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Renovar la izquierda, defender la política

La izquierda necesaria. Contra el autoritarismo posdemocrático, Josep Ramoneda.

Es sintomático ver el incesante replanteamiento que se obliga a hacer la izquierda (ideológica y política), más ahora que se encuentra en el momento más gris que haya podido tener. En cambio, los que se sienten parte de la tradición de los que se sentaron a la derecha de Clermont-Tonnerre, no tienen necesidad de tanta reflexión; sin ir más lejos se hace impensable el título de este libro a la inversa: La derecha necesaria. “La derecha tiene, la izquierda es”, dijo un conocido político catalán. Quizá eso explica porque una tiene la necesidad de fluir y mutar constantemente mientras la otra gestiona y almacena su presente. Este libro, escrito por una de las personas llamadas a ser ideóloga de la renaturalización política de la izquierda, es una invitación a la reflexión, pero sobretodo a la reacción.

El contexto social y político actual, para Ramoneda, se puede resumir brevemente en: ‘seguridad como ideología, competitividad como principio de vida y el sálvese quien pueda como destino’.sálvese quien pueda De este contexto se infiere lo que el autor bautiza como “totalitarismo de la indiferencia”, que se define por un cuerpo social pasivo, que no es sujeto político. Ramoneda denuncia que una sociedad que no es autónoma, es una sociedad sierva. Servidumbre, eso si, voluntaria. Aquí radicaría, pues, la misión de la izquierda política: despertar la conciencia y reconocimiento de la servidumbre ciudadana y alentar al que se sabe siervo a la ‘rebelión política’. Sin embargo, puede ser que un intento de insurrección por los que se saben siervos pueda formar parte de la misma lógica del statu quo; que, al fin y al cabo, la contracultura forme parte de la propia cultura. La capacidad y flexibilidad del sistema a la hora de integrar sus propias contradicciones es una de sus características definitorias. Aún así, le es inherente a la izquierda la voluntad de intentarlo, de denunciar el abuso de poder. Por consiguiente, urge retomar algo que ha olvidado la izquierda política descafeinada (representada por la socialdemocracia europeísta de después de la caída del telón de acero e ilustrada hasta la caricatura por las terceras vías): despertar conciencias para defender la ‘autonomía radical’ del ciudadano, su dignidad.

El método pasa, entre otras fases, por conseguir el control del lenguaje. Antoni Castells decía que si bien en el contexto de postguerra los partidos liberales y conservadores actuaban en el marco político de la izquierda, después del thatcherismo, es la izquierda política la que se siente forastera en el nuevo mapa social y económico caracterizado por la desregulación. “La sociedad no existe, sólo hay individuos y familias”, es una frase que se ha hecho cierta en parte por la aquiescencia de la socialdemocracia. En la izquierda descafeinada ha permeabilizado el lenguaje del management, de la emprendedoría, del consumo, de la meritocracia, de la competitividad, etc., que ha reducido el ciudadano al individuo que se realiza en tanto que ‘competidor, contribuyente y consumidor’. Y en este terreno, parece que tiene las de perder. Desde hace años, la alineación entre izquierda política y clase obrera no tiene sentido, el target es difuso, no hay brand loyalty y, a la espera de los resultados del próximo domingo en Cataluña, la customer experience ha sido demolidora.

‘La meritocracia es una forma de aristocracia’, afirma Ramoneda en este sentido. Critica con severidad el culto al emprendedor por dos motivos: la estratificación de la sociedad y las enormes desigualdades. Los estudios de movilidad social muestran que el llamado flujo constante, necesario para el funcionamiento de cualquier sociedad, se ha estancado desde el inicio de la crisis. Además, muestran que la causa última de la pobreza reside en una socialización que incapacita para integrarse de manera eficaz en la sociedad moderna. Las políticas públicas deben utilizarse para promover la movilidad social y la integración de todos los sectores de la sociedad. El último informe de la OCDE al respecto concluye: “Policy reform can remove obstacles to intergenerational social mobility and thereby promote equality of opportunities across individuals. Such reform will also enhance economic growth by allocating human resources to their best use.”

La consecuencia directa de esta desorientación es que la izquierda política “con cafeína” parece que ha dejado la silla vacía en los parlamentos y está estableciéndose y acrecentándose en las calles. Ha ‘reinventado el espacio común’. Se da por tanto una situación paradójica en nuestro contexto: existe una conciencia pública de las consecuencias sociales de la desgobernanza del sistema económico y se denuncia en las numerosas manifestaciones espontáneas y, al mismo tiempo, los parlamentos y gobiernos elegidos en las urnas son hegemónicamente pro statu quo. Según Ramoneda, esta situación se puede comparar al momento de ‘efervescencia revolucionaria‘ que supuso Mayo del 68: grandes manifestaciones, anticapitalistas y antisoviéticas, con ínfulas de cambiar de arriba a abajo el sistema institucional (desde la familia al Politburó soviético) y el esquema de valores que regía la sociedad, que desembocaron en las victorias electorales de Charles de Gaulle y de Richard Nixon.

Un apunte para el día 25. La izquierda política catalana, si quiere ser alternativa de gobierno, debería afrontar unida tres retos: (1) la lucha contra la exclusión social y sus consecuencias, (2) la cuestión nacional y (3) el avance en términos de calidad democrática. Si no, el ‘PRI a la catalana’ va a seguir impidiendo la urgente transformación social y política.

Más sobre movilidad social y políticas públicas:

(1) Estructura familiar, Estatus ocupacional y Movilidad social Intrageneracional en España, por la revista internacional de sociología (RIS)

(2) Video Social Mobility: A family affair por la OCDE

(3) Recomendaciones de la OCDE para España, en el dossier de Economic Policy Reforms: Going for Growth 2012

(4) Social Mobility and Education Gaps in the Four Major Anglophone Countries, por la Carnegie Corporation of New York