Pozoblanco (Córdoba), 18 jul (EFE).- La Cooperativa Olivarera de Los Pedroches (Olipe) y el Instituto Tecnológico del Plástico de Valencia (Aimplas), desarrollan un proyecto que permite alargar la vida útil del hueso de la aceituna al convertirlo en un material plástico biodegradable con múltiples aplicaciones futuras.
Se trata de Oliplast, un bioplástico de alta resistencia y ecológico que permite generar un producto final “de alta calidad y que sorprende por su resistencia” en todos los usos en los que se ha probado.
Según explica a Efe el presidente de Olipe, Juan Antonio Caballero, junto con Aimplas se embarcaron en el proyecto de investigación y desarrollo Gooliva que pretendía “valorizar un subproducto de la almazara como el hueso de la aceituna”, que hoy en día se “utiliza como biocombustible”.
La idea era crear un material bajo el concepto de reciclaje en el que su destino final fuese el “contenedor marrón y no el amarillo”.
Caballero resalta que cualquier valor añadido que se pueda obtener de los subproductos del olivar “es bueno porque siempre va a contribuir a la economía de los agricultores”, uno de sus objetivos finales como cooperativa. Es lo que él llama “bioeconomía esférica”, en la que se superponen planos como la economía, la educación, o la salud y que sirve también para “fijar población al territorio”.
En un primer momento hay hacer un proceso previo con el hueso de la aceituna tal y como sale de la almazara de limpieza y secado para eliminar los pellejos y restos de pulpa hasta dejarlo en entre 2,5 y 4 milímetros de tamaño que hay que pulverizar.
“Y ahí quizá reside la mayor dificultad del proceso”, apunta Caballero, ya que el hueso de la aceituna es un material “durísimo” y ha habido que utilizar una “maquinaria especial para moler”, lo que ha sido el principal “hándicap” dentro del proyecto.
Una vez molido, se obtiene un material del tamaño de “unas 50 micras” que se lleva a un proceso para hacer un material plástico donde se usan “isómeros plastificantes” biodegradables y que se pueda usar en “distintas aplicaciones”.
Cuando se ha comprobado que el proyecto es factible y que se logra el material deseado, la segunda parte es darle uso. “En un principio estamos haciendo utensilios de cocina y otro tipo de útiles que puedan sustituir a lo que ya tenemos, como tapas de frascos”, aunque uno de los objetivos es lograr crear una botella de aceite a partir del propio hueso de la aceituna.
Pero lo más importante es que el proyecto “ha calado” y ya se han interesado por el material empresas de distintos ámbitos y sectores, desde los que fabrican plásticos mediante diversos sistemas, como firmas que pretenden aplicar el producto “a su modelo de negocio, como es el caso de empresas de arte funerario”.
No es casualidad que haya sido Olipe la que haya puesto en marcha este proyecto, ya que de sus instalaciones han salido ideas “pioneras” y “revolucionarias” como el uso del compost de alperujo o la creación de una trampa para la mosca que es “referente a nivel mundial”.
“Creemos que la agricultura puede ofrecer soluciones, además del alimentario, a la sociedad”, por lo que es “importante” que los proyectos de investigación que se hacen desde las administraciones “se potencien en el ámbito rural”.
Y ahí la Política Agraria Común (PAC) debe jugar un papel fundamental, y más en una zona de olivar de sierra como la de Los Pedroches, al norte de Córdoba. Con un concepto medioambiental que está “pervertido de los Pirineos hacía abajo”, ahora mismo solo se miran “conceptos territoriales y de voto”.
“Al final te das cuenta de que los conceptos ambientales de Europa no tienen nada que ver con los de España o Andalucía, y mientras no los tengamos igual será una PAC injusta sobre la que habrá que seguir trabajando. Competimos en desventaja, peno nosotros tenemos las ideas y ese ímpetu y la fortaleza que nos da nuestra sierra”, concluye Caballero.
Luis Ortega