El actual alcalde de Sevilla, el socialista Antonio Muñoz, se está erigiendo en el principal contrapeso institucional andaluz al flamante presidente de la Junta, Juan Manuel Moreno, recién reelegido tras una aplastante mayoría absoluta del PP en las elecciones del 19 de junio. Muñoz está calcando la estrategia política que Moreno, a su vez, heredó de sus predecedores socialistas con tan buenos resultados: una suerte de confrontación con el Gobierno central, envuelta en un discurso de reivindicación institucional en favor de su territorio, de denuncia latente de los agravios con otras comunidades y actualización de demandas históricas sin resolver.
La semana pasada, el recién investido presidente andaluz acudió a La Moncloa en visita institucional, invitado por Pedro Sánchez, y llevó consigo un cuaderno de reivindicaciones para Andalucía por un montante superior a los 9.000 millones de euros. A Moreno le sirvió para marcar perfil político, no sólo como referente nacional del PP, sino como portavoz de las comunidades infrafinanciadas por el modelo actual de reparto de fondos del Estado (incluidas regiones gobernadas por el PSOE).
El mismo día de esa reunión -28 de julio- el alcalde de Sevilla remitió una carta al presidente andaluz para felicitarle por su reciente toma de posesión y, de paso, para invitarle a una visita institucional al Consistorio en septiembre para abordar “los principales proyectos, retos y desafíos” de la ciudad. Son asuntos que el propio Muñoz ha ido poniendo sobre la mesa en los siete meses que lleva de mandato, algunos clásicos, como el déficit de financiación, la pobreza estructural -Sevilla concentra algunos de los barrios más deprimidos del país-, el retraso y estancamiento de las obras del Metro-; y otros asuntos renovados que no formaban parte de la agenda prioritaria de Espadas: el debate sobre la capitalidad y la tasa turística...
La mayoría de estos temas pueden enmarcarse bajo el mismo epígrafe: financiación. Sevilla reclama más dinero a la Junta de Andalucía, igual que la Junta reclama mejor financiación al Gobierno central. Ambas administraciones bajo el paraguas de unos fondos europeos extraordinarios que están por llegar, pero cuyo destino para proyectos estratégicos viene determinado desde el Ejecutivo de Sánchez.
Muñoz hace uso del traje institucional de alcalde en su doble vertiente: primero reclama lo que considera justo para su ciudad -“temas pendientes”- a menos de un año para las elecciones municipales; segundo ejerce una oposición desde dentro de Andalucía al presidente de la Junta y figura ascendente del PP, cuyo objetivo indisimulado es extrapolar su victoria en las autonómicas reconquistando las principales alcaldías de la región y todas sus diputaciones provinciales. En la pasada campaña, Moreno se autoimpuso el reto de convertir al PP en la fuerza más votada en Sevilla, donde el PSOE jamás había perdido unos comicios (ni municipales ni autonómicas ni generales ni europeas).
Para los populares, las elecciones andaluzas no son un molde con el que medir sus posibilidades en las generales de 2023, porque la serie histórica demuestra una pulsión electoral muy distinta. Pero las municipales, aun siendo unos comicios más subjetivos y personalistas, sí confirmarían un cambio de ciclo político que el equipo de Alberto Núñez Feijóo ya da por hecho a la luz de la tendencia que marcan las encuestas.
Temas pendientes y agenda propia
Antonio Muñoz era teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla y heredó el bastón de mando hace siete meses, después de que Juan Espadas dimitiera para volcarse en su candidatura a la presidencia de la Junta de Andalucía. Todo fue muy precipitado. Espadas gobernaba el municipio de más peso poblacional y político que atesora el PSOE en España, pero Pedro Sánchez le encomendó la tarea de acelerar la salida de Susana Díaz, primero como cartel electoral para las andaluzas -en las primarias exprés del verano pasado- y luego asumiendo la secretaría general en un congreso extraordinario.
Muñoz siempre fue el hombre de confianza de Espadas, la persona en la que recalaron todos los ojos cuando se abrió la puerta de su dimisión para pilotar el PSOE andaluz. La duda entonces era si, pese a su experiencia, contaba con suficiente peso político en una agrupación -la de Sevilla- históricamente muy cicatera con quienes no venían arropados por una familia orgánica. En siete meses, el nuevo alcalde ha interiorizado la proyección política que viene adherida al traje institucional y no se ha limitado a ejercer un papel de gestor, sino a convertir su agenda en discurso político que comprometa a Moreno.
Una estrategia que le sirve de plataforma electoral, pero de la que también puede beneficiarse un PSOE en horas bajas tras el fracaso electoral y el golpe emocional de la sentencia del Tribunal Supremo, que acaba de ratificar la condena a los ex presidentes Manuel Chaves y José Antonio Griñán.
Moreno ya hizo una visita institucional al Consistorio hispalense cuando Muñoz tomó posesión como alcalde, el pasado enero. La idea del regidor era repetir el encuentro con la excusa del inicio de la legislatura andaluza y tras constituirse un Gobierno en solitario del PP. Fuentes municipales aseguran que Muñoz ya le trasladó esta petición al presidente de la Junta tras las elecciones. En la misiva, a cuyo contenido ha tenido acceso este periódico, el regidor traslada su “enhorabuena” a Moreno por su toma de posesión y le ofrece “máxima lealtad institucional y voluntad de cooperación y diálogo”.
Las palabras son muy parecidas a las que el dirigente popular remitió a Pedro Sánchez en su discurso de toma de posesión y en el posterior encuentro que tuvieron en Moncloa, aunque el mismo discurso iba trufado de una serie de reivindicaciones y críticas al Gobierno central por el “maltrato financiero” a Andalucía. El tono de la carta de Muñoz es cordial, el contenido es de apenas tres párrafos y termina invitando al presidente a una reunión para “mantener una sesión de trabajo en torno a los principales proyectos, retos y desafíos que tiene por delante la ciudad de Sevilla”.
Durante la campaña, Moreno hizo un despliegue exhaustivo de promesas a la ciudad de Sevilla con la mirada puesta en desbancar al PSOE como primera fuerza, incluida la inversión de la Junta para las nuevas líneas del Metro de la capital andaluza. La carta de Muñoz no menciona ningún proyecto concreto, pero en los últimos días ha hecho una demanda pública de la financiación e implicación necesaria de otras administraciones -Junta y Gobierno central- en el proyecto de la línea 3 del Metro.
La Junta ha licitado ya las obras del ramal técnico del tramo norte de esta línea, entre Pino Montano y el Prado de San Sebastián, y ha cerrado con el Ejecutivo central la financiación conjunta con 522 millones de euros cada uno de los tramos. La reivindicación del Consistorio también incluye el tramo sur de la línea 3, que transcurre hasta Bellavista y el hospital Virgen de Valme. El pasado enero comenzó la revisión, adaptación y actualización normativa de los proyectos constructivos del citado tramo.
Muñoz también espera negociar con Moreno sobre la futura línea dos del metro, después de que durante la precampaña electoral el presidente andaluz asegurase que en 2023 sería licitada la revisión, adaptación y actualización normativa de dicha línea, comprendida entre Sevilla Este y la Cartuja y con paradas en el centro, informa Europa Press. En la lista de temas pendientes también están los proyectos de regeneración urbana promovidos de manera conjunta por el Ayuntamiento y la Junta, como son los correspondientes a Los Pajaritos y Alcosa; así como actuaciones en el Polígono Sur, primera de las seis zonas de transformación social de Sevilla con el nivel de renta anual más bajo del país.
La lista es más profusa y cuenta con el aval de los grupos municipales en la oposición, incluido el PP. El remitente de estas demandas no es sólo el Gobierno andaluz, también el Ejecutivo de Sánchez. El pasado viernes, tras el debate del estado de la ciudad en pleno, se aprobó una resolución por unanimidad de todos los grupos que recogía todos esos temas pendientes que Muñoz quiere tratar con Moreno. Uno de ellos son los programas de servicios sociales y planes de empleo, cofinanciados entre el Ayuntamiento y la Junta, pero que sufren interrupciones cada vez que se agota la financiación y es necesario recabar nuevos fondos, en algunos casos en espera de convocatorias de subvenciones autonómicas en la materia.
Los últimos hitos que ha marcado Muñoz en su agenda tienen eco nacional: el regidor ha rescatado el debate sobre una ley de capitalidad para que Sevilla acceda a una financiación extraordinaria que cubra el sobregasto que le supone ser la sede de los edificios gubernamentales de la Junta y del Gobierno central. Una ley que, como ya sucede con Madrid, Barcelona, Zaragoza, Palma de Mallorca, Mérida o Logroño, es una vieja aspiración de la ciudad hispalense hasta ahora no materializada y traducida recientemente en un nuevo acuerdo plenario aprobado por unanimidad.
También la defendió el PP del ex regidor hispalense, Juan Ignacio Zoido, y ahora la suscribe el candidato popular a la Alcaldía, José Luis Sanz. Muñoz plantea esta reivindicación por dos vías, una que emplaza a la Junta de Andalucía a disponer de una ley autonómica y otra al Gobierno central a través de una disposición específica en los Presupuestos Generales del Estado (esta última fórmula sería más rápida, explican desde el Consistorio, que advierten de que se han planteado ambos modelos para evitar que les acusen de buscar la confrontación con Moreno).
También figura entre los asuntos a tratar el proyecto de implantación de una tasa turística para que las visitas turísticas impliquen ingresos directos para las arcas municipales, después de que el pleno instase a los gobiernos estatal y autonómico a que establezcan un marco legislativo que permita la aplicación de modelos de fiscalidad turística; así como la necesidad de apoyo institucional para la celebración en Sevilla de la gala de los premios Goya de 2023 y del centenario de la exposición iberoamericana de 1929.