Abdrahmane, una vida sin rastro desaparecida en patera: “He hablado con todo el mundo pero nadie sabe de mi hermano”

¿Desaparecidos? ¿Fieles difuntos? Desde que se documentara el primer naufragio de una patera en la frontera sur europea, en 1988, más de 12.000 personas han perdido la vida en su trayecto migratorio, según cifras de la APDHA. Han pasado exactamente 34 años desde la imagen de aquel cadáver en la playa de Los Lances, en Tarifa. Cada 2 de noviembre se conmemora el Día de los Fieles Difuntos y, en esta ocasión, la Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía, junto a más de un centenar de organizaciones, ha aprovechado esa fecha para presentar públicamente el documento ‘Medidas para un trato digno a las personas muertas y desaparecidas en los trayectos migratorios y a sus familiares’, dentro de su campaña Vidas Sin Rastro. El enunciado del protocolo, y el simbólico día escogido, ya hablan bien a las claras sus pretensiones. ¿La finalidad? Superar la “ausencia de mecanismos de acceso” para quienes buscan a personas que han iniciado su viaje hacie un futuro mejor lejos de su lugar de origen. La barrera idiomática, las dificultades burocráticas y la multiplicidad de instancias hacen prácticamente imposible que esa búsqueda tenga resultado, denuncian.

Al otro lado del teléfono, desde Argelia, Ryad relata cómo lleva intentando que “alguien” le diga qué ha pasado con su hermano ante la ausencia de certidumbres. Él y otras diez personas partieron el 21 de agosto de 2021 en una patera desde Cherchell, de la provincia de Tipasa. “Hemos hecho de todo pero no sabemos nada”, resume en un apurado español, fruto de sus intentos de los últimos meses en contactar con algún organismo en nuestro país que le ayude en la compleja tarea de saber qué pasó con su hermano, al igual que tratan de saber familiares de tantos desaparecidos que intentan llegar a España en patera desde Marruecos o Argelia, a través del Atlántico o del Mediterráneo.

“Es un gran dolor para mi familia. No sabemos dónde están desde que desaparecieron. He hablado con todo el mundo y nadie sabe de mi hermano”, insiste. “Joven argelino de 22 años en el momento de su desaparición. Desapareció entre Tipaza y Cherchell en una embarcación que salió en dirección a Alicante. Su familia lo busca desde entonces”, reza este aviso publicado también por Caminando Fronteras.

"Ningún organismo podrá confirmar una muerte sin cuerpo ni identificación. Y sin cuerpo sigue abierta la esperanza por muy loca que sea", explica una activista

La esperanza del “desaparecido”

Activistas internacionales del denominado Grupo Puente, como María, ayudan esa tarea. “Muchas veces son incapaces de aceptar el duelo y piensan que han llegado y están en cárceles españolas. Se agarran a un clavo ardiendo. Siguen buscando y están atentos a noticias de cuando aparecen cuerpos en la orilla de la costa española para ver si se trata de sus familiares”, explica la activista canaria desde Francia. En el caso de la embarcación perseguida por Ryad, “salió de Argelia hace más de un año y nunca han aparecido sus ocupantes”. La “desesperación”, comenta, les lleva a publicar sus fotografías por redes sociales, “en cualquier lugar”, para ver si alguien tiene alguna información que les pueda servir, comenta María.

“Es un poco complicado. En el fondo saben la verdad pero no quieren dejar de seguir buscando, como una forma de no traicionar a la persona muerta. Es el problema del término 'desaparecido', que deja tantas puertas abiertas”. “Ningún organismo podrá confirmar una muerte sin cuerpo ni identificación. Y sin cuerpo sigue abierta la esperanza por muy loca que sea”, explica la activista.

“Vacío legal y administrativo”

Para APDHA y el resto de organizaciones, “a pesar del número creciente de fallecimientos en la frontera sur, desde las autoridades estatales nada se ha hecho por proporcionar un trato adecuado, integral y digno a estas personas y a sus familias”. “El programa de medidas es absolutamente necesario para cambiar la realidad que vienen sufriendo las personas migrantes y sus familiares desde hace más de tres décadas”, concluyen acerca del documento, que será enviado al Defensor del Pueblo, al Gobierno de España y a responsables de grupos parlamentarios.

“Es tal la odisea, el vacío legal y administrativo con el que se encuentran las familias y tan grande el sufrimiento y la impotencia que esta inexistencia de mecanismos provoca, que hemos preparado un programa específico con las medidas necesarias para un trato digno a las personas muertas y desaparecidas y sus familiares en la frontera sur”, explica la APDHA.

Entre las medidas presentadas destaca la creación de una Oficina Única de Información para Familiares, que se enmarcaría orgánicamente dentro de la estructura del Defensor del Pueblo y que “debe asegurar una atención integral en el acompañamiento y apoyo a las familias tanto en la denuncia, búsqueda y localización de sus seres queridos, como en los procesos de identificación de personas fallecidas”, señalan desde la APDHA. A Dicha oficina única podrían acceder los familiares a través de una web, por teléfono o por correo electrónico y que vendría acompañada de unas 'unidades de gestión' ubicadas en las principales zonas de llegada de migrantes.

Las organizaciones también proponen crear un banco de ADN, en conexión con el sistema I-Familia recientemente creado por Interpol, mejorar los convenios de repatriación o establecer un nuevo marco jurídico para las declaraciones de ausencia o fallecimiento en relación con las personas migrantes.