El conflicto sirio acaba de entrar en su quinto año y ya son más de 12 millones de personas las que se han visto obligadas a huir de sus casas, dejando todo cuanto querían atrás. David González, a través de sus fotografías, da voz a estas personas, gente que jamás imaginó que su vida daría un giro de 306 grados. Nafla Muhammad Alabood, de 21 años, vivió en el campamento de refugiados de Zaatari, en Jordania, y es una de las protagonistas de “Siria, la palabra del exilio”. Nafla compatió su historia con David: “Puedo empezar por mi pasado de color de rosa, en el que viví los días más bonitos de mi vida, aquel pasado fantástico. O quizás puedo empezar por el presente amargo como la hiel, el presente agotador, que me hace sentir como una persona de cuarenta años. O mejor hablar de mi futuro desconocido; pero tengo miedo sólo de pronunciar la palabra futuro, temo que este futuro sólo lleve más miseria a este presente”.
“Esta guerra, que ha destruido mi vida y mis sueños, que lo ha destruido todo... Como un tsunami, ha borrado todo rastro de vida del pasado en este sitio. Echo de menos el pasado”, apunta Nafla. Esta joven aún recuerda bien lo duro que fue dejar su país: “Todos estábamos muy tristes y no parábamos de llorar, dejar nuestra patria nos rompía el corazón. Subimos al coche con los corazones llenos de tristeza, y nos despedimos con los ojos llorosos y los corazones rotos por el hecho de tener que marchar a otro país, lejos de Siria...”
Al igual que Nafla, millones de sirios se han tenido que refugiar en otros países o esconderse dentro del suyo, viéndose obligados a olvidar sus sueños, a perder su pasado, a sus seres queridos y a no saber qué será de su futuro, ni siquiera si habrá un futuro.
Invitamos a todo el mundo a visitar esta exposición y, a la vez, un poco más, a las víctimas de la guerra siria y a colaborar con ellas a través de www.eacnur.org. También puedes leer la historia completa de Nafla aquí.
Información práctica:
Una idea del foto periodista: David González Sanz. Diplomado en Trabajo Social por la Universidad de Lleida y postgrado en Violencia Familiar por la Universidad Pere Tarrés de Barcelona. Ha trabajado y ha participado en programas de acogida y atención a población inmigrante y en proyectos socioeducativos para hombres con condena judicial por delitos de violencia de género. Desde el año 2007, es educador social en el CRAE (Centro Residencial de Acción Educativa) Casa San José de Tarragona, en el ámbito de la protección a la infancia y la adolescencia en situación de riesgo social. Inicia su actividad como fotoperiodista freelance, en el verano de 2013, cubriendo la situación en Egipto tras el golpe de estado militar. En 2014 viaja a Ucrania. La exposición “Siria, la palabra del exilio” se basa en su trabajo sobre la situación de los refugiados sirios en Jordania durante el verano de 2014.
La exposición se podrá visitar hasta el próximo 7 de junio Organizan: Ayuntamiento de Tarragona y Comité Catalán de ACNUR
Colabora: Puerto de Tarragona
Más detalles sobre esta exposición: inscríbete en el evento inscríbete en el eventoy consulta más sobre esta exposición aquí.
El conflicto sirio acaba de entrar en su quinto año y ya son más de 12 millones de personas las que se han visto obligadas a huir de sus casas, dejando todo cuanto querían atrás. David González, a través de sus fotografías, da voz a estas personas, gente que jamás imaginó que su vida daría un giro de 306 grados. Nafla Muhammad Alabood, de 21 años, vivió en el campamento de refugiados de Zaatari, en Jordania, y es una de las protagonistas de “Siria, la palabra del exilio”. Nafla compatió su historia con David: “Puedo empezar por mi pasado de color de rosa, en el que viví los días más bonitos de mi vida, aquel pasado fantástico. O quizás puedo empezar por el presente amargo como la hiel, el presente agotador, que me hace sentir como una persona de cuarenta años. O mejor hablar de mi futuro desconocido; pero tengo miedo sólo de pronunciar la palabra futuro, temo que este futuro sólo lleve más miseria a este presente”.
“Esta guerra, que ha destruido mi vida y mis sueños, que lo ha destruido todo... Como un tsunami, ha borrado todo rastro de vida del pasado en este sitio. Echo de menos el pasado”, apunta Nafla. Esta joven aún recuerda bien lo duro que fue dejar su país: “Todos estábamos muy tristes y no parábamos de llorar, dejar nuestra patria nos rompía el corazón. Subimos al coche con los corazones llenos de tristeza, y nos despedimos con los ojos llorosos y los corazones rotos por el hecho de tener que marchar a otro país, lejos de Siria...”