¿Cuánto saben los ciudadanos de política? ¿Tienen un conocimiento enciclopédico o más bien saben lo justo para poder tomar una decisión en las urnas de higos a brevas? A pesar de la relevancia de la pregunta, hasta la fecha este tema se ha estudiado en contadas ocasiones. Uno de los motivos es la dificultad para medir el conocimiento político de la gente. A pesar de ello, recientemente se han empezado a incluir en las encuestas de opinión pública preguntas sobre estos temas. Para el caso de los EEUU las conclusiones de los estudiosos son bastante pesimistas. Dibujan un electorado que suspende en política. Aun peor, los pocos que saben del tema, saben mucho, mientras que el resto tiende a la ignorancia, lo que indica un alto nivel de desigualdad entre los ciudadanos en este aspecto.
Y ¿qué pasa en Europa? Contamos con una encuesta realizada después de las elecciones Europeas de 2009 en todos los países miembros de la UE. La encuesta incluía un total de seis preguntas sobre el funcionamiento de las instituciones en la UE y sobre cuestiones políticas nacionales en cada país (por ejemplo: “¿Podría Vd. decirme cuál es el nombre del actual ministro de educación en su país?”). Las preguntas se diseñaron de tal forma que el nivel de dificultad fuera comparable entre países. Estos datos nos permiten contextualizar España en comparación con otros países Europeos.
La Figura 1 muestra el número medio de respuestas correctas que los entrevistados proporcionaron en cada país. El panorama no es tan desolador como en el caso de los EEUU, puesto que en todos los países se llega al menos al aprobado justo (una media de 3 preguntas sobre 6). Sin embargo, si comparamos entre países descubrimos que España está a la cola (junto con Rumanía). A la cabeza: Dinamarca, Luxemburgo, Suecia, Austria o Finlandia. Sorprende la posición de algunos países. Por ejemplo, el Reino Unido o Bélgica están en el grupo de los aprobados justos. Por su parte, Portugal o Grecia están en el grupo de los notables bajos. En definitiva, la conocida distinción entre países con democracias antiguas (países escandinavos y del centro de Europa) y países con democracias más jóvenes (como el sur y el este de Europa) no parece servir para explicar las diferencias en el nivel de conocimiento político entre países.
Figura 1. Número de respuestas correctas a seis preguntas sobre Conocimiento Político. Europa (2009)
El segundo punto crítico concierne a la desigual distribución del conocimiento político entre los ciudadanos de un mismo país. En general, quienes saben menos de política suelen ser aquellos que disponen de menos recursos socioeconómicos, reproduciendo así las desigualdades socioeconómicas en el terreno de lo público-político. Hasta aquí, nada nuevo: quienes menos tienen son quienes menos participan y menos saben del sistema político. Sin embargo, otro de los resultados sorprendentes en este campo son las diferencias de género. Incluso teniendo en cuenta los recursos socioeconómicos y cognitivos de las mujeres y los hombres, estos últimos presentan niveles de conocimiento superiores. Se trata de un fenómeno que ocurre no sólo en España, sino también en el resto de Europa.
La Figura 2 muestra las diferencias en el conocimiento político de hombres y mujeres (considerando también su educación, edad, interés por la política, estado civil, salario mensual familiar y situación en el mercado laboral). El resultado es contundente: pobres o ricas, casadas o solteras, jóvenes o adultas, con hijos o sin ellos, las mujeres presentan de forma sistemática niveles de conocimiento político inferiores a los hombres. Si comparamos entre países descubrimos de nuevo que España se encuentra en el grupo con mayores niveles de desigualdad entre hombres y mujeres (junto a Portugal, Alemania, Chipre y Malta). La Figura 2 indica además que incluso en países donde el nivel de conocimiento es alto (como Portugal y Alemania) las diferencias de género son considerables. En cambio llama la atención que el grupo de países donde menos desigualdades de género hay incluye tanto a países con niveles de conocimiento político altos (como Bélgica, Finlandia y Suecia) como a países con niveles intermedios e incluso bajos. Destaca el caso de las repúblicas Bálticas, donde las diferencias de género son de una magnitud mucho menor que en los demás países analizados. ¿Por qué? ¿Qué ocurre en las sociedades de esos países que hace que las diferencias de género sean tan pequeñas?
Figura 2. Diferencia entre hombres y mujeres en el número medio de respuestas correctas a las seis preguntas sobre Conocimiento Político. Europa (2009)
En definitiva, podemos caracterizar a España como un país con bajos niveles de conocimiento político y grandes desigualdades en la distribución de este recurso de la ciudadanía, sobre todo desigualdades de género. Las razones que explican esta sorprendente desigualdad entre hombres y mujeres siguen siendo una incógnita en la literatura académica y, hasta la fecha, no sabemos a ciencia cierta los motivos que explican esas diferencias, ni si éstos son iguales en todos los países. El argumento más utilizado es que las prioridades vitales de las mujeres son distintas a las de los hombres. La división tradicional de roles hace que las mujeres (aunque tengan un trabajo a tiempo completo) dediquen más tiempo que los hombres al cuidado del hogar y la familia. Como consecuencia de ello, el tiempo disponible para temas fuera del ámbito laboral o doméstico es mucho menor para las mujeres que para los hombres.
Si las mujeres saben menos de política porque tienen menos tiempo, podríamos afirmar que ello silencia su capacidad para transmitir demandas y necesidades a los políticos, lo que supone una desventaja evidente en su condición de ciudadanas. Sorprende, sin embargo, que en el siglo XXI (a pesar del aumento del número de mujeres con visibilidad política en la última década) interesarse y saber de temas políticos siga siendo para las mujeres un lujo que no pueden permitirse. Muchos interrogantes quedan aún por responder: ¿En qué momento del ciclo vital se hacen evidentes estas diferencias? ¿Saben las chicas jóvenes menos de política que los chicos ? ¿Existe alguna dimensión política (por ejemplo, el ejercicio de los derechos sociales) en la que no haya diferencias de género?
Sigo pensando que el tema merece un estudio más pormenorizado que nos permita encontrar explicaciones alternativas a la que se ha comentado aquí.