; pero hace un frío que pela (mínimas de -5 grados). Entre los meses de enero y abril se concentra el grueso de la temporada de pesca y los secaderos de bacalao están a pleno funcionamiento. El fuerte de la primavera es la temporada de ballenas y en verano no vas a poder ver auroras ya que los días son larguísimos, pero puedes disfrutar de temperaturas agradables y muchas actividades al aire libre. También es la época de cría de los frailecillos.
PRESUPUESTO: Noruega es un país caro y esta parte aún lo es más. Aún así hay formas de armar un viaje más o menos barato. Una buena opción es combinar alojamiento y coche de alquiler a través de una autocaravana que tienen un coste aproximado de 150 euros al día. Un coche de alquiler de gama baja ronda los 60 euros. Llenar el tanque de combustible sale unos 80 euros. Los alojamientos también tienen una gran amplitud de precios: un hotel con buena relación calidad precio ronda los 90 euros por noche, mientras que alojarte en un rorbuer (una cabaña de pescadores) puede ir desde los 150 a los 400 euros según el lugar y el equipamiento (preguntar antes ya que en algunos casos no hay ni sábanas). Comer tampoco es barato. Un restaurante de gama media ronda los 30-40 euros por comensal. En las principales poblaciones hay supermercados y algunas opciones de comida rápida.
QUÉ VER EN LAS ISLAS LOFOTEN: La E-10 atraviesa el Archipiélago de norte a sur conectando las principales poblaciones de la región a excepción de Andenes, que queda al norte de la isla de Andoya. Los principales atractivos e encuentran al sur aunque la mejor base para el avistaje de cetáceos se encuentra, precisamente, en Andenes. Como te decíamos antes, la distancia que media entre los dos extremos de la región es de 340 kilómetros, por lo que es posible ver mucho en tres o cuatro días. Pero lo ideal es pasar aquí al menos una semana (sobre todo en verano). Todas las atracciones se encuentran en pleno Camino del Rey Olav o a pocos kilómetros del ramal principal. A continuación te indicamos los imperescindibles.
Kabelvag y su catedral de madera (Isla de Austvagoya): El principal atractivo de la ‘ciudad’ de kabelvag es su impresionante iglesia de madera, la segunda en tamaño de toda Noruega. La Catedral de Lofoten (Villaveien, 9; Tel: (+47) 76 067 190; E-mail: post@lofotkatedralen.no) es una imponente estructura de madera construida a finales del siglo XIX y que es capaz de albergar a 1.200 personas. En el pueblo también se encuentra el interesante Museo de Lofoten (Melbu, sn; Tel: (+47) 76 154 000; E-mail: post@museumnord.no) que centra su exposición en los usos y costumbres de las islas y un acuario (Tel: (+47) 76 15 40 00; E-mail: lofotakvariet@museumnord.no) en el que se explican los ricos ecosistemas marinos del Archipiélago. Bueno para ir con niños.
Explorar el Trollfjord (Isla de Austvagoya): La mayoría de las excursiones parten de la ciudad de Svolvaer aunque hay empresas que ofrecen salidas en lancha rápida desde Henningsvaer. La travesía incluye pasar por el estrecho de Oyhellsund hasta llegar a la entrada del Fiordo del Troll, un estrecho desfiladero de más de dos kilómetros de longitud enmarcado por paredes verticales de gran belleza. Los precios de la excursión en barco ronda los 80 euros. Las travesías en Kayak también se inician desde Svolvaer y el precio ronda los 70 euros. En esta parte del litoral es normal ver águilas pescadoras. Una visita a Svolvaer se puede aprovechar para ver el Museo de Guerra de Lofoten (Fiskergata 3; Tel: (+47) 91 730 328; E-mail: williah@online.no) una interesante colección de objetos y documentación relacionada con la ocupación alemana de esta parte de Noruega durante la Segunda Guerra Mundial. Está muy bueno.
Nusfjord (Isla de Flakstadoya): Uno de los puertos bacaladeros más antiguos y mejor conservados de Noruega. Una pequeña población de palafitos de madera y chapa impermeabilizados con aceite de bacalao (los rorbuer) que aunque sigue albergando a un buen número de familias de pescadores hoy es uno de los lugares más turísticos del archipiélago donde abundan los alojamientos con encanto (entre 150 y 450 euros la noche) y uno puede vivir la experiencia del día a día de los cazadores del ‘skrei’ el famoso bacalao de las islas (dicen que es el mejor del mundo). Los secaderos de pescado que rodean al pueblo son otra de las estampas más tradicionales del lugar (como sucede en todo el archipiélago). Desde aquí parten excursiones de pesca vivencial muy interesantes.
Haukland, Utakeiv y subir al monte Mannen (Isla de Vestvagoy): Haukland y Utakeiv están consideradas como las playas más bonitas de Noruega. Haukland se encuentra a apenas 10 kilómetros de Leknes, una de las más importantes poblaciones de Lofoten. Es un amplio arenal de color claro que contrasta con el intenso color verde de los prados y montañas que la rodean. Desde la propia playa se inicia el sendero que sube hasta el Mannem, una impresionante atalaya que permite ver la playa desde las alturas y, más allá, los perfiles de una costa marcada por los pequeños fiordos. A espaldas de la montaña está Utakeiv, otra de las fantásticas playas del litoral oeste de Vestvagoy. El mar invita al baño, pero las temperaturas máximas del mar (en agosto) rara vez superan los 14 grados centígrados.
El Museo Vikingo de Lofotr (Isla de Vestvagoy): Vikingveien 539, Bostad; Tel: (+47) 76 154 000; E-mail: booking@lofotr.no; Ver Horarios. Uno de los mejores museos que visitamos nunca. El centro se construyó con motivo del hallazgo de los restos de una enorme estructura de madera que resultó ser uno de los salones vikingos más espectaculares que se han encontrado. El lugar se restauró y hoy es un magnífico centro de interpretación que te explica la transición desde la Edad del Hierro y la aparición y consolidación de la sociedad vikinga. Hay dos zonas bien diferenciadas: una expositiva, en la que se muestran los hallazgos arqueológicos encontrados en los alrededores y otra más vivencial en el que se recrea uno de estos grandes salones de los ‘jarls’ –condes- vikingos. En verano también hacen demostraciones de armas y se puede navegar en la réplica de un drakar. Los enanos flipan aquí.
Visitar Reine, subir el Reinebringen y dormir en Hamnoy (Isla de Moskenesoya.- Pese a ser una de las poblaciones más grandes de Lofoten, Reine no deja de ser un pequeño asentamiento que repite los esquemas de otros pueblos de pescadores del lugar. Casitas que alternan la madera y la chapa pintadas de colores chillones rodeadas de los omnipresentes flakes que, entre los meses de enero y abril, están repletos de bacalao que se seca al frío del invierno polar. Un lugar pintoresco situado en un entorno espectacular a la entrada de un fiordo cuajado de islotes -que aquí son como barrios con cuatro o cinco casas-. Reine cuenta con una buena infraestructura turística con hoteles, restaurantes y supermercados. A espaldas de la ciudad se encuentra el Reinebringen, un picacho que culmina uno de los mejores senderos de las islas. Las vistas desde la cima son impresionantes aunque el camino es duro y peligroso -nada recomendable con niños-. A pocos minutos en coche desde Reinen se encuentra el puerto pesquero de Hamnoy, otra de las maravillas que hay que visitar sí o sí. Aquí hay varios alojamientos en cabañas tradicionales.
La Playa de Bunes (Isla de Moskenesoya): Otra de las excursiones imprescindibles en las inmediaciones de la pequeña ciudad de Reine. Para llegar hasta aquí hay que tomar un pequeño barco (12 euros ida y vuelta) que tras una travesía de apenas 25 minutos nos dejará en Vindstad, un pequeño pueblecito de no más de 20 casas pintadas de rojo chillón esparcidas por el prado. De ahí parte un sendero de poco más de kilómetro y medio de longitud que nos lleva hasta Bunesm, una preciosa playa de arena clara encajonada entre los muros verticales del fiordo.
A y el extremo sur de Moskenesoya: Tiene fama de ser el pueblo con el nombre más corto del mundo. Pero ofrece mucho más que eso. A es el último de los pueblos de Moskenesoya y el punto culminante de la E-10. Más allá, solo naturaleza pura. Desde Reine apenas distan 10 kilómetros que conectan los pequeños pueblos pesqueros de Sorvagen y Tind para acabar en A. Aquí hay un pequeño museo (Tel: (+47) 76 09 14 88; E-mail: nfmuseum@museumnord.no) sobre la pesca tradicional que puede completar la visita.
Un salto hasta Rost para ver los frailecillos.- La única manera de llegar hasta la remota isla de Rost es por avión o por barco desde los puertos de Bodo o Moskenes. Rost es una isla de paisajes austeros pero contundentes. Una enorme roca salpicada de pequeños lagos y rodeada de una multitud de peñascos que emergen entre las aguas someras creando charcones enormes de aguas mansas. Un paraíso para los pescadores y, también, una de las mejores estaciones de observación de aves de Noruega. Durante la temporada estival, hasta Rost llegan miles de frailecillos que anidan aquí junto a otras especies marinas como los petreles o los cormoranes.
Un paseo hasta el norte para ver ballenas (Isla de Angoya).- Entre los meses de Noviembre y Marzo, los arenques emprenden uno de sus masivos viajes migratorios por las aguas próximas a la costa de Noruega pasando por los canales que separan el continente de las islas. Y tras los arenques vienen depredadores formidables como las ballenas jorobadas, rorcuales, delfines, cachalotes y numerosos grupos de orcas. La presencia de cetáceos en la zona es común durante todo el año, aunque su número aumenta de manera considerable coincidiendo con la migración de los arenques. La isla de Angoya suele quedar fuera de los circuitos viajeros y tiene un par de lugares dignos del paseo mas allá de las excursiones marinas. Uno es el Museo Polar de Andoya (Richard Withs gate, 9 –Andenes-; Tel: (+47) 76 154 000; E-mail: post@museumnord.no) dedicado a la exploración antártica y que está bueno para pasar una tarde; otro es la espectacular costa oeste de la isla, con lugares de ensueño como la Playa de Skovgol y también son interesantes las granjas del pueblecito de Nordmela. Pero lo que más nos impactó fue el Centro Espacial Andoya (Bleiksveien, 46 –Andenes-; E-mail: info@andoyaspace.no), una base de lanzamiento de cohetes espaciales para estudiar las auroras boreales que cuenta con un pequeño centro de interpretación y un simulador espacial muy chulo.
COMER EN LOFOTEN
Underhuset Restaurant (Sakrisoy –Reine-; Tel: (+47) 94 136 501; E-mail: restaurantunderhuset@outlook.com ; Facebook) Excelente relación calidad precio. Carta centrada en los productos del mar con delicias como el salmón noruego, el omnipresente bacalao o la carne de ballena. Platos principales desde 25 euros.
Lofotmat (Dreyers gate, 56 –Henningsvaer-; Tel: (+47) 97 717 059) Pescados y mariscos de primera calidad. Especialidades de la cocina noruega a precios razonables. Sopas de pescado muy buenas y platillos de bacalao que quitan el hipo. El precio medio ronda los 40 euros por comensal.
Paleo Artic (Thon Hotel –Svolvaer-; Tel: (+47) 76 049 000; E-mail: post@paleoarctic.no) Cocina local con un toque de creatividad más que interesante. Carta centrada en los productos del mar. Cangrejo delicioso. Los platos principales rondan los 30 euros; sopas y postres desde 17 euros.
Fellini Pizza (Vestfjordgata, 8 –Svolvaer-; Tel: (+47) 76 07 77 60) Para descansar del pescado y darle un respiro al bolsillo. Pizza más que razonable, pastas y otras especialidades de la cocina rápida como kebabs o hamburguesas. Precio medio desde 18 euros.
Ullas Kafe (Storgata, 9B –Andenes-; Tel: (+47) 950 91 970) En esta cafetería a parte de desayunar bueno y rico hacen unos sándwiches y unas ensaladas de escándalo ideales para almorzar sin dejarse un riñón. Precio medio desde 15 euros.
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