La distancia social que impone la pandemia ha privado a Susana Díaz (Sevilla, 1974) de una de sus fortalezas políticas: la cercanía. La secretaria general del PSOE andaluz y ex presidenta de la Junta está acostumbrada a tocar a su interlocutor cuando estrecha confianzas. Esta entrevista estaba programada para el 18 de febrero, pero tuvo que pararse ese mismo día porque se puso de parto y dio a luz a su hija, Rocío. En estos tres meses el mundo ha cambiado para siempre. La crisis del coronavirus interrumpió su permiso por maternidad y Díaz ha vuelto a la primera línea más relajada. No dejará de sonreír durante toda la entrevista, pero también permanecerá gran parte del tiempo con los brazos cruzados ante el periodista. Por si acaso.
Acaba de ser madre por segunda vez. ¿Se puede conciliar y teletrabajar?
Es muy difícil, porque las circunstancias son excepcionales. En un espacio normal, sin confinamiento, con el curso escolar funcionando, sí sería posible. El teletrabajo y las videoconferencias han venido para quedarse.
¿Se ha hecho la prueba del coronavirus?
No.
¿La sanidad pública andaluza estaba preparada para una crisis de esta magnitud?
La sanidad pública andaluza sí, las autoridades sanitarias no. Los profesionales sanitarios y su gestión han sido un ejemplo, pero el hecho de que haya más de 8.000 facultativos [contagiados] significa que no ha habido por parte del Gobierno de Andalucía ni de la Consejería de Salud los medios ni la protección ni la prevención necesarias.
La tasa de contagios en Andalucía es muy inferior a la media. ¿Cree usted en la gestión anticipada que defiende el Gobierno de Juan Manuel Moreno?
Andalucía ha tenido la suerte de que la fuerza con la que ha llegado el virus ha sido menor que en otras partes de España. Igual que ha sucedido en el Algarve portugués o en el sur de Italia. Con el tiempo sabremos las variables de por qué ha sido así: el clima, el tema industrial, la menor movilidad internacional… En cambio hay elementos que dicen que el Gobierno no ha hecho lo que tenía que hacer en esta tierra, como que el número de contagios entre los sanitarios sea mayor. Si el virus ha llegado con menos fuerza, ¿por qué tenemos diez puntos más de contagios entre los sanitarios, por qué el 40% de fallecidos en las residencias de mayores, que también es competencia de la Junta? ¿Anticiparse qué es? ¿Decir el 6 de febrero que tienen todo el estocaje de protección necesaria, y que luego los profesionales se pasen toda la alerta denunciando que no cuentan con medios? ¿O que seamos la región de España con menos pruebas, test y PCR? Creo que ahí hay negligencia y dejadez, elementos que tendremos que valorar cuando pase la alerta y, evidentemente, vamos a pedir que se depuren responsabilidades.
¿Van a exigir la dimisión del consejero de Salud, Jesús Aguirre?
Nosotros no somos como el PP de Pablo Casado. Ahora toca arrimar el hombro, si el Gobierno andaluz se dejara ayudar. El lunes vamos a registrar en el Parlamento la petición para que el Gobierno comparezca de forma urgente y explique qué está pasando con los contagios entre el personal sanitario. No descartamos nada. Entramos en una fase de la desescalada en la que los centros de Atención Primaria son vitales para poder controlar las cadenas de contagio. Y esos centros de salud ni se están reforzando ni se están abriendo los que se cerraron al inicio de la alerta sanitaria. Hay muchos municipios con el centro de salud cerrado, otros que lo están cerrando ahora por la tarde por el plan de verano, y no se están contratando médicos de familia para reforzar esos centros. Nos preocupa mucho, porque ahí está la garantía de que el rebrote que podría venir en otoño tenga menos intensidad y afecte menos para no dar pasos atrás y que nos vuelvan a confinar a todos.
¿El Gobierno de España debió declarar el estado de alarma una semana antes?
Nadie en el mundo iba a imaginar la situación a la que nos íbamos a enfrentar. Cinco de las siete economías que más crecen en Occidente son las más afectadas por el virus. Si debió ser antes o después… creo que es una situación inédita que habrá que analizar con el tiempo. El propio Gobierno ha reconocido fallos. El confinamiento era una medida muy controvertida y a Andalucía le vino bien.
Es usted más concluyente con las decisiones que debió tomar la Junta andaluza que con el Gobierno de Pedro Sánchez...
Hay una diferencia: el Gobierno central ha hecho autocrítica, ha admitido fallos y ha tenido enfrente una oposición con una actitud desaforada, una carrera alocada por tumbar exclusivamente al Ejecutivo. La Junta no ha hecho autocrítica y ha tenido a una oposición responsable, dispuesta a ayudar. La diferencia es importante y ni siquiera lo han aprovechado.
¿El presidente Moreno está siendo leal con el Gobierno de Sánchez?
Yo creo que no está siendo leal. Primero porque no estamos en un tiempo en el que los ciudadanos esperen de los políticos frases con doble sentido, decir una cosa queriendo decir la contraria. Aquí se ha abusado en exceso de querer culpar al Gobierno de España de todo. Ha salido de todas las conferencias de presidentes autonómicos culpando al Gobierno de la nación absolutamente de todo. Y por último, en el proceso de desescalada, hemos conocido por un medio que se mandaron dos documentos distintos, sin firmar, con alteraciones, exclusivamente para hacerle el juego a Casado y poner en peligro la salud de malagueños y granadinos.
¿Usted conoce el documento técnico del Ministerio de Sanidad que explica por qué Granada y Málaga no pasaron a la fase 1?
Conozco lo que han publicado los medios y lo que me ha trasladado el Ministerio, porque el Gobierno andaluz no me ha trasladado nada. A mí el presidente de la Junta me ha llamado solo una vez desde el 13 de marzo y fue para hablar de otra cosa.
El PP nacional ha denunciado al Gobierno ante la Fiscalía por el reparto de mascarillas defectuosas. La Junta ha incurrido en el mismo error y Moreno ha pedido perdón. ¿El PSOE va a denunciar a la Junta por este asunto?
Aquí ha habido siete lotes defectuosos, y la admisión del error fue después de intentar endosar la culpa al Gobierno de España, ahí es donde falta la lealtad. Yo creo a un político cuando pide disculpas si lo hace en el minuto uno, pero si primero intenta endosar el error al Gobierno, y cuando se demuestra que era su responsabilidad, entonces pide disculpas, es evidente que la voluntad era otra. Ahora es el momento de ir todos contra el virus, no todos contra un Gobierno. Pero cuando pase esto, pediremos que se depuren responsabilidades. Tengo la sensación de que ya en plena alerta sanitaria, la derecha española, Casado, Abascal y el PP en su conjunto, porque Moreno no se ha desmarcado de Casado, decidieron, en vez de ir contra el virus, ir contra el Gobierno.
En sus años como presidenta andaluza afrontó muchas tensiones con el sector sanitario. Hubo 100.000 andaluces manifestándose en las calles para reclamar mejoras en la sanidad pública, cuatro altos cargos de Salud fueron cesados, el presupuesto sanitario menguó de 2010 a 2017. ¿Diría que una de las razones por las que perdió el Gobierno andaluz fue el deterioro de la sanidad pública?
Fueron muchas razones. Hemos tenido más de un año para analizar qué pasó aquel 2 de diciembre [elecciones autonómicas de 2018]. Hicimos autocrítica, aprendimos bastante de aquello, y en el futuro estamos convencidos de que cuando volvamos, espero que pronto, lo hagamos tomando nota de lo que pasó. Pero si algo tuvimos, a pesar de todas aquellas manifestaciones, fue una voluntad clara de proteger la sanidad pública. Eso nos diferencia. Nosotros sabíamos desde el minuto uno de la crisis de 2008 a 2012 que había que blindar la sanidad. Es cierto que hubo recortes salariales y eso creó malestar entre los profesionales. Pero después se devolvieron esos recortes, que eran anteriores a que yo llegara a la presidencia.
Nosotros optamos por hacer un esfuerzo económico entre los trabajadores y no despedir, y eso creó malestar. Otras comunidades, como Madrid, optaron por despedir. ¿Y qué pasó al final de la legislatura? Que en un momento de crecimiento económico la gente quería recuperar lo que había perdido en la crisis a más velocidad de lo que se podía. También hubo otro tipo de intereses. Hoy se conocen los whatsapp entre los hoy dirigentes del Gobierno andaluz y las personas que lideraron aquellas manifestaciones. A pesar de todo, la sanidad pública andaluza dio ejemplo, ha resistido en esta crisis porque tenía fortaleza, porque durante nuestro Gobierno no cerrábamos hospitales, se abrían: en La Línea, en Lebrija, y muchas otras infraestructuras sanitarias. Evidentemente eso ha ayudado. ¿Y ahora qué se está haciendo? Todo lo contrario: cerrar centros de salud, no proteger a los profesionales, no aumentar las plantillas… un desmantelamiento solapado de esa joya de la corona que nosotros siempre reivindicamos y, a la hora de la verdad, ha dado ejemplo.
¿No se siente corresponsable de la situación en la que se encuentra la sanidad pública andaluza cuando llega la crisis del coronavirus?
Al contrario, si lo ha reconocido el presidente de la Junta: que lo mejor que ha tenido Andalucía en esta crisis ha sido el sistema público de salud. Quien ha piropeado al sistema público de salud ha sido el actual Gobierno, que ha reconocido que es magnífico.
¿Usted se siente aludida con esos piropos por su gestión en el Gobierno?
No, no. Eso es para los profesionales. Un buen gobernante sabe que lo bueno es para aquellos que están en la primera línea de la trinchera y lo malo lo tienes que corregir tú. Cada piropo lo entiendo para el sistema público de salud, por eso creo que si lo han hecho tan bien sin estar protegidos, si han puesto en riesgo sus vidas sin medios, merecen un plus de peligrosidad, y que el Gobierno andaluz apruebe esa medida cuanto antes para todos los sanitarios.
La Junta reclama al Gobierno más dinero del fondo extraordinario contra la COVID-19. Argumenta que invirtió más en la anticipación a la crisis y pide primar el peso poblacional en el reparto de fondos. Otros gobiernos regionales del PSOE, como el valenciano, plantean algo similar. ¿Comparte ese argumento?
Yo le he pedido a Moreno Bonilla que traiga al Parlamento lo que ha gastado, que lo enseñe con transparencia, y yo le acompaño en la reivindicación. Porque una cosa es lo que está diciendo de cara a la galería, y otra lo que plantea. Él tiene que reconocer que no ha invertido en Málaga o Granada lo mismo que en Almería o en Huelva, porque el virus ha entrado con más fuerza en las dos primeras provincias. Pues lógicamente habrá zonas donde el Gobierno de España habrá tenido más gasto sanitario que en otras. Dentro de la asignación del endeudamiento que ha hecho el Estado, hay partidas que no van ligadas al gasto sanitario, sino a lo que las comunidades dejan de ingresar por la crisis económica, y ahí Andalucía saldrá beneficiada y los socialistas andaluces reivindicaremos que sea así. Pero si el gasto sanitario [en Andalucía] es superior a lo que contempla en estos momentos el Gobierno de España, que lo enseñe Moreno Bonilla y los socialistas andaluces lo vamos a apoyar y vamos a defender con él lo que haga falta. Que lo haga con transparencia. Si me pregunta cuál es la característica del Gobierno andaluz en la gestión de esta crisis: la opacidad. Siempre tarde, mal o filtrado a algún medio.
¿Andalucía va demasiado rápido o demasiado despacio en la desescalada?
Bueno, parece que van en una carrera alocada para buscar titulares. Me resulta llamativo que en esa carrera, a veces de siete días, estén poniendo en peligro la salud de malagueños y granadinos y la imagen de Andalucía y de la Costa del Sol.
Usted ha defendido que en las próximas semanas las comunidades tengan más capacidad de decisión en la gestión de la crisis. ¿Andalucía debe poder decidir su ritmo de desescalada tras la próxima prórroga del estado de alarma?
Lo que yo trasladé lo hice después de haberlo hablado con el presidente del Gobierno. El próximo estado de alarma no va a ser igual: la voluntad de Sánchez es consensuarlo con todos los partidos y con las comunidades. Lo que se ha llamado cogobernanza. Tendrán mucha más capacidad de decisión, porque una vez que el estado de alarma ya no esté, el mando único revierte a las comunidades. Si esa transición se hace pactada, será una garantía para todos.
¿Cuándo debería pasar el Gobierno central el mando de la crisis a Andalucía?
Cuando acabe la última fase de la desescalada, es lo que dicen los técnicos. Pero mientras tanto tiene que aumentar mucho la capacidad de decisión de las comunidades, tienen que participar más.
Usted es muy autonomista y el mando único está tensionando mucho el Estado de las Autonomías…
El mando único no te quita las competencias para gestionar la sanidad pública andaluza. Aquí es dónde se ve la impostura y la sobreactuación de algunos gobernantes. Cuando las cosas se hacían bien, se autocalificaban y se ponían medallas. Cuando las cosas venían torcidas, miraban al Gobierno de España y al mando único. Y eso es una falta de lealtad institucional, no con el Gobierno, sino con los españoles.
Esta semana, el presidente de Castilla y León, del PP, y el líder de la oposición, del PSOE, han sentado las bases del primer pacto político frente a la COVID-19. ¿Ve factible esta suerte de gran coalición a la andaluza?
Bueno, una gran coalición es otra cosa, sería dentro de un Ejecutivo, que no es el caso. Aquello es un gran acuerdo político, cosa que yo he defendido aquí, pero no entre dos fuerzas, sino entre todos los partidos y los agentes sociales. Por eso pedí una comisión parlamentaria para que todos sumáramos esfuerzos en la recuperación para que Andalucía salga cuanto antes de la situación que vamos a atravesar. La Junta debería tener prisa en anticiparse y poner las bases de la comisión para hacer frente a la crisis económica, con un plan de choque para el empleo, acordado con los ayuntamientos, un plan específico para el turismo, que junto a la hostelería y la cultura son los sectores que más van a sufrir en esta crisis.
Usted ha ofrecido a Moreno pactar la reformulación de los actuales Presupuestos andaluces. Pero la Junta defiende bajar los impuestos y el PSOE se inclina por articular nuevas figuras impositivas…
Yo le he planteado: traiga usted una reformulación de sus Presupuestos garantizando que se va a blindar la educación pública, donde debemos reforzarnos en materia digital, por si en el futuro vuelven a darse situaciones de este tipo, para que no haya niños con más posibilidades que otros. Proteger y reforzar la sanidad pública y la creación de empleo. Con esas líneas rojas, estamos dispuestos a sentarnos a hablar.
El vicepresidente Pablo Iglesias ha planteado un nuevo impuesto a los ricos. Si volviera a ser presidenta de Andalucía, ¿repondría el impuesto de sucesiones y donaciones para las grandes fortunas?
Ese fue un impuesto que generó mucha controversia. Tiene un debate ideológico de fondo, de si las 300 grandes fortunas de Andalucía debían pagar o no pagar, pero cuando ese debate se vuelva a abrir, creo que la sociedad andaluza ya lo ha amortizado. Y cuando la gente ya ha amortizado algo, es absurdo nadar a contracorriente.
Quiere decir que no tiene marcha atrás.
Claro. Cuando los ciudadanos no comparten contigo que esos 300 ricos tienen que pagar más… A mí me paraba gente por la calle para decirme: Susana, ¿vamos a quitar el impuesto de sucesiones? Y yo les decía: ¿Pero usted tiene un millón de euros? Yo no. Entonces no tiene que pagarlo. La gente no lo sabía, porque hubo un proceso de desinformación enorme. Yo sí creo que ahora, en el nuevo escenario, las 300 grandes fortunas de Andalucía tendrán que pagar, si no es a través de esa figura impositiva, pues de otra, pero los ricos tienen que pagar más, evidentemente. Los trabajadores y las clases medias, en absoluto. A ellos hay que darles oxígeno, y ayudar a las empresas que mantengan el empleo. Los ERTE han venido bien porque los trabajadores han tenido protección, pero ha sido una ayuda enorme a las grandes empresas para que mantengan el empleo. Y ahora el señor Moreno Bonilla tendrá que explicar quién va a pagar la nueva situación económica. Yo ya le digo que la deberían pagar los 300 más ricos y las grandes fortunas que normalmente hacen lo imposible para no pagar.
¿El sistema productivo andaluz estaba preparado para el impacto de esta crisis?
Nosotros estábamos en un proceso de transformación hacia un nuevo modelo productivo. Pero los indicadores de marzo decían que Andalucía había entrado en un proceso de ralentización. Antes de la pandemia, nuestras importaciones estaban cayendo, el dato del paro era el doble que en España, y nuestra producción industrial también caía. El propio Gobierno andaluz empezó a reconocer que las previsiones con las que había hecho el Presupuesto de 2020 ya no eran las mismas. Nos ha cogido la pandemia en un momento de ralentización de la economía, de modo que la situación es más difícil que hace un año.
Algunos informes económicos hablan de un desplome del 25% del PIB y un 30% del paro. ¿Cuántos años va a necesitar Andalucía para reconstruirse?
Hay una horquilla entre lo que dijo el observatorio del BBVA, el más optimista, que estaba en torno a un 8 o 10%; el Observatorio Económico habla de un porcentaje más elevado; y la Junta se mantiene en una horquilla intermedia. Habrá que ver si hay rebrotes, si la recuperación es en U y no en V, o si vamos a tener una crisis prolongada.
¿Cuándo se dio cuanta de que el PSOE había perdido la confianza de parte de las clases tradicionalmente de izquierdas, antes o después de las elecciones del 2D?
Fue una campaña difícil, porque dentro de la izquierda andaluza hubo un sector que atacó más al PSOE andaluz que a la derecha, y eso debilitó la participación y desmovilizó muchísimo. Igual que nosotros hemos hecho autocrítica, otros habrán pensado que con ese ataque desaforado al PSOE-A le estaban haciendo el caldo de cultivo a la derecha, como después se vio. Los mismos que atacaron al Gobierno de Andalucía antes del 2 de diciembre se pusieron en contra del acuerdo de coalición del Gobierno de España [PSOE-Unidas Podemos].
¿Qué errores cometió usted?
Si no llegamos a cometer errores en 37 años, nos engañaríamos. Había cierto desgaste lógico, fueron muchas variables, pero los ataques que sufrimos de la propia izquierda ayudaron a la desmovilización.
Las grandes manifestaciones de andaluces por los recortes en la sanidad pública, ¿no le hicieron saltar las alarmas?
Sí, claro, evidentemente, siempre. Lo que pasa es que nosotros, cuando hay una manifestación, la escuchamos, tomamos nota, intentamos corregir aquello que es posible, hay otros que las denostan y las califican de ideológicas, por ser suaves.
Durante el año en el que le disputó el liderazgo a Pedro Sánchez, una parte de su partido –también el hoy vicepresidente Pablo Iglesias– la situó a usted a la derecha del PSOE. ¿Ha conseguido quitarse ese traje?
Bueno, el hecho de que yo sea moderada y me gusten los acuerdos, el diálogo y el entendimiento hay a quien no le agrada, pero es mi manera de estar en la política. Yo creo en el acuerdo y para mí los intereses de España y de Andalucía están por encima de los intereses partidarios, eso tiene un coste muy elevado, y no todo el mundo está dispuesto a sacrificarse. A la vista está ahora. No todo el mundo está dispuesto a decir: “Oye, esto ahora va de salvar a España y a los españoles”. Prefieren salvarse a ellos. Yo lo pagué, aunque algunos no lo entiendan.
Tras año y medio con un Ejecutivo de PP y Ciudadanos, con apoyo de Vox, ¿cree que los andaluces han perdido el miedo a un Gobierno de derechas?
Al contrario, ahora empiezan a verle el rostro a un Gobierno de derechas. Al principio es normal, porque la gente tiene que ver a los gobiernos rodar, pero ahora están viendo con claridad a un Gobierno que ha dejado a los profesionales a la intemperie, que ha cerrado centros de salud en plena alerta sanitaria, que no ha tenido reparo en hacer recortes en la sanidad pública, y veremos a ver cuando llegue la crisis económica, a quién deciden salvar. Ahí se verá de parte de quién están.
¿Susana Díaz es la persona que puede devolver la confianza al electorado de izquierdas en Andalucía?
Estoy trabajando para eso, y serán mis compañeros quienes lo decidan. Con humildad. Yo he tenido que hacer autocrítica de qué no hicimos bien, no ha sido fácil, no ha sido fácil. Es duro y es difícil. Pero ahora estamos con toda la ilusión y las ganas, y cuando llegue el momento ya lo decidirán los compañeros. Ahora no me parece justo con los andaluces que estemos pensando en esto.