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Si protestas, te desahuciamos
Catalunya Caixa está ofreciendo a clientes que no pueden afrontar los pagos de la hipoteca un “acuerdo de espera” para permanecer en la vivienda unos meses a cambio de un pago de entre 300 y 400 euros mensuales. Pero con un pequeño detalle: el firmante, que no resuelve su drama sino que este solo se aplaza unos meses, se compromete a cambio a “no iniciar ni directa ni indirectamente ningún tipo de acción contra el banco”.
Es decir: el mero hecho de participar en alguna acción de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) puede significar el inicio inmediato del desahucio.
Si protestas, te desahuciamos hoy.
Estos “acuerdos de espera” están pensados para esperar realmente a alguien: en este caso, a Blackstone, el gigante estadounidense que el pasado verano adquirió el grueso de la cartera hipotecaria de Catalunya Caixa, valorada en casi 6.000 millones de euros. La complejidad de la adquisición hace que el traspaso de la gestión aún no se haya materializado y la previsión es que el gran fondo de Wall Street la asuma finalmente en primavera.
De ahí que los “contratos de espera” que Catalunya Caixa está ofreciendo a los clientes que no pueden devolver la hipoteca tengan marzo como horizonte de vencimiento. Y a partir de ahí será Blackstone el que se haga cargo del expediente.
Estos contratos se están ofreciendo con extrema discreción hasta el punto de que no se permite a los clientes sacarlo de la oficina ni siquiera para consultar con abogados. Carlos Macías, de la PAH, apunta el porqué: “Se trata de un gran abuso: o firmas o te echan de casa”. Y añade: “Además, si firmas te comprometes a pagar y callar, renunciando incluso a un derecho tan fundamental como el de manifestación, sin que se resuelva absolutamente nada porque en unos meses estarás en las mismas”.
El “contrato de espera” ni siquiera sirve para encauzar el problema: se limita a aplazarlo hasta la llegada de Blackstone, que en EEUU se ha convertido en el principal actor del nuevo mercado inmobiliario surgido de los hipotecados que han perdido la vivienda con la crisis, según ha expuesto Desiree Fields, investigadora de la City University de Nueva York, en un informe del pasado verano.
En los meses en que está vigente el “contrato de espera” se detiene la generación de nuevos intereses de demora, que no obstante volverán a activarse sin ningún tipo de quita pasado el plazo. Por su parte, el banco se compromete en teoría a no iniciar ninguna petición de desahucio, pero la desigualdad entre las partes llega al extremo de que la entidad financiera puede dar por terminado el pacto en cualquier momento, incluso si el inquilino cumple, abona los pagos acordados y se queda en casa en silencio en lugar de sumarse a las acciones de la PAH.
Entre los motivos específicamente anotados para la “finalización anticipada” del “acuerdo de espera” está el hecho de que el banco incumpla sus propios compromisos, sin que esté previsto ningún tipo de contrapartida.
Una portavoz de Catalunya Caixa explicó que la entidad, que ha requerido la movilización de casi 20.000 millones de fondos públicos para seguir en pie integrada ahora dentro del BBVA, trata siempre de dar prioridad a las fórmulas negociadas, con lo que no le chirría que se exija la renuncia a cualquier actividad contra el banco: “Para sentarse a negociar es básico mostrar voluntad de negociación”, subraya la portavoz, que insiste que la “discreción” es otro requisito básico.
La supuesta mejora de la economía española no ha tenido ningún efecto en la reducción de la intensidad del drama de los desahucios. Más bien al contrario: el desembarco de los fondos buitres (u oportunistas) de Wall Street a la búsqueda de gangas inmobiliarias en España ha disparado los desahucios, como explica el número de enero de la revista Alternativas Económicas.
Lo constatan las tres fuentes oficiales que miden la evolución de los desahucios en España en sus últimos informes divulgados en 2014. Comparado con el mismo periodo del año anterior, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) ha registrado un aumento del 7,2% del conjunto de lanzamientos; el Banco de España, un incremento del 17% en el número de familias expulsadas de la vivienda en la que vivían, y el Instituto Nacional de Estadística, una subida del 13,5% en los embargos de vivienda habitual.
Algunos expertos advierten que los desahucios subirán incluso más a medida que los grandes fondos de Wall Street vayan haciéndose con la gestión de las carteras –en muchos casos, fallidas- que han ido adquiriendo entre 2013 y 2014 porque su negocio es precisamente quedarse con las casas hoy ocupadas por familias que no pueden pagar la hipoteca.
Entre los grandes fondos que han adquirido gangas, además de Blackstone –dirigido en España por Claudio Boada, también vinculado al banco HSBC y al Grupo Prisa-, están algunos de los fondos de Wall Street de tradición más agresiva, como Elliott Management (del magnate Paul Singer, que ha puesto contra las cuerdas a Argentina); Cerberus, que se ha quedado con la gestión inmobiliaria de Bankia y que cuenta entre sus ejecutivos con el hijo del ex presidente José María Aznar, y Goldman Sachs, al que Madrid ha cedido hasta 3.000 pisos de protección oficial.
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Catalunya Caixa está ofreciendo a clientes que no pueden afrontar los pagos de la hipoteca un “acuerdo de espera” para permanecer en la vivienda unos meses a cambio de un pago de entre 300 y 400 euros mensuales. Pero con un pequeño detalle: el firmante, que no resuelve su drama sino que este solo se aplaza unos meses, se compromete a cambio a “no iniciar ni directa ni indirectamente ningún tipo de acción contra el banco”.
Es decir: el mero hecho de participar en alguna acción de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) puede significar el inicio inmediato del desahucio.