Andalucía baraja “prohibir” a los alcaldes que autoricen fiestas en espacios abiertos para evitar más contagios entre jóvenes

Andalucía tiene 24 brotes activos de coronavirus, con medio millar de contagiados, y una pauta común: el virus se ha propagado a partir de los jóvenes y de personas menores de 40 años. El caso más paradigmático es el de una fiesta de fin de curso de un colegio privado de Córdoba en una macro discoteca, que ha provocado casi un centenar de positivos hasta el momento y ha obligado a la Consejería de Salud a rastrear a más de 400 clientes del local. La sacudida que ésta y otras fiestas nocturnas ha provocado en la sociedad ha empujado al Gobierno de Juan Manuel Moreno a anunciar un endurecimiento de las normas que regulan el ocio juvenil en Andalucía: más restricciones y limitación de horarios en las discotecas y locales nocturnos cerrados, que ahora mismo están acotadas al 40% del aforo, y la posible prohibición de espacios abiertos habilitados para beber y divertirse, lo que comúnmente se conoce como “botellódromos”.

El presidente de la Junta ha convocado el próximo lunes a una reunión a los alcaldes de las ocho capitales de provincia para abordar las limitaciones al ocio nocturno, para intentar frenar los rebrotes de contagios que ponen en riesgo la salud pública, pero también la actividad económica y el turismo. En una entrevista en Telecinco, Moreno se ha mostrado partidario de que se “prohiban” los botellones en cualquier espacio público. “Se va a ir a hacia una prohibición casi total. No se deben producir en ningún lugar dadas las actuales circunstancias”, ha asegurado.

En realidad, estas concentraciones ya están prohibidas en una ley de octubre de 2006. Andalucía ya tiene una de las normas autonómicas más restrictivas en cuanto al ocio nocturno. Hace 14 años, se convirtió en la primera comunidad en aprobar una ley que regula y restringe las actividades de ocio en los espacios abiertos de los municipios. La conocida como 'ley antibotellón' abrió entonces un tenso debate social, un pulso entre el derecho de los jóvenes a divertirse en la calle y el derecho al descanso de los vecinos.

El clima de Andalucía -y el precio abusivo de las bebidas alcohólicas para el bolsillo de los chavales- hizo que proliferara un tipo de ocio multitudinario, barato y ruidoso: los jóvenes compraban lotes de bebidas en los supermercados, bolsas de hielo, vasos de plástico y se concentraban en plazas céntricas y espacios abiertos a beber, hablar y divertirse. Se creó un conflicto con los barrios que “sufrían” estos botellones, quejas que llegaban a los ayuntamientos y que los alcaldes no sabían cómo atajar. Finalmente, la Junta aprobó la citada 'ley antibotellón', que prohibió esas concentraciones so pena de multas económicas, pero dejó en manos de los alcaldes la potestad de habilitar espacios abiertos y autorizar la concentración de jóvenes en ellos. Los botellones desaparecieron del centro de las ciudades, y se fueron al extrarradio en muchas ciudades.

Las palabras del presidente sugieren que la Junta baraja reformar ese artículo de la norma que permite a los alcaldes habilitar 'botellódromos', pero fuentes próximas a Moreno consultadas por este periódico han descartado esta fórmula. Se tratará de una norma de Salud Pública que saldrá del departamento que dirige Jesús Aguirre, y se negociará previamente con los alcaldes. Pero la prohibición o restricción de espacios abiertos para el ocio juvenil no es fácil, y también trae controversia. Los datos de la Consejería de Salud no sitúan los rebrotes de contagios en los llamados botellones que, al ubicarse al aire libre, tienen menos riesgo que una concentración de jóvenes en una discoteca.

Es en estos locales nocturnos donde más contagios se están registrando. Discotecas y bares con espacios de baile (prohibidos) y música alta (que obliga a los clientes a acercarse para hablar y saltarse la distancia de seguridad. La Junta, a pesar de la protesta del sector, sopesa restringir más el acceso a estos locales, limitando el horario de apertura, por ejemplo. Otra cosa es que el presidente Moreno haya preferido centrar el foco en los llamados botellones y las concentraciones de jóvenes en espacios abiertos autorizadas por los ayuntamientos.

La mayoría de los alcaldes no suelen usar ese artículo de la ley antibotellón para habilitar 'botellódromos' sin más, recintos abiertos donde los jóvenes beben y se divierten. Es más habitual que hagan uso de ese artículo para organizar verbenas, fiestas populares o festivales de música y otras artes en espacios abiertos, que cuentan con un velador, grupos de artistas y patrocinadores que dejan pingües beneficios a las arcas municipales. Es algo que se debatirá en la reunión del lunes en San Telmo. Moreno ha convocado a los regidores de las capitales, las urbes más pobladas, sin embargo, el problema de los rebrotes ligados al ocio nocturno tiene una derivada especial estos días en los municipios costeros, donde proliferan las fiestas cerca de las playas.