Un perro potencialmente peligroso muerde la cara de un bebé y el juez archiva la causa contra la dueña

Eran las diez de la mañana del pasado 18 de junio cuando el perro, de raza American Stanford, estaba con sus dueños en la terraza de un establecimiento de hostelería del centro de El Ejido (Almería). Al paso de un matrimonio con su bebé en un carrito, el animal se abalanzó sobre él y le mordió en la cara. El bebé de 14 meses resultó herido con lesiones graves maxilofaciales, por lo que fue evacuado al Hospital Universitario Torrecárdenas de Almería, donde recibió el alta médica a las pocas horas. Pues bien, el Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 6 de El Ejido ha archivado las diligencias correspondientes al ataque. Aunque dejan la puerta abierta a una reclamación por vía civil por parte de los denunciantes.

El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) abrió sus correspondientes diligencias previas pero, según ha confirmado dicho órgano judicial a elDiario.es Andalucía, “el caso ha acabado por archivarse al no apreciar delito por parte de la propietaria del can”, es por ello que “la causa tendrá que ir por la vía civil”.

“Atado pero sin bozal”

La dueña del animal fue imputada policialmente porque el perro es considerado potencialmente peligroso. el argumento de la propietaria del animal ha sido que “el perro estaba atado pero sin bozal”, que fue su baza cuando prestó declaración acompañada de su abogado horas después de la agresión en la Comisaría local de El Ejido. Se habían instruido diligencias penales por un delito de lesiones graves por imprudencia a la dueña del perro.

ElDiario.es Andalucía ha podido hablar con una familiar muy cercana de la dueña del animal e indica que “para ellos no está siendo nada fácil porque la gente del pueblo ha publicado sus fotos en redes sociales con mensajes difamatorios e incluso con amenazas de muerte hacia su persona; además, son señalados descaradamente en la calle comentando que son ellos los dueños del perro”. “Ella estaba sentada en la terraza del bar y la perra debajo de la silla. Le quitó el bozal para que bebiera agua y fue justo cuando la familia pasó con el carro y el niño. Éste se acercó y le echó los brazos, entonces la perra se asustaría por lo que fuera y la mordió”, narra. Ella recuerda que “la correa mide un metro y estaba dada la vuelta enganchada en la silla de su dueña, así que pongamos que algo menos de un metro”.

 Un portavoz de la Comisaría Provincial de Almería ha explicado a este medio que las diligencias remitidas quedaron concluidas tras tomar declaración en dependencias judiciales a la propietaria del perro, quien ha acreditado que el animal “cuenta con toda la documentación en regla”. También indica la misma fuente que la Policía Nacional de Almería tomó declaración a los padres del pequeño y a los testigos presentes en el lugar de los hechos.

Por su parte, según ha precisado el 112 a este medio, la Policía Local de El Ejido realizó gestiones para trasladar al can a una perrera ubicada en el municipio de Pechina para su custodia y evaluación. “La perra ha pasado una cuarentena de tres semanas en la perrera para comprobar si es agresiva o no y al final el estudio se ha dado por bueno”, explica a este medio la familiar de la dueña del animal. “La perra se la llevó la Policía a Pechina y por lo que dictaminó el juez, no tenían ningún derecho de llevársela porque la ley lo prohibía, pero aún así lo hicieron”, apostilla.

Según la misma fuente, “al niño se le va a indemnizar porque para eso la perra tiene el seguro”. Ella también afirma que no hay conflictos entre ambas partes, que “de hecho, al día siguiente llamamos a la madre del niño para ver cómo estaba porque estábamos muy preocupados por su salud”. “Los padres han sido comprensibles y no ha habido problemas entre ellos, solo se han pronunciado en el juicio”, atestigua.

 Este medio se ha puesto en contacto con la madre del bebé y ella se ha limitado a comunicar que “el niño está bien, gracias a Dios”. Ella no ha querido prestar más declaraciones sobre lo ocurrido porque “aún tenemos el susto en el cuerpo”.

19 denuncias a propietarios de perros potencialmente peligrosos en Almería

La Unidad de Policía Nacional Adscrita a la Junta de Andalucía en Almería contabiliza un total de 19 denuncias por el incumplimiento de la normativa de Perros Potencialmente Peligrosos (PPP) durante la primera mitad del año. Según la normativa autonómica en Andalucía, la tenencia de cualquier animal de compañía definido como potencialmente peligroso, como es el caso de la raza American Stanfford, requiere de la obtención de una licencia administrativa previa otorgada por el Ayuntamiento del municipio en el que resida.

Según han explicado a elDiario.es Andalucía, las infracciones denunciadas más habituales son portar a este tipo de animales sin bozal, no haber contratado el seguro de responsabilidad civil obligatorio por ley o no contar con el psicotécnico preceptivo. Otra mala práctica es que los propietarios de estos PPP no tengan la correa reglamentaria, que no puede superar el metro de longitud. Tampoco se debe sacar a pasear el perro por zonas expresamente prohibidas por la ley, como son los parques infantiles, ni que sea un menor quien lo lleve. 

Qué perros se consideran peligrosos

Actualmente, en España hay ocho razas de perros que se consideran potencialmente peligrosos, según un Real Decreto publicado en el BOE en 2002, de donde deriva la Ley sobre la tenencia de animales potencialmente peligrosos en nuestro país. Recientemente, el Consejo de Ministros ha aprobado el anteproyecto de Ley de Bienestar Animal, impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030. Las razas son: Pit Bull Terrier, Staffordshire Bull Terrier, American Staffodshire (coloquialmente conocido como American Stanford), Terrier, Rottweiler, Dogo Argentino, Fila Brasileiro, Tosa Inu y Akita Inu.

En el texto se establecen múltiples cambios en lo referente a las mascotas, sin embargo, otra de las modificaciones que más han llamado la atención es la eliminación de las razas “potencialmente peligrosas”. Y es que, este término se basa en una ley de 1999 en la que se señala que podrán ser calificados los perros como potencialmente peligrosos tras “la realización de un estudio de sociabilidad individualizado del perro. En todo caso, se establecerán reglamentariamente las condiciones en las que deberán manejarse”. Así pues, si el perro suspende dicha prueba, pasará a considerarse como potencialmente peligroso, por lo que los dueños tenían que obtener una licencia y seguir unas determinadas normas, como llevar bozal de forma constante.