¿Aumenta la crisis necesariamente la desigualdad?

  • A pesar de que esto es un efecto más del contexto económico, José Saturnino Martínez explica que la relación entre crisis y aumento de la desigualdad depende de factores políticos (ajustes), institucionales (Estado de bienestar) y estructurales (estructura productiva)

“No hay en este momento unos indicadores precisos ni en España ni en Europa sobre los datos de desigualdad”, Mariano Rajoy, 8/12/2013, El País.

Sorprende esta declaración, pues muestra desconocimiento de nuestro presidente de un dato importante, fácil de encontrar en la página web de Eurostat o del Instituto Nacional de Estadística, y que aquí se presenta en la Tabla 1 (si se escabulle ante información tan fácil de contrastar, preocupa lo que hará con información menos accesible).

En dicha tabla se observa el indicador más habitual de desigualdad económica, el índice de Gini, una cifra que compara la distribución de la renta de un país con la situación teórica en la que la distribución fuese en la misma proporción para todos, en cuyo caso el indicador tomaría el valor 0. Tomaría el valor 1 si una persona (o familia) tuviese toda la renta y el resto, ninguna. Los valores conocidos históricamente para este índice oscilan entre 0,2 y 0,7, aproximadamente.

En la mencionada tabla observamos que la variación de la desigualdad económica tras la crisis difiere entre países, sin un patrón claro. La desigualdad disminuye en países en los que la crisis ha tenido un profundo efecto, como Islandia, Letonia o Irlanda. En otros países en crisis, como Portugal, Grecia o Italia, desciende ligeramente en 2011, aunque luego se incrementó también ligeramente en 2012. España es el país en el que más aumenta entre 2008 y 2012.

Gráfico 1. Variación del poder adquisitivo del total de los hogares, del 10% más rico y del 10% más pobre, entre 2007 y 2010

Para entender mejor lo que nos está pasando, en el Gráfico 1 se presenta la variación de poder adquisitivo de los hogares más ricos y más pobres entre 2007 y 2010. En promedio, para los 33 países de la OCDE con información disponible, hay una pérdida de poder adquisitivo ligera, un poco mayor para el 10% más pobre.

Pero por países apreciamos que los hay con mejoras de poder adquisitivo, tanto en los hogares más ricos como en los más pobres, destacando Chile, Polonia o Eslovaquia. España es de los países en los que la pérdida de poder adquisitivo es mayor, superada por Islandia, México, Grecia y Estonia.

En lo que España no tiene competidor es en el empobrecimiento de los más pobres. La pérdida de poder adquisitivo de los más ricos es de las más bajas entre los países que empeoran, mientras que en ningún otro país el 10% más pobre se ha empobrecido tanto como en España.

Por tanto, no sucede que los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres, sino que los ricos son un poco más pobres, y los pobres, muchísimo más pobres. El caso islandés es el contrario del español, en el sentido de que allí la pérdida de poder adquisitivo es mayor entre los más ricos que entre los más pobres. Además, debe destacarse que hay países como Portugal o Australia en los que mejora el poder adquisitivo de los hogares más pobres, mientras empeora el de los más ricos.

Todavía no hay estudios detallados que expliquen esta evolución, pero es posible lanzar algunas hipótesis para el caso español. Por un lado, debemos tener en cuenta factores políticos: en nuestro país, en el periodo analizado, las medidas de recorte del déficit público, a diferencia de otros países con crisis de deuda, se centraron en mayor medida en recortes del gasto que en aumento de los impuestos, lo cual perjudica más a los sectores menos pudientes, pues dependen en mayor medida del gasto público.

Por otro lado, también es importante el diseño de las instituciones de nuestro Estado de bienestar: somos uno de los países de la UE en que menos disminuye la pobreza relativa una vez que se tienen en cuenta las diversas partidas de políticas sociales. Otro factor relevante es de tipo estructural: la destrucción de empleo ha sido especialmente intensa en la construcción, un sector con salarios promedios más bajos que otros, por lo que los que más pierden con la crisis son los que ya estaban más abajo cuando la burbuja económica crecía.

Algunos estudios provisionales arrojan algo de luz sobre la reducción de la desigualdad económica en otros países con crisis de deuda como la nuestra. En el caso de Islandia, se señala el especial cuidado en no recortar los gastos de bienestar social que más afectan a los grupos de menos renta (Ólafsson 2011), mientras que para el caso de Irlanda hay evidencia de que la reducción de la desigualdad tiene que ver más con la pérdida de poder adquisitivo, mayor entre los más ricos y también entre los más pobres (Callan et al. 2013).

Como vemos, la relación entre crisis y aumento de la desigualdad depende de factores políticos (decisiones sobre los ajustes), institucionales (Estado de bienestar) y estructurales (estructura productiva). Los factores estructurales son difíciles de modificar a corto plazo, pero los políticos e institucionales pueden modificarse si hay voluntad para ello.