Andalucía tiene un peso desigual en las listas que han presentado los candidatos a presidir al PP para formar parte de su núcleo duro. Abrumador en el equipo de Soraya Sáenz de Santamaría, y más residual en el de Pablo Casado. La ex vicepresidenta del Gobierno mantiene en la sala de máquinas del partido al hombre clave de su campaña, Javier Arenas; y el vicesecretario de Comunicación contará en su círculo de confianza con el ex ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido. Esto es lo que explica, en parte, por qué ha sido imposible la integración de ambas listas. La división de los candidatos es una prolongación de la honda fractura interna que divide al PP andaluz prácticamente desde que Juanma Moreno se convirtió en presidente regional (la gran victoria orgánica de Arenas sobre Dolores de Cospedal y Zoido).
El peso del PP andaluz en la ejecutiva virtual de Santamaría es proporcional al resultado que la candidata obtuvo en esta región. La ex vicepresidenta del Gobierno ganó con mayoría absoluta, recabó el 54% del voto de los afiliados, y llegó al XIX congreso nacional del partido como favorita. Es posible que este respaldo abrumador -que la ejecutiva regional de Juanma Moreno eleva al 65%- haya sido decisivo para el resultado final. Como consecuencia, Santamaría ha incluido 11 nombres andaluces en sus órganos de dirección -entre el Comité Ejecutivo Nacional y la Junta Directiva-, con la ex ministra de Empleo, Fátima Báñez, como futura secretaria general del partido, en sustitución de Dolores de Cospedal.
Además de Arenas, Santamaría ha elegido para su núcleo duro a su eterno número dos, Antonio Sanz, presidente del PP de Cádiz, que ha coordinado su campaña. También entra otro hombre clave en la actual dirección de los populares andaluces, el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, persona próxima a Moreno. Repiten en la cúpula del partido la ex alcaldesa de Cádiz, Teófila Martínez, y la secretaria general del PP andaluz, Dolores López.
Santamaría también contará con el ex portavoz popular en el Parlamento andaluz, Carlos Rojas, y con la alcaldesa de Jerez, María José García Pelayo, recompensada tras cambiar su apoyo a Cospedal en primera ronda por un respaldo a la ex vicepresidenta. Otros dos regidores, la alcaldesa de Marbella, María Ángeles Muñoz, y el de Almería, Ramón Fernández Pacheco, así como la presidenta del PP de Sevilla, Virginia Pérez, gran rival del clan Zoido en la capital andaluza. Pérez torció el brazo a la anterior ejecutiva provincial en un congreso muy convulso y a cara de perro en el que se evidenció un cisma drástico entre los populares sevillanos.
Pablo Casado ha presentado una lista con menos nombre significados, tratando de no identificarse tanto con el aparato como su rival. Zoido forma parte de su núcleo duro, dentro del Comité Ejecutivo Nacional, junto a la ex alcaldesa de Fuengirola y vicepresidenta del Parlamento andaluz, Esperanza Oña; y otros dos andaluces: Javier Aureliano García y Concha Santa Ana. Para la Junta Directiva, aparecen los nombres de Alberto Díaz, ex portavoz municipal del PP en el Ayuntamiento de Sevilla, y muy próximo a Zoido; Ana Vázquez García y el ex presidente de la Diputación de Cádiz, José Loaiza, muy enfrentado al presidente provincial del PP, Antonio Sanz.
El PP andaluz ha seguido el recuento de papeletas aguantando la respiración. La división interna amenaza la campaña de los populares en unas elecciones que se prevén antes de tiempo, el próximo otoño. “Quiero que Juanma sea presidente de la Junta. Puede que nos queden sólo 12 semanas para las urnas en Andalucía, no podemos permitirnos más veleidades. Hay que unir el partido cuanto antes, es lo que está pidiendo la militancia”, dice el presidente provincial del PP de Granada, Sebastián Pérez.