Madrid, 31 ago (EFE).- En 2018 un grupo de investigadores planteó, por primera vez, la necesidad de dotar al Parlamento de una oficina permanente de asesoramiento científico y, desde entonces, el país ha vivido dos elecciones y una pandemia. La idea, según sus responsables, sigue vigente y hoy más que nunca es imprescindible.
“Ante la grave crisis económica, sanitaria, política y social que se avecina es crucial fortalecer las instituciones democráticas y una manera de hacerlo es acercar la ciencia a la sociedad y a la política”, señala a Efe Andreu Climent, investigador en la Universidad Politécnica de Valencia y presidente de Ciencia en el Parlamento, la asociación que está detrás de esta iniciativa.
Y es que, según este científico, se trata de responder mejor a los retos y problemas a los que esta sociedad se enfrenta: “El nobel Santiago Ramón y Cajal decía que al carro de la cultura le falta la rueda de la ciencia y nosotros pensamos que un parlamento sin asesoramiento científico es como un coche con una rueda pinchada”.
“Ahora más que nunca es preciso acercar los datos y el conocimiento científico a nuestros diputados”.
Una oficina de asesoramiento científico, como las que ya existen en Reino Unido, Suiza, Grecia, Francia o Alemania, ayudaría a legislar con evidencia científica. Se trata de dar asesoramiento neutral a los legisladores, ni opiniones ni recomendaciones, sino información basada en el conocimiento científico y tecnológico.
Además, se trataría de adelantarse a posibles futuras leyes o modificaciones normativas teniendo en cuenta los retos próximos de la sociedad. El objetivo es que todos los grupos tengan acceso al mismo conocimiento y lograr un debate parlamentario más informado.
Por lo general, en estas oficinas trabajan una decena de asesores que, a partir de entrevistas a expertos y de artículos científicos, preparan informes de dos a cuatro páginas con evidencias sobre un tema en concreto: edición genética, robótica, coronavirus, centrales nucleares, contaminación por plásticos, meteoritos o alzhéimer.
Se trata de crear un espacio de consultoría permanente y de que los políticos tomen decisiones informadas y basadas en el conocimiento y la evidencia: “con una oficina de este tipo el debate parlamentario sobre la covid-19 hubiese sido distinto”, afirma por su parte Eduardo Oliver, del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares y vicepresidente de estrategia de la asociación.
Ciencia en el Parlamento es una iniciativa ciudadana apoyada por más de 170 instituciones que pretende “empapar” de ciencia las propuestas políticas. A pesar del parón de estos meses, sus responsables han seguido trabajado y reuniéndose con los grupos.
Entre mayo y junio hablaron telemáticamente con los nuevos portavoces de todos los grupos de la Comisión de Ciencia, Innovación y Universidades del Congreso, entre los que, una vez más, encontraron apoyo a la iniciativa, relata a Efe Oliver, quien asegura que la sensación es buena y hay ganas de seguir adelante.
“A pesar de la inestabilidad política con dos elecciones generales y ahora la pandemia de la covid-19, desde Ciencia en el Parlamento hemos seguido trabajando para dar a conocer la importancia del asesoramiento científico en el poder legislativo”.
La iniciativa de la oficina también ha recibido el apoyo de la Mesa y la Presidencia del Congreso; en el pasado de Ana Pastor (Grupo Popular) y ahora de Meritxell Batet (Grupo Socialista).
Por ejemplo, en febrero del pasado año la Mesa del Congreso acordó su creación, un acuerdo que contemplaba incluso una consignación de una partida en los presupuestos de la Cámara de 200.000 euros para la puesta en marcha de la citada asesoría.
La creación de esta oficina de ciencia forma parte de los proyectos de la presidenta Batet para esta legislatura, confirman a Efe fuentes de la Presidencia del Congreso, que agregan que su intención es “promover las decisiones necesarias para su creación efectiva en cuanto se den las condiciones para ello, tras los consensos políticos que se pusieron de manifiesto en 2019”.
Asimismo, en cuanto se levanten las restricciones en materia de visitas al Congreso, desde Presidencia tienen previsto retomar los encuentros con Ciencia en el Parlamento, según las mismas fuentes.
Para los responsables de esta iniciativa, el apoyo se ha puesto de manifiesto desde el principio por parte de los órganos de la Cámara, los grupos y las comunidades autonómicas donde han presentado el proyecto. Ahora, dicen, hace falta que se materialice.
Eso será a partir de septiembre y mientras se desarrolla y se implanta la oficina, el objetivo de Ciencia en el Parlamento, que ha reforzado su equipo con perfiles de disciplinas como las ciencias en la salud, ciencias sociales o tecnologías, es hacer otras actividades para conectar política, ciencia y ciudadanía, como debates y jornadas como las celebradas en 2018 en el Congreso.
Noemí G. Gómez