En los últimos seis meses, las autoridades denegaron repetidamente a Cao el tratamiento médico que claramente necesitaba.
Me sentí embargado por la tristeza y la rabia al saber que había muerto. Tristeza por el hecho de que una mujer tan valiente hubiera perdido la vida. Y rabia por el grado de crueldad y maquinación que habían demostrado las autoridades al despreciar así su vida.
Lejos de “crear problemas”, la Cao que yo conocí no buscaba el enfrentamiento. Lo único que quería era que el gobierno reconociera los derechos legítimos de sus ciudadanos.
Cao era una mujer afable de cincuenta y pocos años que hablaba con suavidad pero con la férrea determinación de combatir la injusticia.
Podía haber elegido una vida más fácil. Tenía un buen puesto en la administración pública, pero no podía mirar hacia otro lado ante la corrupción que había en su departamento. Sus jefes no apreciaron sus esfuerzos y en 2002 perdió su empleo.
Entonces Cao asumió la causa de miles de peticionarios de China, a quienes las autoridades consideran, en el mejor de los casos, un incordio. A menudo ven pisoteados sus derechos, y muchos permanecen detenidos un tiempo en cárceles secretas o son enviados a campos de trabajo.
Cao había estudiado Derecho en la universidad y conocía bien las vías legales para combatir la injusticia. Tales conocimientos, combinados con un tenaz sentido del compromiso con el cambio, eran una potente combinación. Era alguien a quien las autoridades temían porque servía de inspiración a muchos en China para reclamar sus derechos.
Cao tenía una energía inagotable y siempre estaba dispuesta a debatir nuevas ideas e iniciativas. Era meticulosa a la hora de preparar documentos y pruebas.
Noventa días de protesta
Presionó con fuerza para que la sociedad pudiera participar en el informe sobre derechos humanos que China está obligada a presentar ante la ONU. Después de ver frustrados reiteradamente sus intentos, en junio de 2013 organizó una protesta ante el Ministerio de Asuntos Exteriores en Pekín.
Durante casi 90 días con sus noches, este grupo de mujeres de mediana y avanzada edad acampó a las puertas del Ministerio. Cao recurrió constantemente a sus habilidades negociadoras con la policía para conseguir que la protesta continuara.
El grupo pasó a ser una segunda familia para Cao. Su amistad y solidaridad le insuflaron fuerzas.
Cao valoró también el apoyo internacional que recibió de Amnistía Internacional y otros. Quería llamar la atención sobre la campaña fuera de China.
Puede que parezca una locura que Cao estuviera dispuesta a arriesgar la vida por participar en un informe para la ONU.
Pero para ella era algo mucho más grande. Se trataba de que el gobierno respetara los derechos legítimos de la población. Que las personas fueran tratadas como ciudadanas, con derecho a participar en la creación del futuro de China.
Dispuesta a afrontar las consecuencias
Después de haber pasado dos periodos en campos de trabajo por su labor de campaña, cabía la posibilidad de que esta vez la detuvieran. El gobierno chino es especialmente sensible a las críticas en la esfera internacional.
Hablamos de eso, y me dijo que era consciente del peligro y que estaba dispuesta a afrontar las consecuencias. Pero no creo que nadie esperara que las autoridades fueran tan crueles como para terminar quitándole la vida.
Hicimos todo lo posible para presionar a las autoridades y conseguir que le facilitaran asistencia médica adecuada. Pero esta vez nuestros llamamientos fueron ignorados.
A menudo me pregunto si yo estaría dispuesto a arriesgar mi vida por los derechos humanos como hizo Cao, y como han hecho y siguen haciéndolo otros muchos. Sinceramente, la respuesta es que no lo sé.
Pero esta mujer de modales delicados, cuyo sentido de la justicia brillaba en todas nuestras conversaciones, seguirá siendo una inspiración para mí en la lucha por la defensa de los derechos humanos en China.
Las últimas informaciones recibidas indican que el cuerpo de Cao Shunli ha desaparecido y que las autoridades chinas no han permitido a la familia de la activista ver su cadáver. el cuerpo de Cao Shunli ha desaparecido