Según el Bundesbank, el Banco Central Europeo, y ahora el FMI, nos lo podríamos plantear.
Esto es debido a que el valor de nuestros inmuebles, es decir, nuestra riqueza no financiera, es el más alto según este gráfico de la OCDE. La trampa reside en que estos valores son ficciones contables; la burbuja se ha quedado atrapada en las cuentas, como un fósil en el ámbar. Reconocer la magnitud real de las pérdidas en el sector inmobiliario es algo que no conviene ni al sector financiero español, ni al sector financiero del resto de Europa. Así que aguantan como zombis con ayudas públicas y frenan la caída de los precios de vivienda, demorando así un ajuste necesario para la recuperación.