Marta Montojo
Bakú, 15 nov (EFE).- La ministra de Ambiente y Desarrollo Sostenible de Colombia, Susana Muhamad, señaló en la COP29 que los países ricos “tratan de pasar por encima los artículos del Acuerdo de París”, al intentar que los flujos de inversión entre ellos se contabilicen como nueva financiación climática.
Así lo aseveró Muhamad en una entrevista con la Agencia EFE, en la que afeó la postura que en las negociaciones de la cumbre del clima de Bakú adoptan los países desarrollados, quienes, a excepción del Reino Unido, “están tratando de hablar de que los flujos deben ser para todos los países”, y no únicamente de los estados ricos al mundo en desarrollo.
La colombiana viajó a la capital azerí días antes de que comience la semana más “política” de la cumbre, cuando llegan todos los ministros y discuten sobre textos que ya deberían reflejar un progreso en las negociaciones.
Ella, no obstante, no estará presente durante esa semana, por motivos similares a la ausencia de su presidente, Gustavo Pero, que no asistió al foro multilateral a causa de las intensas lluvias que han provocado inundaciones en Colombia.
Acción climática para evitar y resistir impactos
“En este momento, en mi país, en el departamento del Chocó tenemos el 85 % del territorio inundado”, recordó Muhamad, para subrayar: “Esto es consecuencia de shock después de shock que hemos tenido en los últimos dos años”.
“Al mismo tiempo, tenemos que responsabilizarnos de una transición -prosiguió-, pero el sistema financiero internacional, cuando vamos a hacer esa transición -por ejemplo, en Colombia, de pasar de ser un exportador de combustibles fósiles a una economía más diversificada-, lo que hace es enviar señales de castigo por los altos niveles de deuda”.
“No tenemos un acceso al capital en las mismas condiciones para esta transición. En un país como Colombia estamos a 10 % de interés, mientras en los países europeos es 1 ó 2 %, entonces las condiciones financieras son muy desiguales”, agregó la ministra.
Y sentenció: “Nosotros estamos recibiendo los shocks, pero no fuimos los creadores inicialmente de este problema”.
La de Bakú está siendo una cumbre “árida”, según la calificó Muhamad en la entrevista, con un ambiente “tenso, cargado, difícil”, y “con poca afluencia de la sociedad civil”.
Pero argumentó que no se deben perder de vista los objetivos: “En esta COP no podemos permitir que no haya una meta de financiamiento a los países en desarrollo”, una meta que, incide, deberá tener un “alto componente concesional”, además de “apalancar recursos adicionales”.
Empatizó con las inundaciones sufridas en Valencia (en el este de la Península Ibérica) a finales de octubre, y valoró la “absoluta claridad” que a su juicio tiene España hoy de la situación climática, “de la vulnerabilidad de todos y todas”.
“Yo creo que esa sensibilidad, lo que nos ha tocado vivir a muchos países permanentemente, es un gran activo”, agregó.
También destacó el compromiso con la transición ecológica de su homóloga española, Teresa Ribera, así como el del Reino Unido, “con un gobierno laborista en poder empujar esta agenda para los países en desarrollo”.
Aplaudió en este sentido el papel del gobierno de Keir Starmer, uno que “fortalece la solidaridad, entiende la geopolítica también desde los países del Sur, y plantea una posición política que realmente compromete las responsabilidades históricas”.
Negociaciones encalladas
Muhamad criticó no obstante la lentitud con la que avanzan las discusiones técnicas sobre financiación: “Lo grave es que a una semana de la COP no se ha centrado la discusión sustancial y va a quedar a nivel de ministros”.
Tampoco en la COP16 de Cali las negociaciones sobre financiación lograron dar resultado, algo que atribuye en parte al contexto geopolítico, así como a “una lógica percibida por el Norte de disparidad de los contribuyentes”; “creen que hay otras economías que deberían entrar a contribuir”, en concreto, las de los países árabes y China.
Mientras, un “círculo vicioso” atrapa a los estados en desarrollo, lamentó Muhamad, pues no logran acceder al capital para financiar la descarbonización de sus economías y observan cómo las oportunidades de inversión se alejan a medida que los fenómenos extremos impactan sus territorios y elevan el riesgo.
“Caminamos hacia una crisis climática y de deuda”, alegó Muhamad, que se acentúa, dice, con cada impacto del calentamiento global que sufren los países más vulnerables.
“Hay que cambiar las reglas del juego para que se adecúen a la realidad de la transición y la crisis climática”, subrayó la ministra, quien pidió además “financiación realista”.
“Y lo realista es asumir el problema a la escala del que tenemos o, sino, todos vamos a perder”, advirtió.
“¿Qué economía va a haber sin planeta? Esta es la mentalidad que todavía el sistema financiero no encuadra y los mercados no encuadran”, concluyó.