Abengoa vuelve a la casilla de salida

Aquel negocio que fundaron Javier Benjumea Puigcerver y Carlos Sundheim Díaz Trechuelo, heredado por sus descendientes Felipe Benjumea Llorente y Carlos Sundheim Losada, ya no es lo que era. La toma de control de la compañía por sus acreedores desde el pasado octubre, y las orejas vistas al lobo en lo que pudo ser el mayor concurso de acreedores de la historia de España, salvado in extremis, ha hecho que el otrora buque insignia empresarial andaluz haya tenido que remodelar su estructura. Pero ¿hacia dónde? ¿qué diferencias habrá entre la exitosa empresa de años atrás y la que ha tenido que vender los muebles hace algo más de un año? Todo apunta a que Abengoa volverá a la casilla de salida: construir para terceros y centrarse en ingeniería y construcción.

La compañía no quiere adelantar oficialmente nada de la nueva etapa a la espera de la junta general de accionistas de este martes, que conformará su estructura accionarial, su gobierno y estructura financiera de ahora en adelante. Fuentes conocedoras del acuerdo de refinanciación apuntan a que “la compañía quiere centrarse en una ingeniería pura y dura”. “Construimos, damos y cobramos”, resumen las fuentes, “al menos para esta primera fase”. La junta de accionistas coincidirá con una huelga parcial en una de sus filiales ya que, pese a la reciente homologación del acuerdo de refinanciación, continúan con los despidos ante la incertidumbre de los trabajadores en algunas de sus múltiples sociedades. Pero, ¿cómo ha llegado Abengoa hasta aquí y hacia dónde se dirige?

La dinastía Benjumea duró generación y media. Lo que fue una empresa de instalaciones eléctricas de todo tipo se convirtió en una multinacional que se paseaba por el Ibex 35 como única representante de Andalucía. Seguía con el negocio originario (construir para otros plantas de electricidad, desalación de agua y biodiesel) mientras iba ampliando sus miras gestionando las plantas en propiedad o mediante concesiones, cobrando por explotar la concesión durante años para sí mismo o para otros. Fue ese cambio de modelo en el negocio el que la vio crecer pero la misma que le ha llevado a la crisis. Le proporcionó activos vendibles, físicos, con ingresos fijos anuales a través del suministro de energía y agua, que los administradores de la empresa fueron concentrando en Abengoa Yield.

¿Qué pasó? La crisis y la caída del precio del petróleo, entre otras cuestiones, provocó que el negocio ya no fuera tan rentable y no siguiera funcionando como se esperaba. Los ingresos que se generaban no pagaban la deuda en que incurrieron para montar su nuevo modelo y ahora se han vendido por un valor menor, que obliga a la empresa a remodelar su estructura.

El problema del empleo

El secretario general de Metal, Construcción y Afines (MCA) de Federación de Industria de UGT-Sevilla, Manuel Ponce, lamenta por un lado no disponer aún del plan de viabilidad aprobado por Abengoa pero sí intuye que se basará en ingeniería y construcción, es decir, Abeinsa EPC, precisamente una sociedad con ERE abierto. El sindicato desconoce a ciencia cierta si a través de las diferentes filiales (Engineering, Solar, Research,...) “querrán mantener una estructura mínima”, apuntando que esperan reunirse con la nueva directiva “para conocer realmente el plan industrial” y el modelo de actividad que van a llevar a cabo.

Por su parte, el secretario general de la Federación de Industria de CCOO-A, José Manuel Cerrejón, señala que “Abengoa va a disminuir de músculo, tanto financiera como intelectualmente en el desarrollo de los trabajos”. “Lo que la compañía necesita es una inyección de capital que le permita actuar con normalidad. Sigue ofertando en el mercado y perdiendo contratos porque no puede hacer frente a los avales que se les exige para los nuevos pedidos. Y esto se da de narices con el empleo ya que además, mientras tanto, sigue poniendo encima de la mesa ERE y ERTE”, denuncia.

“Ahora mismo todo es una hipótesis pero estamos a la espera de que se aborde con rigurosidad el futuro de la empresa una vez haya una inyección económica”, apunta Cerrejón, que añade en esa línea que “el plan de viabilidad prevé que la parte de biomasa la van a vender, quedándose con la parte de ingeniería y la parte de operaciones más allá de que pueda aparecer algún comprador como ha ocurrido con Abentel. Eso no tiene por qué cambiar. El problema es que, por ejemplo, Inabensa tiene contratos pendientes y que los avales son de 150.000 euros o 300.000 euros impiden abordar la actividad normal y la sociedad está en crisis. Le hace falta un disponible para pagar los avales, afrontar los pedidos y empezar con la carga de trabajo”.

Los bonistas desconfían de futuro

“La Nueva Abengoa es una quimera”, resumen fuentes de los bonistas de Abengoa, inversores que le prestaron su dinero a la empresa. “Abengoa es una sociedad que pierde un millón de euros al día, sólo por sus propios gastos de estructura. Después de este proceso de refinanciación y de no pagarle a nadie, lo que va a quedar en caja son 200 millones. Si le quitas 50 millones para pagar los honorarios a éxito para KPMG, abogados, etc, le quedarán unos 150 millones, o sea, cinco meses de vida. En cinco meses volverán las tensiones”, sentencian estas fuentes.

En cuanto a su actividad, fuentes de los bonistas señalana que Abengoa “hasta ahora ha promocionado infraestructuras propias y concesiones propias, y a partir de ahora de la EPC sólo va a conservar la E y la C”, es decir, ingeniería y construcción. “Claro, la empresa va a volver a sus orígenes, pero con una gran diferencia, que antes competía con ingenierías que no había, y ahora pierde la P de 'Procurement': ya no financiará las obras, pondrá el proyecto y la dirección de obra, pero perderá su valor añadido”. Además, “con lo que tiene que pagar en los próximos años, las perspectivas de beneficio de Abengoa se resumen en que tendría que hacer todos los proyectos de ingeniería del mundo para salir a flote”.

“Todo esto es un pretexto para aprobar un acuerdo de refinanciación que evita ir al concurso, que evita la tutela del procedimiento por un juzgado y que permite a las entidades financieras y a los fondos llevarse lo poco que queda de Abengoa. El futuro de Abengoa es una tomadura de pelo para los acreedores”, resumen las fuentes de los bonistas.

“Andalucía no se puede permitir que empresas como Abengoa desaparezcan”

Algo más optimista se muesta el director-gerente de la Asociación de Investigación y Cooperación Industrial de Andalucia (Aicia), Pablo Cortés Achedad, que espera que el plan de reestructuración y renovación al que se enfrenta Abengoa “vuelva a situar a la compañía a la cabeza de la I+D en Andalucía, España y también en el contexto internacional, como ya lo fue en su larga trayectoria anterior, y que ello suponga volver a la excelente colaboración que mantenía con los equipos de investigación de universidades y centros tecnológicos como el nuestro, uno de los más relevantes de España”.

Según expone el también catedrático del departamento de Organización Industrial y Gestión de empresas de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSI), “Abengoa ha sido de las pocas grandes empresas que hicieron una apuesta firme por la I+D en Andalucía” y “es una empresa muy importante para el progreso de Andalucía, tanto por su contribución directa al PIB andaluz como por la contribución indirecta de un número muy destacado de empresas industriales que colaboran con Abengoa”.

Cortés muestra una actitud de “aliento positivo de cara a los nuevos tiempos” que esperan a la compañía porque “empresas como Abengoa son importantes referentes y, lejos de caer, deben resurgir, abriendo nuevos caminos”. “Andalucía no se puede permitir que empresas como Abengoa desaparezcan”, apunta el experto, que llama al “apoyo de todos los actores implicados, desde la propia Administración andaluza hasta el sector bancario, acreedores, clientes y proveedores”.

Habrá que verlo pero, a partir de hora, según exponen las fuentes consultadas, la previsión es que Abengoa vuelva a lo que hacía al principio, hace 40 años, es decir, diseñar ingeniería para terceros, presentarse a concursos, etc. Aquel sueño de grandeza, que tenía como símbolo la planta de Solucar en el municipio sevillano de Sanlúcar la Mayor, parece ser historia, al menos a día de hoy. Lejos queda el momento en que aquellas pequeñas empresas creadas por Javier Benjumea que, con el tiempo, conformaron un gran holding empresarial.

El nuevo consejo

La cuestión, en cualquier caso, irá tomando forma concreta este martes. La junta general de accionistas, aparte de los acuerdos de reestructuración financiera, canje de acciones y ampliación de capital, abordará la designación del nuevo consejo de administración, en el que se sentarán expertos de la industria, la banca, el Derecho y las reestructuraciones, entre ellos Gonzalo Urquijo o José Luis del Valle Doblado, como ya se informó semanas atrás.

Abengoa contará con un consejo de administración de siete miembros, seis de ellos independientes y un presidente ejecutivo, Gonzalo Urquijo, actual presidente de Arcelor Mittal España, todos ellos seleccionados por una consultora independiente.

José Luis del Valle Doblado, que será uno de los seis vocales independientes de Abengoa, tiene amplia experiencia en banca y energía, y ha desempeñado altas responsabilidades en el Santander, Iberdrola, Scottish Power, Gamesa, GES, Ocaso o Accenture. Es además presidente de Lar España.

También se sentarán en el consejo, en calidad de independientes, el fundador de GRC y exmiembro del comité ejecutivo del BBVA, Manuel Castro Aladro, y el consejero delegado de Thyssenkrupp España, Ramón Sotomayor Jáuregui, así como el presidente de Atlantic Cooper, Javier Targhetta.

Otros vocales independientes serán José Wahnon Levy, con experiencia en corporaciones como Ezentis o PwC, o Pilar Cavero Mestre, socia de honor del despacho de abogados Cuatrecasas. Según los nuevos estatutos de la empresa, que también se someterán al visto bueno de la junta, el consejo de administración estará compuesto por un mínimo de tres y un máximo de dieciséis miembros, la mayoría de los cuales debe ser independiente.

Nuevo accionariado

La junta de accionistas abordará también la unificación de las acciones A y B en una única clase con una ecuación de canje por la que cada acción de clase B emitida y en circulación dará derecho a recibir un título perteneciente a la nueva clase de acciones ordinarias de la firma, según informó Europa Press, que extrae la información del orden del día publicado por la CNMV.

Asimismo, cada 1.000 acciones de clase A emitidas y en circulación darán derecho a recibir 1.915 títulos de la nueva clase de acciones ordinarias. El canje, que cuenta con la 'fairness opinion' de BDO Financial Advisory y de Duff and Phelps, vendrá acompañado de un aumento de capital social para elevar los fondos propios y que permitirá recibir una financiación por un importe total de 1.169 millones de euros. Estos recursos tendrán rango superior a la deuda preexistente y se dividirán en los tramos ya anunciados.

Estas decisiones harán que los actuales accionistas de la empresa mantengan un máximo del 5% de la Nueva Abengoa. Inversión Corporativa, en la que se integran las participaciones de la familia Benjumea y de otras, declara en la actualidad un 50,5%, de modo que verá reducida su participación por debajo del 2,5%. Los accionistas también se pronunciarán sobre la aportación a la sociedad 'Abengoa Abenewco 2' de activos esenciales y su posterior aportación por ésta a la sociedad 'Abengoa Abenewco'.

Como parte de los nuevos recursos, la inyección de dinero nuevo es de casi 500 millones de euros, a los que hay que sumar 515 millones de euros de los créditos ya inyectados, que habrá que refinanciar o quitar, y las comisiones e intereses correspondientes. Cerca de otros 250 millones corresponden a avales.

El acuerdo implica una quita del 97% y una nueva estructura accionarial en la que los acreedores que participen en el rescate podrán capitalizar un 70% del importe de los créditos y recibir a cambio un 40% de la nueva Abengoa. El 55% restante corresponderá al dinero nuevo.

El comité de bancos que ha participado en las negociaciones para la reestructuración están compuesto por Bankia, Banco Popular, Banco Santander, Caixabank y Credit Agricole, mientras que el grupo de inversores de nuevo dinero está actualmente integrado por Abrams Capital, The Baupost Group, Canyon Partners, The D.E. Shaw Group, Elliott Management, Oaktree y Värde.